Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo).– Economistas y académicos alertaron que para sortear el difícil panorama de la economía mexicana en 2016, año para el que ya el Gobierno federal prevé un ajuste de 135 mil millones de pesos, la actual administración tendrá que pensar en el aumento de impuestos y tarifas de los bienes que produce. Esto, destacaron, traerá consigo un “mayor deterioro al nivel de vida” de los mexicanos.
El lunes pasado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio a conocer su reporte sobre las finanzas y la deuda públicas hasta febrero pasado. En el informe detalló que los ingresos petroleros se desplomaron en un 46.3 por ciento durante los dos primeros meses de 2015, respecto al mismo periodo de 2014.
Un día después, en sus Pre-Criterios Generales de Política Económica para 2016 enviados al Congreso, la dependencia adelantó un recorte al presupuesto de 135 mil millones de pesos.
En un comunicado, la SHCP detalló que durante enero y febrero de este año se registró un déficit de 150 mil 700 millones de pesos. Lo anterior, expuso la dependencia, debido a que “los ingresos petroleros se ubicaron en 106.6 mil millones de pesos, inferiores en 46.3 por ciento en términos reales a los de enero-febrero de 2014”.
También explicó que esa situación se debe al menor precio promedio de exportación de la mezcla mexicana de petróleo. Esa cotización pasó de 91.2 dólares por barril (dpb) durante el primer bimestre de 2014 a 46.5 dpb durante el mismo periodo en 2015.
Ante este panorama, Mario Correa Martínez, economista en Jefe de Scotiabank en México, consideró que la realidad que enfrenta la economía mexicana fue cambiada “dramáticamente” por el entorno global.
“Tenemos que reconocer como país que el mundo nos cambió la realidad que enfrenta México dramáticamente. Venimos de precios del petróleo de más de 100 dólares, y en los últimos cinco, seis meses estos precios se desplomaron a niveles de 40 dólares, o menos, y no se ve que haya en el corto plazo la posibilidad de que vayan a regresar a niveles más altos”, declaró el ejecutivo en entrevista con SinEmbargo.
“¿Cómo te adaptas a ese cambio del mundo?”, se preguntó Correa, quien también recordó que más del 30 por ciento de las finanzas públicas dependen de los ingresos petroleros.
En tanto, Alfredo Bravo Olivares, profesor de Economía Política de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincidió en que los ingresos del Gobierno federal dependen mayoritariamente de los ingresos petroleros, y esa dependencia al crudo ha estancado la capacidad productiva del país.
Además, dijo, el problema por el que atraviesa el país se debe a que estamos “en una espiral devaluatoria e inflacionaria”, aunada a que no hay un incremento de la capacidad productiva de nuestro país.
Al respecto, Correa Martínez dijo que el gobierno federal tiene “básicamente” pocas opciones sortear el panorama económico en 2016. La más viable, añadió, es tratar de compensar el gasto público con otros ingresos, como los impuestos y el incremento de tarifas de bienes que produce el sector público, como la electricidad y los combustibles.
“Podría ser incrementar otro tipo de impuestos, subir más los precios y tarifas de los bienes que produce el sector público”, detalló.
Sin embargo, Alfredo Bravo expuso que de aumentar impuestos, el gobierno federal tendrá que incrementar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto Sobre la Renta (ISR), por ser los que le dan los mayores ingresos, lo que consideró “impactaría directamente sobre el ingreso y el consumo de las personas […] y su nivel de vida”.
En tanto, un aumento de tarifas afectaría “a los que menos recursos tienen”, agregó. También planteó que “por más que se establezcan impuestos” eso no va a ayudar a que crezca la productividad del país.
“Si la producción creciera en términos reales, también la recaudación y entonces los ingresos fiscales serían mayores”, explicó. Si el Estado pretende “incrementar sus ingresos sobre la base que tiene va a generar más pobreza, y va a haber un deterioro mayor del nivel de vida”, alertó.
En tanto, Mario Correa agregó que otra opción es recortar el gasto público, como lo ha venido haciendo, “para que sea consistente con el nivel de ingresos”.
“La última opción es el endeudamiento”, señaló. Aunque también recordó que en los últimos años se ha observado un “crecimiento paulatino, gradual de la deuda pública que empezaba a ser incómodo”.
LAS MALAS EXPERIENCIAS
El Economista en Jefe de Scotiabank en México destacó que en el país ha habido “malas experiencias” en el pasado cuando la deuda se ha llegado a disparar. Por ello, aseveró, utilizar la deuda para compensar los ingresos “no es de las mejores alternativas”.
Recordó que uno de los principales activos del país es la estabilidad macroeconómica. “Ésa no es casualidad, no nos la encontramos a la vuelta de la esquina, se fue construyendo mediante muchos años de un uso consistente y prudente de la política económica”, aseguró.
Explicó que una cuarta opción sería que el Gobierno federal vendiera activos, “si es que los tuviera”.
En este panorama, y en una expectativa de mediano y largo plazos, consideró que el Gobierno federal tendrá que recurrir “al doloroso recorte del gasto público”.
Lo anterior, para asegurar la estabilidad macroeconómica a través de ajustes al presupuesto público, pues “a la larga va a ser una buena noticia para la economía, aunque de corto plazo sea dolorosa”.
“Hay que entender que en la economía el sector público es un participante muy importante, pero no es por mucho el de mayor peso, es mucho más importante el consumo y el gasto de inversión del sector privado que el del sector público”, consideró.
Detalló que en un panorama donde los ajustes al gasto público afectará a empresas como Petróleos Mexicanos (Pmex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), las cuales tendrán menos recursos como para poder cubrir algunos de sus planes de inversión, “no hay que olvidar que el sector privado puede cubrir muchos de estos vacíos que se vayan creando y eso puede terminar siendo positivo”.
Dijo que “no hay muchas opciones”, por ello aseguró que “habría que buscar un mayor esfuerzo de racionalización del gasto y adaptarse a la realidad”.
“Podemos tener las mejores de las intenciones y muchas promesas sociales, pero si no contamos con los recursos necesarios, aunque tengas leyes establecidas que te garanticen una serie de derechos, pues no los puedes hacer efectivos en la realidad sino tienes las bases económicas para proveerlos”, precisó.
Consideró que actualmente los mayores riesgos económicos para México, no están dentro del país, sino en el entorno global, como las decisiones que se prevén tome este año el Sistema de Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés) y el impacto que eso tenga en los mercados.
Ante ello, dijo, “estamos en terrenos desconocidos”.
Correa consideró que el supuesto de 50 dólares por barril, que utilizó Hacienda para sus previsiones, “es prudente”. Aunque los ajustes al gasto público que ha hecho el Gobierno federal “no son deseables”, es “lo más prudente”.
“Se podrían hacer muchas cosas para promover sobre todo el crecimiento económico del lado del sector privado”, agregó.
También dijo que el Gobierno debe “hacer mucho más eficiente el uso del gasto público, el uso de los recursos, evitar que se den despilfarros, gastos innecesarios, en este entorno de mayo necesidad financiera. Es muy importante dar esa señal de disciplina en las finanzas públicas”.
Bravo Olivares, por su parte, consideró que una solución inmediata que podría ayudar a la economía mexicana sería aumentar impuestos en rubros sobre las ganancias; es decir, “gravar las ganancias de los empresarios, que se genere una tasa moderada, y podría haber un incremento de los ingresos”.
Un segundo paso, comentó, sería “un planteamiento de austeridad, no en los programas en los que el Estado está tratando de revertir la pobreza, sino en los ingresos de los servidores públicos”. Aunque, reconoció, lo anterior no resuelve los problemas fiscales de fondo y sólo sería un apoyo más.