La Comisión solicitó al Gobierno, entre otras medidas, que los pastores jesuitas puedan realizar sus actividades religiosas sin amenazas ni hostigamientos por parte del crimen organizado de la región Tarahumara.
Ciudad de México, 1 de febrero (SinEmbargo).- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a favor de 11 integrantes de la comunidad jesuita de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, tras considerar que se encuentran en riesgo grave y urgente de “daño irreparable a sus derechos”.
La CIDH señaló que las 11 personas beneficiarias “han sufrido amenazas y agresiones por parte de grupos del crimen organizado, lo que les impide desarrollar normalmente las actividades pastorales y de apoyo a las comunidades de la zona”.
La Comisión reconoció las dificultades geográficas en las que está la comunicada, por lo que señaló que “no se estaría implementando un esquema de seguridad idóneo y efectivo para proteger a las once personas de la comunidad jesuita”.
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— CIDH – IACHR (@CIDH) January 31, 2023
El organismo internacional consideró que “las [11] personas beneficiarias se encuentran prima facie en una situación de gravedad y urgencia como consecuencia de las amenazas y hostigamientos por parte de grupos del crimen organizado, lo que ha puesto en riesgo los derechos a la vida e integridad personal”.
Por tal motivo, la Comisión solicitó al Gobierno que adopte medidas que protejan la vida los jesuitas, así como sus actividades pastorales e informar sobre las acciones adoptadas. Además que las medidas eviten la “amenaza, intimidación y violencia en su contra por parte de terceros”.
EL ASESINATO DE DOS SACERDOTES
El pasado 20 de junio dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados a balazos al interior de la iglesia del pueblo de Cerocahui, en el municipio de Urique, Chihuahua.
los sujetos también dispararon en contra de los sacerdotes, identificados como Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes también perdieron la vida.
Campos Morales, de 79 años, y Mora Salazar, de 80, tenían más de cinco décadas en la Compañía de Jesús. Los dos jesuitas eran parte del equipo de religiosos y laicos que están en la Sierra de Tarahumara, donde realizaban trabajo social y pastoral desde hace varias décadas, el cual incluía fortalecer la cultura de la comunidad indígena tarahumara y la preservación del medio ambiente.
José Portillo Gil, alías “El Chueco”, presunto líder de una célula del narcotráfico vinculada al poderoso grupo criminal de Los Salazar que está asociado al Cártel de Sinaloa en Chihuahua, es señalado como presunto responsable del homicidio de los dos sacerdotes jesuitas y de un guía de turistas en junio pasado.
Por ello, las autoridades anunciaron un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad en la sierra de Tarahumara para capturar a “El Chueco”, quien a pesar de tener desde hace varios años orden de captura, se paseaba por las calles de Cerocahui con absoluta impunidad e incluso patrocinaba un equipo de beisbol local. Todavía las autoridades no lo han detenido.