Incrementalismo: Un paso a la vez por los animales

01/04/2018 - 12:03 am

Para la directora de The Humane League en México, es fundamental conocer los obstáculos económicos, políticos y sociales que existen para luchar por su causa, para entonces tomar pasos, tal vez pequeños pero decisivos en la lucha por los derechos de los animales.

“Cuando un interés pecuniario tiene gran magnitud, es un oponente formidable sin duda. Se hacen racionalizaciones, las posturas se suavizan, el conflicto se evita, se buscan compromisos, se protegen las carreras, la vida sigue”.
William Lee Miller

Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo).-Los activistas por los animales tenemos obstáculos enormes que no pueden ser ignorados y que nos hacen pensar estratégicamente antes de tomar una decisión sobre dónde apostar nuestros recursos. Dos de los más importantes son los obstáculos de tipo económico y político.

Cuando me refiero a obstáculos económicos no es solo para señalar lo disparejo de los recursos de las organizaciones protectoras de animales versus el presupuesto anual de mercadotecnia de una sola empresa que vende carne de algún animal de granja, o algún otro subproducto de origen animal. Estoy hablando de la relevancia económica que tiene la agroindustria en cualquier país del mundo. La interdependencia económica de nuestra sociedad en el uso de animales para consumo es enorme, y comprende no sólo a los productores, sino a los inversionistas, manufactureros y canales de venta, distribuidores, medios de transporte, almacenamiento, medios de comunicación, entre otros muchos más que harán lo que sea necesario para salvaguardar su forma de vida.

Ahora bien, cuando hablamos de los obstáculos de tipo político, recordemos que nuestros legisladores crean leyes para todos, y representan los intereses de todos los ciudadanos. Esto significa que la abolición de toda práctica donde se involucran la explotación de los animales es repelida a capa y espada por aquellos cuyos intereses se verán afectados. Estos grupos tienen un gran poder económico para hacer lo que sea necesario de madera mediática o contratando personal que velará por su beneficio si su estilo de vida se ve perjudicado.

Teniendo en cuenta estos obstáculos, las organizaciones como The Humane League le apostamos al incrementalismo. Esto significa que utilizamos de manera informada los ejemplos del progreso paulatino pero contundente de otros movimientos como el de los derechos de las personas de la comunidad gay en los Estados Unidos y en México. Hace 100 años hubiera sido impensable pedir una ley para la adopción de niños por personas del mismo sexo, especialmente cuando en esa época ser gay era motivo suficiente para ser asesinado. A los líderes de este movimiento les ha tomado años educar y a su vez luchar por la creación de leyes que les otorguen más garantías y derechos.

En el caso del movimiento por los animales, sucede algo similar. Buscamos ganar terreno inspirando a nivel individual para que la gente deje de consumir productos de origen animal y formen parte del movimiento por los animales, por otra parte, trabajamos a nivel institucional para que grandes corporaciones hagan políticas internas en su cadena de suministro causando así que los productores vayan dejando atrás las más crueles prácticas. Dependiendo del grado de desarrollo del movimiento por los animales en la región, también hemos apoyado activamente para que se legisle y se mejoren las condiciones de los animales de granja.

Aun con obstáculos, alrededor de 30 de las empresas más importantes de la industria alimentaria en nuestro país ya cuentan con un compromiso para dejar de abastecerse de huevo de gallinas enjauladas. The Humane League junto con otras organizaciones de la coalición Open Wing Alliance estamos 100 por ciento dedicados a que todas las empresas en México hagan lo propio y las jaulas en la producción de huevo sean historia. Otro ejemplo de un paso más en la dirección correcta se dio el año pasado gracias al esfuerzo de grupos mexicanos defensores de animales especializados en legislación. Como fruto de su trabajo, en la Constitución de la Ciudad de México los animales no humanos son hoy por hoy reconocidos como seres sintientes que merecen una consideración moral y un trato digno. Esto es un punto de inflexión que a futuro permitirá más reformas para eliminar las peores prácticas de la industria de producción animal, que gracias a grupos que realizan investigaciones en rastros y granjas industrializadas, están siendo expuestas y nos hacen cuestionarnos sobre las decisiones que tomamos a diario que afectan negativamente a millones de animales.

Por los animales vamos estratégicamente en pequeños pasos contra toda adversidad, administrando cuidadosamente nuestros recursos, asegurando una serie de victorias que al final de muchos años harán justicia a quienes hoy viven presos de la explotación humana.

Acompáñenos teniendo en mente que terminar con la explotación animal es una jornada a largo plazo, sin embargo juntos en pasos pequeños cada día nos acercaremos más a nuestro destino.
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