El juicio contra Genaro García Luna, el exfuncionario mexicano de más alto rango en ser juzgado en Estados Unidos, ha reunido en sus primeros días los testimonios de antiguos jefes criminales, narcotraficantes y hasta policías. La Fiscalía tiene una lista com más de 70 testigos para declarar en el proceso que se espera tenga una duración aproximada de dos meses.
Ciudad de México, 1 de febrero (SinEmbargo).– Genaro García Luna, el Secretario de Seguridad Pública del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, es enjuiciado en Estados Unidos por cargos de recibir sobornos millonarios para proteger al Cártel de Sinaloa. De ser declarado culpable de narcotráfico y de participar en actividades delictivas podría pasar décadas en prisión.
Los Fiscales de Estados Unidos que llevan el caso guardan una lista de aproximadamente 70 testigos, entre ellos los cooperantes —muchos de ellos los cuales no han sido revelados—, para poder apuntalar el juicio en contra de quien fue la mano derecha de Calderón Hinojosa en su lucha contra el narcotráfico.
A lo largo de los días que se han extendido las audiencias, se han presentado exmiembros del narcotráfico que han señalado la manera en la cual no sólo García Luna sino los principales mandos de la Policía Federal se habrían vinculado con los cárteles de las drogas a los cuales decían combatir.
Por la Corte del Distrito Este de Nueva York se han revelado historias sobre sobornos, encuentros clandestinos, secuestros y la manera en cómo habrían operado los grupos delincuenciales con la protección de la Secretaría de Seguridad que encabezó el acusado.
Estas son sus historias.
“EL GRANDE”
Sergio Villarreal Barragán fue el primer testigo en declarar en el juicio contra Genaro García Luna. Apodado “El Grande”, debido a su altura que supera los dos metros, Villarreal Barragán formó parte de la Policía Ministerial del Estado y de la Procuraduría General de la República (PGR) antes de unirse al crimen organizado.
Durante sus años como policía inició su relación con el Cártel de Reynosa. Posteriormente mantuvo nexos con el Cártel de Juárez, el Cártel del Golfo, Los Zetas y el Cártel de Sinaloa, a cargo de los Beltrán Leyva.
“El Grande”, llamado también “El Come Niños”, fue aprehendido en 2010 en el estado de Puebla. En 2011, fue internado en el penal de Puente Grande, Jalisco, luego de que la Agencia Federal de Investigación (AFI) cumpliera una orden de detención con fines de extradición a Estados Unidos. Un año más tarde, en 2012, Villarreal Barragán fue extraditado acusado de traficar drogas para el cártel de los Beltrán Leyva, asociación delictuosa contra la salud y lavado de dinero.
Desde entonces, “El Grande” coopera con las autoridades estadounidenses en calidad de testigo protegido en donde ha participado en diversos casos señalando a generales, policías y fiscales por recibir sobornos de parte del crimen organizado. El 8 de noviembre de 2018 en la Corte de Distrito Norte de Chicago, Illinois, el capo reveló que García Luna y su “compadre” Luis Cárdenas Palomino (extitular de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal), colaboraban para el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva cuando ambos estaban en la Secretaría de Seguridad Pública durante el sexenio de Calderón Hinojosa.
El 23 de enero, Sergio Villarreal Barragán se presentó como el primer testigo en declarar en el juicio de García Luna. Desde la Corte del Distrito Este de Nueva York, acusó al exfuncionario de recibir sobornos del Cártel de Sinaloa. De acuerdo con su testimonio, “lo vio en varias reuniones” con narcos porque él era el encargado de entregar los sobornos.
En su segunda intervención, reveló que Arturo Beltrán Leyva, su jefe, ordenó el secuestro de García Luna, cuando ya era Secretario de Seguridad Pública en el Gobierno de Felipe Calderón, para presionarlo a que siguiera apoyando a su fracción en el Cártel de Sinaloa. El capo detalló que Arturo Beltrán Leyva estaba molesto debido a que las autoridades federales habían detenido a Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, por lo que exigieron cuentas a García Luna, quien seguía recibiendo pagos mensuales a través de Luis Cárdenas Palomino.
“EL FUTBOLISTA”
Tirso Martínez Sánchez fue el segundo cooperante en declarar en el juicio de García Luna. Es conocido como “El futbolista” debido a que era dueño de cuatro equipos de futbol profesional en México, como los Gallos de Querétaro y los Freseros de Irapuato.
En 2006, la Federación Mexicana de Futbol le pagó 14 millones de dólares para comprarle las franquicias de Querétaro e Irapuato luego de que detectara que Martínez Sánchez tenía nexos con el narcotráfico, según ha consignado la prensa.
“El Mexicano”, como también es conocido, fue parte de grupos del narcotráfico como el Cártel de Sinaloa y el de Ciudad Juárez entre los años de 1995 y 2003. De 2002 a 2003 fue el principal encargado de traficar drogas en tren desde México hacia Estados Unidos.
El Gobierno de Estados Unidos ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por su captura. Fue sentenciado a siete años de prisión acusado de introducir 76 toneladas de cocaína a territorio norteamericano.
A pesar de que no conoció ni habló con García Luna, la Fiscalía lo llamó para explicarle al jurado cómo se realiza el tráfico de drogas a Nueva York, la corrupción entre narcos y autoridades y la violencia generada por los grupos delincuenciales. Tirso Martínez ya había declarado en el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán.
HÉCTOR TOLENTINO
Héctor Tolentino fue líder de los Trinitarios, una peligrosa pandilla de dominicanos en Nueva York que distribuyen droga, vincualada al Cártel de Sinaloa. Tolentino habló sobre la distribución de droga para establecer la tríada de la acusación de conspiración contra Genaro García Luna.
Tolentino actualmente enfrenta una condena en prisión luego de ser arrestado en 2019 en Queens, en Nueva York, por tráfico de drogas y portación de armas. En su testimonio habló de sus conexiones con el Cártel de Sinaloa y cómo compraba droga. Explicó —como relató el periodista de La Opinión, Jesús García, quien cubre el juicio— que conoció a un tal Manuel en prisión, un mexicano que tenía contactos con el Cártel de Sinaloa, a quien se reencontró casualmente luego de arreglar su auto en un taller mecánico, desde entonces conectaron principalmente para “hacer negocios”.
Ese Manuel, de quien no dijo apellido, le presentó a otro Manuel, a quien la asistente del Fiscal Erin Reid le pidió identificar como “Sinaloa Manuel”, para no confundir al jurado, quien era un miembro del Cártel de Sinaloa que afianzó a Tolentino como distribuidor de cocaína en Nueva York, además de otras drogas. Esta relación le permitió mover entre 40 y 50 kilos de cocaína del Cártel de Sinaloa después del 2014, obteniendo el 5 por ciento de las ganancias.
En su relato incluso reveló que en su contacto con “Sinaloa Manuel” pudo conocer a través de una videollamada a Iván Archivaldo Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán. “Es el hijo del jefe”, le dijo “Sinaloa Cartel” a Tolentino, como relató en el juicio.
“EL LOBO”
Óscar Nava Valencia, alias “El Lobo”, fue uno de los líderes del Cártel del Milenio, la organización criminal que antecedió al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los cárteles de la droga con mayor expansión en los últimos años. “El Lobo” fue detenido en octubre de 2009 por elementos del Ejército Mexicano, en Guadalajara, Jalisco, después de un enfrentamiento armado. El Gobierno mexicano informó en ese entonces que Valencia era uno de los colaboradores más cercanos de Ignacio Coronel, alias “Nacho Coronel”, uno de los jefes máximos del Cártel de Sinaloa, quien murió el 29 de julio de 2010, en Zapopan, Jalisco, durante un enfrentamiento con el Ejército Mexicano.
Con el rompimiento en 2008, entre las organizaciones de Joaquín Guzmán Loera y los Beltrán Leyva, el Cártel del Milenio permaneció como aliado de “El Chapo” provocando el enfrentamiento con Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, según informó en un comunicado la Sedena cuando fue detenido “El Lobo”.
Nava Valencia y su hermano Juan “El Tigre” eran los encargados de la planeación y el traslado de cargamentos de cocaína, desde países de Centro y Sudamérica, a través de embarques que tienen como punto de destino el Puerto de Manzanillo, Colima, desde donde era transportada y custodiada a la frontera con los Estados Unidos. “El Lobo” mantenía como principal centro de operaciones los estados de Jalisco y Colima, extendiendo su presencia en Michoacán y el entonces Distrito Federal. En enero de 2011, fue extraditado a Estados Unidos por los delitos de asociación delictuosa y contra la salud.
En el juicio, aseguró que él pagó personalmente 10 millones de dólares a Genaro García Luna para liberar droga retenida en Manzanillo, Colima, así como para tener protección e información. Este decomiso de más de 20 toneladas de cocaína fue una seria pérdida para los Beltrán Leyva y el Cártel del Milenio, que debían responder a sus socios colombianos que enviaron la droga, pero García Luna les ahorró un pago de 50 millones de dólares, al entregarles un documento, en el que se confirmaba que la droga había sido decomisada en operativos de la Marina, coordinados con autoridades estadounidenses.
“El Lobo” afirmó también que el pago de los 10 millones de dólares en sobornos habría sido “a cambio de protección e información sobre los rivales”. También testificó que ‘El Chapo’ Guzmán le dijo que García Luna trabajaba con el Cártel de Sinaloa. No obstante, la defensa de García Luna logró cuestionarle el que antes de 2020 nunca había mencionado al Secretario de Seguridad en el pago de sobornos como sí lo había hecho con el titular de la Sedena de Felipe Calderón, el General Guillermo Galván Galván a quien señaló de haber recibido pagos del crimen organizado, algo sobre lo cual no se dieron más detalles.
RAÚL ARELLANO
Raúl Arellano Aguilera fue un agente de la extinta Policía Federal, quien describió cómo se permitía el tráfico de drogas, dinero y armas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) durante el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. El exagente se dijo decepcionado por el contubernio de las autoridades con el crimen organizado y aseguró que había un “grupo especial” de policías federales que facilitaba el tráfico de droga en el aeropuerto de Ciudad de México, donde él trabajó durante años, como relató El País.
“Nos daban una extraña orden por radio […]: ¡A partir de este momento por 45 todos en 35!”, relató. Arellano Aguilera explicó a las autoridades estadounidenses que el primer número significaba “por orden superior”, mientras que el segundo quería decir que había que “estar pendientes”.
Según la versión que dio en el estrado, la orden para que se dejaran pasar algunos vuelos sin revisión duraba un par de horas, y que ésta particularmente coincidía con “vuelos que llegaban de Sudamérica u otros que partían hacia Estados Unidos o Europa”.
ISRAEL ÁVILA
Israel Ávila era un agente de bienes raíces que terminó convirtiéndose en el contador del Cártel de Sinaloa. Se unió al grupo de los hermanos Pineda Villa, luego de ofrecerles servicios como agente inmobiliario, con la renta de casas, departamentos y bodegas. Dijo que pensó que eran agentes de la AFI, porque portaban insignias de esa corporación, a veces iban en vehículos que parecían oficiales y portaban identificaciones policiacas y armas.
Israel Ávila reveló más pagos millonarios al exsecretario de Seguridad Pública por parte de miembros del Cártel de Sinaloa, en esta ocasión por los hermanos Pineda Villa, quienes controlaban los estados de Guerrero y Morelos.
Durante la audiencia de García Luna, Israel Ávila confirmó pagos de hasta 3 millones de dólares al exsecretario de Seguridad Pública a quien tenían registrado como “El Tartamudo” y “Metralleta”, por su tartamudeo.
Ávila reveló que García Luna recibía dinero de los grupos criminales a cambio de protección y asegurar las operaciones. El contador dijo que él mismo anotó varias cantidades entregadas al exfuncionario del Gobierno de Felipe Calderón.
“EL CONEJO”
Harold Mauricio Poveda Ortega, alias “El Conejo”, llegó a ser considerado por las autoridades antinarcóticos internacionales como uno de los mayores proveedores de cocaína. Vinculado a la organización de Diego León Montoya, alias “Don Diego”, su carrera criminal despuntó cuando se convirtió en el enlace entre el Cártel de Norte del Valle y el Cártel de Sinaloa, en ese entonces liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán, reporta el diario La Opinión.
Fue arrestado en México el 2 de febrero de 2011 y permaneció en una cárcel de la Ciudad de México hasta su extradición a Estados Unidos en febrero de 2012. “El Conejo” fue acusado por las autoridades mexicanas de haber introducido 150 toneladas de cocaína a México entre 1998 y 2000 bajo el mando de la organización de Los Beltrán Leyva.
“El Conejo”, reportó el periodista Jesús García, tenía una relación cercana con Arturo Beltrán Leyva, a quien le llamaba “tío”. Era una relación de padre-hijo. En esos años “El Chapo”, Ismael “El Mayo” Zambada y los Beltrán Leyva tenían una relación “maravillosa”, afirmó durante el juicio.
Durante su testimonio, relató cómo Arturo Beltrán Leyva estalló con la detención de su hermano “El Mochomo” y mandó a secuestrar a Genaro García Luna. “Voy a matar a ese hijo de su puta madre… voy a enviar la cabeza para que vea que conmigo no se juega”, habría dicho Arturo Beltrán Leyva. “El Conejo” afirmó que cuando llegó a casa de Arturo Beltrán Leyva en Morelos, el capo le dijo: “Acaban de levantar al hijo de su puta madre de García Luna”, lo que corrobora lo dicho por “El Grande”.