Muchas personas hemos compartido nuestro hogar con animales como perros, gatos y aves, y hemos tenido la fortuna de generar vínculos afectivos fuertes y verles envejecer. Envejecer siendo de una especie no humana podría considerarse un privilegio que pocos animales logran tener.
La mayor cantidad de animales mamíferos que existen en el mundo se encuentran siendo explotados y criados para consumo dentro de las granjas industriales. Según un estudio publicado en “Proceedings of the National Academy of Sciences”, el 60 por ciento de los mamíferos son animales como vacas, cerdos, chivos y borregos, el 36 por ciento lo representa la población humana y tan solo el 4 por ciento son mamíferos en estado “salvaje”. En el caso de las aves, el 70 por ciento son pollos, pavos y gallinas, mientras que el porcentaje restante son aves salvajes. Y para variar, se estima que también hemos sido la causa principal de la pérdida del 83 por ciento de los mamíferos salvajes.
La diferencia entre la expectativa de vida promedio de los animales criados para consumo y su expectativa de vida real es impactante. Esta diferencia básicamente parte del interés económico, la industria desea generar mayores ingresos en el menor tiempo posible y esto se traduce en una mayor cantidad de animales siendo manipulados genéticamente, explotados y asesinados en el menor tiempo posible. Cada hora, la industria cárnica asesina a 1 millón de animales, la mayoría de estos animales son juveniles con cuerpos de adultos. A parte de ser cruel, esto también es insostenible y está cobrando factura a nivel ambiental.
Las ovejas pueden vivir hasta los 15 años, pero son asesinadas cuando tienen entre 3 y 10 meses. Los cerdos también pueden vivir 15 años, pero cuando son enviados al matadero pesando aproximadamente 350 kilogramos, siguen siendo juveniles de entre 3 y 6 meses de edad. En el caso de los pollos, que son los animales terrestres más abusados del mundo, se les arrebata su vida cuando apenas tienen 6 semanas.
Hay otros animales cuya expectativa de vida depende de su utilidad para las granjas, como es el caso de las vacas y las gallinas. Las vacas pueden vivir hasta 20 años, pero en las granjas lecheras las matan a los 5 años, cuando la producción de leche tiende a disminuir. Las gallinas pueden vivir hasta 10 años, pero en las granjas pasan aproximadamente 2 años de su vida encerradas en pequeñas jaulas de batería, donde son forzadas a producir una cantidad antinatural de huevos. Cuando la producción baja, son vendidas como carne de segunda.
Los animales nacidos en las granjas industriales sólo conocen el sufrimiento, el confinamiento, estrés y dolor. Sufren crueldades indescriptibles, como son las mutilaciones sin anestesia, enfermedades y muertes agonizantes. Todos los días tenemos la oportunidad de elegir no ser parte de esto y elegir alternativas que sean más respetuosas y justas con los animales.