Planes

01/06/2014 - 12:00 am

Planeo despertar, pronto, con ganas de despertar, sintiendo las mantas como un abrazo que detiene las posibilidades de correr cuando la gente no ha salido aún con sus perros y hay una neblina perezosa que mis piernas disipan. El frío matutino sonrojará mis mejillas y los dedos entumidos por no haber escrito hace semanas comenzarán a estirarse y me pedirán que les corte las uñas estorbosas para poder empezar algo, que puede ser una afrenta contra la página en blanco o una cobija. Me gusta coser y hago cobijas, quizá por que ha sido un invierno muy largo y aunque el sol se asoma, me he vuelto precavida y temblorosa, y les guardo a las vacas flacas el heno en el granero por si, de nuevo, la cosecha se inunda de agua salada y finales inesperados.

Voy a cantar sin pensar en aterrizar en la nota correcta, eligiendo la canción que mejor le quede a la caída del agua en la regadera, y por una vez no pensaré en el orden obsesivo que tengo para todo, y quizá me comeré el postre antes que la ensalada y pensaré que esos son los premios de la adultez. Me vestiré como una adolescente y me negaré a cubrirme las heridas, hablaré con uno o dos extraños y seré una persona diferente para cada uno, aunque siempre, en el fondo igual. “Todos queremos conectar”, les diré alegremente, y alegremente me tomaré una copa de vino espumoso que no será añejado ni complejo ni nada de nada, sólo burbujas dulces para escalofriarme con más facilidad, para dejarme rozar y mirar y sonrojarme como una niña que aprende a coquetear y cuyo encanto reside en su ignorancia.

Quiero salir de este cuarto al mundo que me espera, mirarme en cada espejo sin juzgar mi atroz vanidad y aspirar los aromas del mercado de especias. Voy a comprar juguetes y armar de nuevo edificios sin planear quién los habitará y, si una noche camino dormida y los destrozo, no me lo reprocharé. Voy a escribir poemas que no rimen, usar calcetines que no combinen, planearme diez futuros improbables, ver la película más estúpida de la cartelera. Voy a usar un nuevo apodo y un paraguas con agujeros, voy a tocarme como a un piano y a bailarme como a un tango, voy a perdonarlos a todos, soltar el papalote y suspirar sin saber por qué.

Planeo irme a dormir, pronto, agotada, guiñándome el ojo por algún dulce secreto, con la misma ropa de ayer pero con el sueño de mañana.

Lorena Amkie
Nació en la Ciudad de México en 1981. Su idilio con las palabras empezó muy temprano y la llevó a pasearse por la poesía, el ensayo y el cuento, para encontrar su hogar en la novela. Graduada de Comunicación por la Universidad Iberoamericana, ha publicado la trilogía gótica para jóvenes Gothic Doll (Grupo Planeta) y la novela El Club de los Perdedores. Imparte talleres de escritura creativa y colabora con distintos medios impresos y digitales. Su cercanía y profundo respeto hacia su público, así como su estilo franco y nada condescendiente, le han valido la atención de miles de jóvenes en México y Latinoamérica, situándola como una de las autoras de literatura juvenil más interesantes en el mundo de habla hispana actualmente.
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