Con la cantidad de cubrebocas que hay disponibles existen razones por las que cada uno de ellos puede proteger a distintos tipos de personas, dependiendo del nivel de riesgo de contagio al que se encuentre, en los espacios cerrados, donde se sabe que es más probable contraer el virus, ¿cuál de todos funciona mejor?
Madrid, 1 de febrero (Europa Press).- Nadie hubiera imagino que las mascarillas iban a convertirse en un complemento más de nuestro look diario. Son muchas las posibilidades que tenemos, mascarillas de tela, higiénicas, quirúrgicas, las FFP2, ahora se habla también de las FFP3, que quieren hacer obligatorias para espacios cerrados, ¿cuál debemos usar?
En el caso concreto de los espacios cerrados que ahora quieren regular en España, en una entrevista con Europa Press Antonio Blanes, director de los Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos, recuerda primero que es muy importante recordar la necesidad de realizar una correcta ventilación, respetar los aforos, así como mantener la distancia social.
Después, reconoce que durante la actual pandemia se ha ido evolucionando en las recomendaciones sobre el uso de diferentes tipos de mascarillas en cada tipo de circunstancia, y en función de las características de la persona, pues no deben aplicarse las mismas para una persona sana que para una persona de alto riesgo o incluso sintomática.
“En cualquier caso, para que la mascarilla tenga un efecto protector es imprescindible que se ajuste bien en la cara, y que se tengan las precauciones de uso correcto de las mascarillas. Como en el resto de situaciones, además de hacer uso de la mascarilla, es imprescindible seguir el resto de medidas de protección frente al contagio”, incide el experto.
Así, y aunque el tiempo de permanencia sea breve, como por ejemplo en los ascensores, en los espacios cerrados ve súper importante hacer un uso correcto de la mascarilla y lavar las manos con frecuencia.
Desde Sanidad, antes de Navidades, publicaron un documento técnico sobre el empleo de mascarillas en el que reconocían que, de acuerdo con “un estudio experimental realizado con maniquíes y nebulizadores con SARS-CoV-2 se constató la efectividad del uso de mascarilla, siendo más eficaz el uso por parte del emisor y el receptor (comparado con el uso unilateral). La reducción de la transmisión con una distancia interpersonal de 50 cm no alcanzó el 100 por ciento con ningún tipo y oscilaría entre el 70 por ciento con el uso de mascarilla higiénica, el 80 por ciento con quirúrgica y el 90-95 por ciento con la FPP2, incluso con especificaciones de mejor ajuste”.
GUÍA SOBRE LAS MASCARILLAS
Con ello, desde el Consejo General de Farmacéuticos recuerdan que actualmente hay tres tipos de mascarillas en circulación:
1.Mascarillas quirúrgicas: Protegen a los demás, y con ellas evitamos expulsar el virus. Su uso está recomendado en personas sintomáticas o asintomáticas positivas. Su objetivo es evitar que el personal sanitario o los pacientes infectados transmitan agentes infecciosos al resto de población.
2.Las mascarillas filtrantes o equipos de protección individual o EPI: Las mascarillas FFP2 o FFP3, en función de su eficacia de filtración bacteriana, que ya existían de antes de la pandemia; protegen en ambos sentidos. Están diseñadas para filtrar las partículas y aerosoles líquidos presentes en el medio ambiente, impidiendo que sean inhaladas por el usuario.
Su uso está recomendado en personas que se encuentren en contacto estrecho con personas infectadas y en grupos especialmente vulnerables. Tienen como objetivo filtrar el aire inhalado evitando la entrada de partículas y así minimizar un riesgo potencial para el usuario que la lleva puesta.
3. Higiénicas: “Durante la pandemia aparecieron las higiénicas y se creó una normativa específica. Por tanto, deben cumplir unos criterios de eficacia y para ello deben estar correctamente certificadas. Si no cumplen con esa normativa ni control, hablaremos de mascarillas de tela sin el aval científico detrás y pueden ser peligrosas para nuestra salud. Por lo que debemos huir de ellas”, afirman.
Además, Antonio Blanes, del Consejo General de Farmacéuticos, precisa que el nivel para proteger al usuario y al resto de la población varía según la capacidad para filtrar el aire inspirado o espirado de las mascarillas. En este sentido, ve importante recordar también que es fundamental hacer un uso correcto de la mascarilla. “Además, para reducir el riesgo de contagios, la mascarilla debe usarse junto con otras medidas como la distancia social y lavado de manos frecuente”, insiste.
LA DURACIÓN DE ESTOS PRODUCTOS
Por otro lado, Blanes hace referencia a la duración de estos productos, indican que todo depende del tipo de mascarilla que estemos utilizando y de las condiciones de uso. “Por norma general, debemos cambiar de mascarilla en caso de que se humedezca por la propia saliva o respiración, por la lluvia o si se ensucia, rompe o deteriora”, resalta.
En el caso de que no se produzca ninguna de las situaciones anteriores, el tiempo de duración recomendado por cuestiones de comodidad e higiene es de aproximadamente unas cuatro horas, pudiendo llegar a prolongarse hasta ocho horas en mascarillas de tipo autofiltrante (o equivalente a un turno de trabajo). No obstante, es importante seguir las instrucciones del fabricante, según remarca.
Por otro lado, señala que no todas las mascarillas son reutilizables. Aquí puntualiza que las mascarillas quirúrgicas son de un sólo uso y se deben desechar tras su utilización. “Es importante señalar, que las ‘R’ que aparece en el etiquetado de las mascarillas quirúrgicas hace alusión a su clasificación (tipo I y tipo II) de acuerdo con su eficacia de filtración bacteriana. A su vez, el tipo II se subdivide en dos tipos dependiendo de si es resistente (R) o no a las salpicaduras”, apostilla Blanes.
¿Qué sucede con las mascarillas de tela? Sobre las mascarillas de tela, muchas de ellas caseras, el director de los Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos indica que éstas pueden estar fabricadas de muy diferentes materiales, y no se consideran como una medida de protección frente a virus respiratorios a día de hoy, ya que no hay estudios que avalen su eficacia y, en el ámbito laboral, no se debería promover su utilización. “Además, las mascarillas de tela ‘caseras’ no cumplen la normativa de EPI ni de producto sanitario (PS)”, destaca.
Por otro lado, menciona que las mascarillas higiénicas, tanto no reutilizables (de un sólo uso) como reutilizables, son las piezas faciales que cubren la boca, la nariz y la barbilla, que están provistas de un arnés de cabeza.
“Es importante recordar que las mascarillas higiénicas están destinadas a personas sin síntomas que no sean susceptibles de utilizar mascarillas quirúrgicas, ni filtrantes. El objetivo de su empleo es intentar reducir el riesgo de transmisión del virus desde la boca y la nariz del usuario no enfermo o asintomático, como medida complementaria a otras medidas preventivas aprobadas por las autoridades sanitarias”, sentencia Blanes.