Fabricantes estadounidenses dijeron que los aranceles tendrían consecuencias devastadoras, tanto para ellos como para los consumidores en Estados Unidos, pues elevará los precios de innumerables artículos, desde aguacates hasta ropa y dispositivos médicos. Muchos fabricantes de automóviles, entre ellos General Motors Co., envían vehículos fabricados en México a Estados Unidos. Estos automóviles podrían estar sujetos a los nuevos impuestos de Trump.
Mientras, el T-MEC debe ser aprobado por los legisladores de los tres países, pero es poco probable que México ratifique el pacto si debe hacer frente a un nuevo lote de aranceles impuestos por Trump apenas unos meses después de forjar el nuevo acuerdo que habrá de remplazar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Por Paul Wiseman
WASHINGTON (AP) — La amenaza del Presidente Donald Trump de imponer nuevos aranceles a los productos que Estados Unidos importa de México corre el riesgo de sabotear no sólo su promesa de forjar acuerdos comerciales más favorables, sino también a la propia economía estadounidense que, según él, se ha fortalecido bajo su mandato.
Trump mantuvo el viernes su amenaza de aplicar un arancel de 5 por ciento a las importaciones procedentes de México a menos que el vecino del sur frene el arribo de migrantes centroamericanos a la frontera común.
Fabricantes estadounidenses dijeron que los aranceles _que entrarían en vigor el 10 de junio_ tendrían consecuencias devastadoras, tanto para ellos como para los consumidores en Estados Unidos, pues elevará los precios de innumerables artículos, desde aguacates hasta ropa y dispositivos médicos.
Su amenaza repentinamente puso en duda las perspectivas de un nuevo acuerdo comercial para las tres naciones que forman América del Norte. El año pasado, el gobierno de Trump negoció el nuevo acuerdo, llamado formalmente en español Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC, o USMCA por su acrónimo en inglés) y le significó un triunfo de su política económica.
El T-MEC debe ser aprobado por los legisladores de los tres países, pero es poco probable que México ratifique el pacto si debe hacer frente a un nuevo lote de aranceles impuestos por Trump apenas unos meses después de forjar el nuevo acuerdo que habrá de remplazar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Después de todo, el objetivo de los acuerdos de libre comercio es liberar a los países de los aranceles y otras políticas proteccionistas que perjudican a sus exportadores.
“Será muy difícil que el USMCA pueda seguir avanzando después de esto”, comentó Philip Levy, quien fue economista de la Casa Blanca durante el mandato del Presidente George W. Bush y ahora es miembro principal del Chicago Council on Global Affairs (Consejo de Asuntos Globales de Chicago).
“El Presidente ha dicho esencialmente a los mexicanos que el acuerdo no les ofrece ninguna garantía contra el proteccionismo comercial (de Estados Unidos). Les pide que pasen por el aro sin recibir una recompensa”, agregó.
Si Trump procediera con su amenaza de aplicar aranceles escalonados a las mercancías procedentes de México, el daño económico podría ser de gran alcance.
Es casi seguro que México tomará represalias, aplicando sus propios aranceles y probablemente apuntará a los productos agrícolas procedentes de Estados Unidos. El año pasado, México compró bienes y servicios estadounidenses por valor de 300 mil millones de dólares, cifra sólo superada por Canadá. Estados Unidos importó 378 mil millones de dólares de México, con lo que el país latinoamericano se colocó en segundo sitio, debajo de China.
Muchos fabricantes de automóviles, entre ellos General Motors Co., envían vehículos fabricados en México a Estados Unidos. Estos automóviles podrían estar sujetos a los nuevos impuestos de Trump.
“El potencial repentinamente renovado de los aranceles a los bienes provenientes de México revive un riesgo (para los fabricantes de automóviles y proveedores) que muchos creían que ya se había superado”, después de la firma del T-MEC, afirmó Itay Michaeli, analista de automóviles de Citi Research. “Esta nueva incertidumbre es claramente negativa para las acciones de la industria automovilística”.
Gregory Daco, el principal economista estadounidense en Oxford Economics, calcula que aplicar el arancel completo de 25 por ciento a los productos mexicanos restaría 0.7 puntos porcentuales al crecimiento de Estados Unidos para el año próximo.
Trump ha llevado a Estados Unidos a la mayor guerra comercial desde la década de 1930. Al acusar a China de robar tecnología estadounidense y coaccionar a empresas norteamericanas para que entreguen secretos comerciales, el Presidente ha impuesto aranceles del 25 por ciento sobre productos chinos valorados en 250 mil millones de dólares. También planea afectar a los 300 mil millones de dólares restantes en productos procedentes de China que aún no se han visto perjudicados.
Once rondas de conversaciones no han logrado poner fin al enfrentamiento con Beijing. Las negociaciones se interrumpieron hace varias semanas después de que funcionarios estadounidenses acusaran a China de incumplir los compromisos que había contraído en rondas anteriores de negociación.
Jorge Guajardo, un ex diplomático mexicano que ahora es director sénior de la firma consultora McLarty Associates, se pregunta por qué cualquier país aceptaría un acuerdo comercial con Trump después de lo que le ha pasado a México.
“En resumen: A Trump le gustan (los aranceles) y siempre buscará una excusa para imponerlos”, tuiteó Guajardo. “Ningún país debe engañarse pensando que pueden apaciguarlo para evitarlos”.