La ciudad oriental de Bakhmut se convirtió en un pueblo fantasma, después de que el ejército ucraniano perdiera a sus mejores soldados en esa lucha.
Por Hanna Arhirova
Kiev, Ucrania (AP) — Antes eran los turistas los que paseaban entre los edificios de finales del siglo XIX de Bajmut, disfrutaban de los paseos en su parque lleno de rosales junto al lago y degustaban los vinos espumosos producidos en antiguas cuevas.
Esta ciudad de minas de sal y yeso, situada a unos 100 kilómetros (60 millas) de la frontera rusa, era un popular destino turístico en la provincia oriental ucraniana de Donetsk.
Ya no. La batalla más larga de la guerra en Ucrania ha convertido Bajmut en una ciudad fantasma. Pese a los bombardeos, los ataques de artillería y los intentos de rodear la ciudad desde hace seis meses, las fuerzas rusas no la han conquistado. Pero sus tácticas de tierra quemada han hecho imposible que los civiles tengan nada parecido a una vida aquí.
“Ahora mismo es el infierno en la tierra, no tengo palabras suficientes para describirlo”, dijo el soldado ucraniano Petro Voloschenko, cuyo nombre de guerra es Stone, con la voz marcada por la emoción y el resentimiento.
Voloschenko, originario de Kiev, llegó a la zona en agosto cuando comenzó el ataque ruso y desde entonces ha celebrado su cumpleaños, la Navidad y el Año Nuevo allí. El hombre de 44 años ha visto cómo la ciudad se iba convirtiendo en ruinas, un terreno desolado de edificios desmoronados. La mayoría de las casas están destrozadas, sin tejados, techos, ventanas ni puertas, lo que las hace inhabitables, señaló.
De la población de preguerra de 80 mil personas quedan apenas unos pocos miles. Rara vez ven la luz del sol porque pasan la mayor parte del tiempo en sótanos refugiándose de los duros combates en el aire y a su alrededor. La ciudad tiembla constantemente por el sonido sordo de las explosiones, el silbido de los morteros y el repiqueteo constante de la artillería. Cualquier lugar es un posible objetivo.
El deterioro comenzó durante el verano, después de que Rusia tomara la última ciudad importante en la provincia vecina de Luhansk.
Entonces envió gran cantidad tropas y equipamiento a la captura de Bajmut, y Ucrania hizo lo mismo para defenderla. Para Rusia, la ciudad era un hito en su objetivo de tomar lo que restaba del territorio controlado por Ucrania en Donetsk.
Desde las trincheras a las afueras de la ciudad, los dos bandos se han aferrado a lo que se ha convertido en un agotador pulso mientras Ucrania recuperaba territorio al norte y el sur y los ataques aéreos rusos golpeaban centrales eléctricas y otra infraestructura en todo el país.
Los meses de batalla agotaron a los dos ejércitos. Rusia cambió de estrategia en otoño y envió soldados de infantería en lugar de taladrar el frente principalmente con artillería, explicó Voloschenko.
Los soldados rusos menos entrenados van por delante para obligar a los ucranianos a abrir fuego y dejar al descubierto los puntos fuertes y débiles de su defensa, indicó Mykola Bielieskov, investigador del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de Ucrania.
Unidades más entrenadas o mercenarios del Grupo Wagner, una compañía privada militar rusa liderara por un millonario y conocida por su brutalidad, se encargan de la retaguardia, dijo Bielieskov.
Según un reporte reciente del Institute for the Study of War, las fuerzas de Wagner llevan más de cuatro mil 100 muertos y 10 mil heridos, incluidos más de mil muertos entre finales de noviembre y principios de diciembre cerca de Bajmut. Es imposible verificar esas cifras.
El Presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, dijo en un mensaje reciente que la situación en Bajmut era “muy dura”. “Estos son ataques rusos constantes. Intentos constantes de atravesar nuestras defensas”.
Bielieskov dijo que Ucrania compensa su falta de equipamiento pesado con personas dispuestas a aguantar hasta el final. “Con poco armamento, sin suficiente apoyo de artillería, que no siempre pueden conseguir, se plantan y resisten los ataques todo lo posible”, dijo.
El resultado es que se cree que la batalla ha supuesto enormes pérdidas de tropas tanto para Ucrania como para Rusia. Se desconoce hasta qué punto, ya que ningún bando lo dice.
“El personal es menos un problema ruso, y en ciertos aspectos más un problema ucraniano, no sólo porque las bajas son dolorosas, sino porque a menudo son (…) las mejores tropas de Ucrania”, dijo Lawrence Freedman, profesor emérito de estudios bélicos en el King’s College London.
Bajmut ha adquirido una importancia casi mítica para sus defensores. Es algo que ocurrió con Mariúpol, una ciudad portuaria en la misma provincia y que Rusia capturó finalmente tras 82 días de un asedio que acabó reducido a una enorme acería donde resistían civiles y resueltos combatientes ucranianos.
“Bajmut ya se ha convertido en un símbolo de la invencibilidad ucraniana”, dijo Voloschenko. “Bajmut es el corazón de Ucrania y la paz futura de esas ciudades que ya no están ocupadas depende del ritmo con el que late”.
Donetsk fue una de las cuatro provincias que se anexionó ilegalmente Rusia en otoño, aunque sólo controla en torno a la mitad. Para tomar el resto, las fuerzas rusas no tienen más opción que pasar por Bajmut, que ofrece el único acceso a ciudades más grandes bajo control ucraniano después de que las tropas ucranianas retomaran en septiembre Izium, en la provincia de Járkiv, indico Bielieskov.
“Sin la toma de esas ciudades, el ejército ruso no podrá completar la tarea política que recibió”, indicó Bielieskov.
Por ahora, Bajmut sigue bajo pleno control del ejército ucraniano, aunque es más una fortaleza que un lugar que visitar, trabajar o amar.
Rusia tomó este mes Soledar, situada a menos de 20 kilómetros (unas 12 millas), pero avanza muy despacio, según analistas militares.
“Estos son datos de avance que no nos permiten hablar de acciones ofensivas serias. Es una lenta presión hacia delante a un precio muy alto”, dijo Bielieskov.
En el lado ucraniano del frente, unidades médicas de urgencia ofrecen atención rápida a las víctimas de los combates. Entre 50 y 170 soldados ucranianos heridos pasan cada día por apenas uno de los puntos de estabilización en el frente en Donestsk, indicó Tetiana Ivanchenko, que ha servido como voluntaria en el este de Ucrania desde que estalló el conflicto con separatistas con apoyo ruso en 2014.
Después de sus reveses en Járkiv y en la provincia de Jersón, en el sur, el Kremlin necesita cualquier victoria, aunque sea tomar una o dos poblaciones reducidas a escombros. Freedman, el profesor emérito del King’s College London, dijo que perder Bajmut sería un golpe para Ucrania y ofrecería ventajas tácticas a las fuerzas rusas, pero no sería decisivo para el resultado de la guerra.
Rusia habría sacado más beneficio si hubiera podido capturar Bajmut, poblada e intacta, al comienzo de la guerra. Pero ahora esa toma sólo daría opciones a sus tropas sobre cómo capturar más territorio en Donestk, dijo Freedman.
Un soldado ucraniano de 22 años que utilizaba el nombre de Desiatyi, o Décimo, se unió al ejército el día que Rusia comenzó la guerra de plena escala en Ucrania. Tras meses defendiendo la zona de Bajmut y de perder a muchos camaradas, dijo que no se arrepentía.
“No se trata de comparar el precio y las pérdidas en ambas partes. Se trata del hecho de que, sí, están muriendo ucranianos, pero mueren por un objetivo específico”, dijo Desiatyi, que no dio su nombre real por motivos de seguridad.
“Ucrania no tiene más opción que defender cada pulgada de su tierra. El país debe defenderse, especialmente ahora, con celo, firmeza y desesperación. Eso es lo que nos ayudará a liberar nuestros territorios ocupados en el futuro”.