Ana Cristina Ruelas
01/05/2017 - 12:00 am
Pedro
La semana pasada el gobierno de Quintana Roo y el Municipio de Felipe Carillo Puerto ofrecieron una disculpa pública a Pedro Canché, un periodista maya, que se volvió incómodo tras la difusión de información relacionada con la imposibilidad de uso de playas comunes para los comunidades mayas, el brote del dengue y el desalojo violento de un plantón de pobladores que protestaban por el incremento súbito del costo del agua.
La semana pasada el gobierno de Quintana Roo y el Municipio de Felipe Carillo Puerto ofrecieron una disculpa pública a Pedro Canché, un periodista maya, que se volvió incómodo tras la difusión de información relacionada con la imposibilidad de uso de playas comunes para los comunidades mayas, el brote del dengue y el desalojo violento de un plantón de pobladores que protestaban por el incremento súbito del costo del agua.
Para Pedro era importante que los integrantes de su comunidad tuvieran un trato igualitario y no desproporcionado en la provisión de servicios públicos. Por esto, informaba sobre las luchas ciudadanas. Pedro era una fuente de información alterna a la oficial y permitió, a quien lo escuchaba y lo leía, cuestionar la gestión estatal; así, se convirtió en enemigo público. En 2015 fue detenido y apresado por 9 meses con argumentos sin fondo que aludían a un supuesto sabotaje. Lo golpearon brutalmente, le negaron el acceso a curación y le quitaron el valor más importante de la vida: la libertad.
Hoy, este primer paso para la reparación nos confirma, una vez más, que Pedro siempre tuvo la razón, que el sabotaje no era contra el Estado, era contra el manto de impunidad que buscaba desvelarse a través de la palabra. En México, el control de la información es una forma de abuso de poder y en las comunidades indígenas y marginadas, es la mejor forma de garantizar el miedo, la incertidumbre y la sumisión al Estado. La información en estos espacios juega un papel muy relevante en la sensación de libertad individual y en la exigencia social. Por esto, abrirla, supone abrir la caja de Pandora y el que se atreva, tiende a sufrir las consecuencias.
En la disculpa, los funcionarios del gobierno quintanarroense reconocieron haber utilizado el aparato del Estado para callarlo e infundir miedo entre los otros. El gobierno de Borge creyó que, estando en la cárcel, Pedro dejaría de pensar, de escribir, de hablar… no fue así.
El reconocimiento del error, la disculpa, es el lienzo donde se empieza a escribir la palabra Justicia, para Pedro lo fue, el dijo que era un día de fiesta para la libertad de expresión pero también pidió al nuevo gobierno de Quintana Roo no caer en la tentación de dejar en la impunidad a aquellos que cometieron el crimen en su contra.
Definitivamente, no habrá nunca más si los responsables de incriminar a Pedro, de testificar falsamente y fallar en su contra, no son sancionados. Tampoco habrá plena reconciliación mientras no haya verdadera justicia, mientras los que ordenaron su encarcelamiento, los golpes y todo lo que vino después no asumen que eso que hicieron tiene consecuencias graves, que no se puede robar la libertad de nadie y mucho menos atentar contra la dignidad.
Por esto, aprovechando esta columna, recojo algunas de las palabras de Pedro, estando encarcelado y en libertad:
“La persecución, acoso y represión hacia el viejo arte del periodismo honesto es generalizada…
Ahora que expresa que existe libertad de expresión, el mensaje, la lectura que le damos es que no hay. Y lo digo yo que estoy encarcelado por cubrir de manera rutinaria como periodista una manifestación mata contra el alto precio del agua”.Carta a Enrique Peña Nieto, presidente de México, día 229 en la cárcel borgista – 15 de abril de 2015
“Si hay voluntad real del gobernador Carlos Joaquín de respetar la libertad de expresión, gobernador no le de alas a la impunidad en Quintana Roo. Falta las sanciones penales y administrativas. No hay ni siquiera en Quintana Roo un acta circunstanciada de este hecho en la Fiscalía por el que se piden disculpas públicas para castigar a los responsables. Desde los testigos falsos de la Comisión de Agua Potable hasta los que aún trabajan en el sistema penal”.
Pedro Canché, disculpa pública 27 de abril de 2017
“Dedico estas disculpas públicas a Rubén Espinosa a quien conocí en la Ciudad de México cuando andaba huyendo de Javier Duarte y vio la muerte en los ojos de su verdugo. Y Rubén su libertad de expresión negada desde el poder solamente lo hacía con fotografía, pero comunicaba más que el tiraje de un periódico nacional. Dedico estas disculpas públicas a Moisés Sanchez asesinado mientras estaba encarcelado, a Regina Martínez, a Miroslava Breach, a esos 104 periodistas muertos por expresarse contra el poder”.
Pedro Canché, disculpa pública 27 de abril de 2017
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