Aunque para muchos su operación es aún indescifrable, expertos aseguran que su uso regulado podría transformar por completo al mundo.
Por Ollín Velasco
Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo/ViceMedia).– Hablar de bitcoins es hablar de lo que está pasando hoy en el mundo. El término es llevado y traído con naturalidad por periódicos económicos y notas de actualidad; cada vez es más frecuente en el discurso millennial y ahora hasta forma parte del argumento de películas y series de televisión por internet.
No obstante, aunque hay quienes hablan de bitcoins como si hablaran del clima, hay muchos otros para los que el concepto resulta bastante difícil de entender.
Acudimos a Jorge Bierge Somerville, economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y especialista en riesgos en empresas de tecnología, para que nos explicara en términos accesibles de qué van los famosos bitcoins.
De una charla con él, que nos exigió toda nuestra concentración y capacidad cognitiva durante el tiempo de la entrevista, extrajimos lo siguiente:
NATURALEZA BITCOIN
El concepto alude a una criptomoneda que se puede utilizar como medio de pago que, a diferencia de lo que ocurre en el mundo real y tangible, es virtual y está fuera del control del gobierno, así como de las instituciones financieras alrededor del mundo.
Y a su vez, ¿qué es una criptomoneda? Nada más que un medio digital de intercambio. El bitcoin es la primera, pero sólo una, de las más de mil 500 que, asegura Bierge, existen actualmente en el mercado.
Conocer el origen de esta divisa virtual ayuda a comprender un poco su naturaleza. Nació después de la crisis financiera que sacudió Estados Unidos en 2008 , y que se convirtiera en la más profunda de la historia y responde principalmente a un común denominador mundial: la desconfianza en las instituciones financieras y de gobierno.
MECÁNICA DE LAS CRIPTOMONEDAS
En el sistema capitalista, que opera en la gran mayoría de países del mundo —a excepción de casos como el de Corea del Norte, Cuba o Venezuela, donde reinan distintas variantes del socialismo— el flujo de dinero, incluso al tratarse de transacciones electrónicas, es supervisado por el Estado y por los bancos.
Pero luego de desastres financieros como el del 2008, muchos más se desencantaron de la idea de la vigilancia tradicional de ambos entes. Entonces surgió la idea de crear una divisa intangible que fuera regulada directamente por sus propios usuarios, quienes tendrían aparejada la responsabilidad de vigilar la viabilidad y operabilidad de las transacciones efectuadas por ellos mismos.
LOS INICIOS
La clave para entender cómo funciona radica en comprender que los usuarios no pueden pasarse dinero solos o discrecionalmente. Antes de hacer cualquier movimiento, el usuario que va a vender un bitcoin anuncia a esta comunidad descentralizada su intención de venderlo.
Luego la comunidad valida que el dinero a traspasarse exista y reporta que esa persona tendrá un bitcoin menos, y que lo pasará a otra persona, que a partir de que se dé visto bueno al movimiento tendrá un bitcoin más.
Llegados a este punto, cabe mencionar que cuando se habla del manejo de esta criptomoneda no se consignan nombres y apellidos de personas, sino que se hace de forma anónima, mediante el uso de códigos, que son como contraseñas. Y cada usuario tiene una diferente.
A ello hay que añadir que la seguridad de estas transacciones es otra de las cosas que identifican al bitcoin, porque son ultra (ultra, ultra) seguras. Todo está protegido por criptografías, o un conjunto de algoritmos y funciones matemáticas que impiden cualquier intento de alterar la información.
De acuerdo con el economista del ITAM, en el mundo de los bitcoins hay básicamente dos tipos de usuarios: los que validan esta información y los que no. Los que sí lo hacen se conocen comúnmente como “mineros” y operan detrás de computadoras súper avanzadas y de última generación.
La remuneración de estos actores depende de las transacciones exitosas que logren. Cada una de ellas se les paga en 12.5 bitcoins. Si se toma en cuenta que al tipo de cambio de este viernes, el bitcoin vale poco más de 10.013 dólares, una simple multiplicación nos lleva a saber que cada revisión que el “minero” lleve a cabo de forma completa y correcta vendrá aparejado de 125.162 nuevos dólares en su cuenta.
PARA DEBUTAR EN ESTE MUNDO
Para empezar a utilizar esta criptomoneda, el primer paso es entrar al sitio blockchain.com y crear una wallet, que funciona como cartera para los bitcoins y como un administrador virtual de finanzas y movimientos con esta divisa. Luego toca buscar a alguien que tenga bitcoins, proponerle una compra de ellos, así como convenir un método de pago y finalmente llevarlo a cabo.
Para los usuarios es relativamente fácil. En todo caso, la caja negra que existe detrás de esos clicks que traerán bitcoins a una cuenta y los disminuirán de otra es lo que a veces resulta un poco difícil de comprender.
Algo que debe tenerse en cuenta es que comprar bitcoins es como ir al mostrador de una casa de cambio a comprar cualquier otra moneda. Sólo que en este caso se trata de una ‘casa de cambio virtual’, en la que el despachador es otro particular.
A nivel comercial, cada vez hay más casos de establecimientos que aceptan al bitcoin como moneda de pago. Y ello va de casos tan simples como el de las pizzerías Little Caesars en Estados Unidos, en donde la comida ya se puede pagar en bitcoins, o algunas cadenas de supermercados.
A nivel particular, cualquier persona puede hacer uso de ellas. La venta de un auto, de una guitarra eléctrica o de un libro por medio de MercadoLibre o por trato directo entre dos personas, puede acordarse en bitcoins.
Este dinero en criptomonedas que tengan en sus reservas personales, con el paso de los meses, va siendo recibido por mayor cantidad de establecimientos comerciales.
SALDOS EN CONTRA Y A FAVOR
La criptomoneda en cuestión es usada por cada vez más personas, sin importar la economía a la que pertenezcan o la parte del mundo en que se encuentren. Pero como todo, también conlleva riesgos.
Según Bierge, se reducen a que no está sustentada en ningún valor físico, no hay instituciones financieras que la respalden, lo cuál la vuelve inestable, y que suele estar relacionada con temas de lavado de dinero debido a que no puede conocerse la identidad de la persona que envía o recibe bitcoins, sino que se trata de códigos únicos.
A pesar de todo, la tecnología y seguridad de los bitcoins —que con más frecuencia está aplicándose también a métodos nuevos de resguardo y respaldo de información, así como a la protección de contraseñas en el mundo virtual— prometen transformar al mundo por completo.
“El futuro de los bitcoins, y en general de las criptomonedas, es incierto, pero tiene muchísimo potencial. Verdaderamente podría cambiar la forma en que concebimos las transacciones económicas. Lo que se necesita con urgencia, y lo cual es justamente el gran reto del presente en la materia, es regularlo y legislarlo debidamente”.