Economía

Acarreados durante décadas por sus líderes, los obreros podrán decirles NO desde hoy, y echarlos

01/05/2019 - 12:05 am

El primer año de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene ya una nueva Reforma Laboral. Aunque llega con dudas y con temas pendientes –como la regulación del outsourcing–, especialistas coinciden en que la legislación recientemente aprobada comenzará a romper la estructura sindicalista que caminó por más de 80 años, hombro con hombro, del poder político y económico del Partido Revolucionario Institucional y que también provocó la precariedad de la clase trabajadora en México.

Ciudad de México, 1 de mayo (SinEmbargo).- La derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) el pasado 1 de julio trajo consigo otros derrumbes y en esta conmemoración del día de los trabajadores la aprobación de la Reforma Laboral luce como la legislación que pondrá fin a las estructuras sindicales que ese partido adoptó y que dotó de poder, aunque el costo fuera el trabajo digno y bien remunerado de los mexicanos.

Abogados laborales coinciden en que este 1 de mayo es distinto a los demás porque las estructuras sindicales, esas “viejas estructuras”, hoy crujen. El también reconocido como “sindicalismo oficial”, no figura en la lista de oradores del acto presidencial del Día del Trabajo y no serán protagonistas de los eventos solemnes; ahora tendrán que trabajar en acoplarse a las nuevas leyes de justicia laboral, libertad sindical y negociación colectiva.

El día de hoy se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la Reforma Laboral que es secundaria a la ley de 2017 y modifica 479 artículos de los mil 010 que tiene la Ley Federal del Trabajo.

El punto medular de esta nueva legislación es la procuración de libertad sindical en un país en el que el 43 por ciento de los sindicatos de trabajadores está concentrado en tres centrales obreras íntimamente ligadas al priismo, y cuya fundación data de hace más de 80 años: CTM (Confederación de Trabajadores de México), CROC (Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos) y CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana), de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS); en el que la percepción de corrupción en esas organizaciones crece y cuando la precariedad laboral se refleja en pobreza.

El punto medular de esta nueva legislación es la procuración de libertad sindical. Foto: Cuartoscuro.

Hace apenas un año, Carlos Aceves del Olmo, de la CTM, Isaías González de la CROC y Luis Miguel Victoria Ranfla del SNTISSSTE acompañaron al Presidente Enrique Peña Nieto en el evento del 1 de mayo, hoy algunos han anunciado protestas como paros nacionales y se muestran inconformes con la ley.

De acuerdo con la Unidad de Datos de SinEmbargo, la CTM (776), la CROC (416) y la CROM (341) son las centrales obreras con más organizaciones afiliadas a nivel nacional. De ese modo, dos de cada cinco sindicatos de trabajadores registrados ante la STPS (1 mil 533 de 3 mil 579) están ligados a ellas.

Estos grupos han operado como centrales electorales para ciertos grupos de interés y luego dieron pie a la formación de otras centrales de trabajadores como la Confederación Revolucionaria de Trabajadores y la Confederación de Trabajadores y Campesinos.

“Este 1 de mayo veremos ya el declive de los grandes. La gerontocracia sindical está crujiendo”, señaló al respecto Enrique Larios Díaz, presidente del Colegio de Profesores de Derecho del Trabajo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sin embargo, aunque la ley está puesta, uno de los retos que trae consigo es que haya pruebas contundentes de que habrá voluntad política para acabar con el charrismo sindical, así lo señaló el abogado laboral e integrante del Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral, Rodrigo Olvera.

UNA NUEVA ERA SINDICAL

Larios Díaz explicó que el marco reglamentario nuevo presenta algunos avances en la materia sindical ya que resultaba “escandalosa ya” la simulación en las relaciones laborales, pero que acabar con esto probará la fuerza que tenga el Estado para emitir sanciones.

Sin embargo, la aprobación de la ley genera ya los primeros efectos: las estructuras de los viejos sindicatos están crujiendo.

“Las viejas estructuras están sintiendo primero la división y probablemente muy pronto, la desintegración. Uno de los malestares de las organizaciones sindicales son que los liderazgos son de gente mayor, podemos observar una gerontocracia en las dirigencias sindicales, es el poder de los viejos. No le han dado oportunidad a los jóvenes de convertirse en líderes sindicales, entonces las dirigencias han envejecido y en muchos casos se han perpetuado sin tener el respaldo de las bases”, comentó en entrevista.

Agregó que es representativo que algunos líderes a pesar de su mal estado de salud, que ya no les permite continuar, se aferren a los liderazgos, por lo que se ha creado una “gerontocracia sindical, son personas de edad muy avanzada y hasta que no dan el último hálito de su vida no dejan de ser líderes sindicales, pero no dicen nada y todas las cuestiones para poder legalizar a esas dirigencias, son de papel”.

Al respecto, Rodrigo Olvera señaló que esta legislación es resultado de la persistencia del movimiento sindical contra los “sindicatos charros” y “corruptos”, pero que la ley esté ya aprobada no se convierte en una varita mágica que resuelve las cosas de un día para otro.

“Pensemos en los trabajadores que han estado durante décadas tratando de democratizar estos sindicatos; tienen una experiencia acumulada de represión y saben que no porque les digas que cambió la ley ellos van a cambiar. Las y los trabajadores tienen que ver en los hechos que realmente va en serio y que sí se aplica la nueva ley a su favor, todas las organizaciones, no solo la CTM y demás, tienen que empezar a representar realmente los intereses de los trabajadores”, comentó.

“Hay que decir que por lo menos hoy en día se pretende, esperemos se logre, de que las prácticas ya no se lleven a cabo, de que el gobierno no esté apoyando a un líder o a otro, sino que el gobierno saque las manos de los sindicatos y deje que éstos puedan vivir su democracia sindical y puedan llegar a sus acuerdos con los patrones de la industria”, agregó Larios Díaz.

E la imagen se observa al Presidente Andrés Manuel López Obrador y a Carlos Aceves del Olmo, dirigente nacional de la CTM, uno de los sindicatos más poderosos de México ligados al PRI. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

LOS RETOS POLÍTICOS Y DE PRESUPUESTO

Por separado, ambos abogados coincidieron en que la creación de nuevas instituciones será uno de los retos porque no están presupuestadas y se estableció un plazo de tres años para que se puedan instalar los Centros de Conciliación y Registro Sindicales que es de carácter federal y los centros de conciliación de cada uno de los estados.

También los tribunales que estarían a cargo del Poder Judicial federal y de los poderes judiciales de cada uno de los estados.

“Se tienen tres años, a ver si se en ese tiempo se van generando los recursos necesarios para que estas instituciones puedan funcionar y la Reforma Laboral sea una realidad. Mientras no tengamos todos estos elementos, mientras no esté presupuestada, simplemente son muy buenas intenciones […] Los resultados vamos a poder verlos a finales del sexenio. Lo que preocupa son los presupuestos”, agregó Larios Díaz.

Para Olvera, Tenemos el reto presupuestal es enorme y aunado a eso, se tendrá que ver qué ocurrirá con todo el personal que ahora está en las juntas, si tendrá o no posibilidades de garantizar su trabajo en la transición, y que se concluyan todos los asuntos que están en las juntas de manera satisfactoria.

“Tener una buena ley es fundamental. El siguiente paso es que se fortalezcan y sean las autoridades laborales las adecuadas. Se tienen que fortalecer también las relaciones con el Seguro Social en las cuotas obrero-patronales, pero aún así no es suficiente y necesitamos que todos los actores del mundo laboral, las gerencias de recursos humanos, los abogados litigantes, los asesores sindicales, los sindicatos y los trabajadores y trabajadoras, nos tomemos en serio la oportunidad que tenemos, cambiemos el chip y pasemos a relaciones laborales honestas, sinceras y democráticas”, añadió.

El académico de la UNAM concluyó que este 1 de mayo lo que veremos de entrada es ya el declive de los grandes sindicatos: “Hay muchos sindicatos que sus dirigencias ya no soportan el peso de los años, de la corrupción sobre todo”.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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