Ciudad de México, 1 may (SinEmbargo) Suele quejarse Joaquín Lavado, alias Quino, de que siempre le hacen las mismas preguntas y en virtud de ello es que a menudo se ha mostrado reticente con la prensa.
Para morigerar el peso de la obviedad periodística, en su página oficial hay un ítem especialmente dedicado a responder los cuestionamientos habituales.
Sin embargo, al genial dibujante, que se conserva lúcido y vital a los 80 años, le hacen todavía las mismas preguntas, tal como reseña en un artículo publicado en el periódico Página 12, de Argentina, el periodista Sergio Sánchez.
Sucedió en la Feria del Libro de Buenos Aires, que transcurre en estos días, cuando un niño de 10 años cuestionó a Quino con la pregunta del millón: “¿A usted, como a Mafalda, tampoco le gusta la sopa?”.
“No, a mí sí me gusta. La sopa era una alegoría a los gobiernos militares que teníamos que tragar”, dijo el artista provocando el aplauso espontáneo de los presentes, en un acto donde recibió la mención Arturo Jauretche, un reconocimiento que otorga el Banco Provincia de Buenos Aires a “destacadas personalidades de la cultura que han colaborado con la difusión del pensamiento nacional”.
“Hoy me sigo haciendo las mismas preguntas que Mafalda: ‘¿Por qué la humanidad está destruyendo el Amazonas, el pulmón del planeta?’ Y no hay quien me las conteste”, dijo el hombre que todavía protagoniza gran parte de las lecturas infantiles y no tanto en idioma español con Mafalda, más joven que nunca a los 49 (fue publicada por primera vez el 29 de septiembre de 1964 en la revista Primera Plana) y sus amigos.
“Un personaje fijo termina siendo una traba para la soltura y libertad de uno. Por eso Mafalda duró 10 años: las ideas que se me ocurrían para la tira tenían que ver con las injusticias. En cambio, eso no me pasaba con las páginas de humor”, dijo el autor en declaraciones recogidas en el citado artículo.
LA INFLUENCIA DE MAFALDA
A propósito de la vigencia y la influencia de la niña rebelde y contestataria que, además de negarse a tomar la sopa, estaba decidida a cambiar el mundo y a terminar con la injusticia del planeta, Quino reconoció que ya no hay en el mundo personajes tan inocentes como Felipe, un hecho que lo volvió claramente pesimista.
“Cuando uno es joven piensa que la historieta es una herramienta muy poderosa para luchar contra el sistema y las injusticias sociales. Y ahora no. Porque veo cómo anda el mundo. Siempre hubo gente que luchó por la libertad; esperemos que sigan apareciendo”.
cierra: “Mi familia era republicana española y a los cuatro años ya me tragaba discusiones políticas. Siempre viví en un ambiente muy politizado y no pude despegarme de eso. Entonces, siempre quise difundir la mentalidad humanista del socialismo”, remató el entrañable Quino.
Joaquín Salvador Lavado, nació hijo de inmigrantes españoles, andaluces, en la ciudad de Mendoza (Argentina) el 17 de julio, aunque en los registros oficiales conste nacido el 17 de agosto.
Desde que nació se lo llamó Quino para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, pintor y dibujante publicitario con quien a los 3 años descubrió su vocación.