Este año, la aprobación Presidente Enrique Peña Nieto vio caer a niveles históricos mientras su partido, el PRI, recibió en las elecciones de junio pasado un voto de castigo con el que perdieron la mayoría de las 12 gubernaturas en juego. Sólo se llevó cinco.
Politólogos dicen que hay poco que el PRI y Peña puedan hacer para revertir la tendencia. 2016 fue sólo el inicio de una gran debacle para ese proyecto político, dijeron, porque 2017 les pinta peor.
Ciudad de México, 31 de diciembre (SinEmbargo).- El cuarto año de Gobierno significó para el Presidente Enrique Peña Nieto y para el Partido Revolucionario Institucional (PRI) la antesala de lo que podría suceder en 2018: la salida del Tricolor de Los Pinos.
Con un Jefe del Ejecutivo Federal en los niveles históricos más bajos de popularidad, y un partido que perdió la mayoría de las gubernaturas que lideraba en los comicios del 5 de junio, aunado a los escándalos de corrupción de varios de sus ex mandatarios, el partido en el poder caerá a la tercera fuerza política, por debajo del Partido Acción Nacional (PAN) y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de Andrés Manuel López Obrador, previeron analistas políticos en entrevista con SinEmbargo.
La última encuesta del periódico Reforma, publicada el 4 de diciembre, reveló que en la intención del voto el PAN tiene un 27 por ciento, mientras que el PRI y Morena empatan en un segundo lugar con 22 por ciento. Mientras, los especialistas no ven cómo, durante los próximo meses, Peña Nieto, su grupo político y el PRI puedan recuperarse de los pobres resultados en materia económica y seguridad que ha obtenido su Gobierno.
“El PRI recibió ciertos castigos al perder varias gubernaturas. Ahí hay algo objetivo: pese a su enorme aparato especializado en mover a los sectores pobres y clientela tradicional, el PRI no pudo. Para Peña Nieto están los indicadores de las encuestas, donde tiene más de 70 por ciento de desaprobación. Una cifra enorme, sin precedentes. Por eso hace esta campaña de ‘lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho’. ¡Vaya manera de hacer una campaña de imagen de Gobierno! Es casi como estar llorando”, dijo Lorenzo Meyer Cossío, historiador y politólogo de El Colegio de México (Colmex).
En agosto de este año el diario Reforma publicó una encuesta en la que el Presidente de la República tiene un 74 por ciento de desaprobación. Es decir sólo dos de cada 10 ciudadanos aprueban su administración.
La muestra también reveló que entre líderes, Peña Nieto registró el nivel más bajo con 82 por ciento de desaprobación. De abril a agosto, en cuatro meses, el Jefe del Ejecutivo Federal cayó 7 puntos en su popularidad.
De acuerdo con un estudio sobre la aprobación del Gobierno de Enrique Peña durante 2016, publicado por Parametría, siete de cada diez entrevistados (73 por ciento) desaprueba el trabajo del Presidente.
“Si analizamos los datos sólo de este año, así como algunos de los eventos más sobresalientes, observamos que logros como la recaptura de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán ocurrida en enero; el crecimiento en el tema del acceso a las telecomunicaciones o bien el lanzamiento del Sistema Nacional de Transparencia y las modificaciones al sistema de justicia, no han tenido un impacto importante en la opinión pública del país”, dice la encuesta.
Parametría establece que en temas de políticas públicas, el Presidente tampoco fue aprobado en temas como el combate a la delincuencia con 67 por ciento de desaprobación; narcotráfico, con 65, y pobreza con 65 por ciento.
“Ya es difícil pensar en una opinión negativa más contundente, más dura contra el Presidente. Se ha caído ese Presidente que fue presentado como el ‘Salvador de México’ por la revista Time en 2014. Hoy no se atreverán hacer algo así ni de chiste, aunque les pagaran. El año termina muy mal, en descenso; pero lo peor es que no se ve una solución, porque quedan dos años y se complica porque es tiempo muerto. Todos sabemos que la parte final de un sexenio es muerta para el Presidente”, consideró Meyer.
José Antonio Crespo Mendoza, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), consideró que los escándalos de corrupción de los ex gobernadores del PRI le costarán al partido la elección de 2018.
“Al país lo perjudica mucho por los recursos, el abuso mismo, la indignación que provoca, la impunidad que prevalece hasta ahora. Eso desanima porque la gente hace el esfuerzo en donde puede, en sus trabajos, para que estos se lleven todo y queden impunes. Pero la gente está aprendiendo a manejar los abusos y la corrupción en las urnas, así que el PRI tiene reducida la posibilidad de volver a repetir en 2018”, dijo Crespo.
El politólogo afirmó que en los próximos comicios presidenciales será “difícil que el Tricolor pueda competir seriamente”. Explicó que debido que hasta hoy, con Javier Duarte de Ochoa, ex Gobernador de Veracruz, prófugo y otros siete ex mandatarios con acusaciones de corrupción sin ser perseguidos por ninguna autoridad, el partido en el poder “no podrá convencer al electorado de que su lucha contra la corrupción es verdadera”.
EL FRACASO ELECTORAL DEL PRI EL 5 DE JUNIO
Los analistas prevén que el tricolor lleva las de perder en 2018, a pesar de que logre conservar el Estado de México en las elecciones de 2017.
Los resultados de los comicios del 5 de junio pasado fueron devastadores para la fuerza política que ocupa Los Pinos. Perdió la mayoría de las 12 gubernaturas en juego y sólo se llevó cinco. Entre las pérdidas están tres de sus principales bastiones: Veracruz, Quintana Roo y Tamaulipas.
Veracruz, por ejemplo, representaba para el priismo un importante coto de poder: se trata de la tercera entidad con mayor votación en el país después del Distrito Federal y el Estado de México. El PRI perdió también Chihuahua frente al PAN.
Por su parte, el Blanquiazul consiguió colocarse como primera fuerza política en cinco de los 12 estados en donde se renovaron congresos, revirtiendo en su totalidad la composición de la legislatura saliente. Además, sólo fue primera fuerza en 6 de las 10 legislaturas salientes en donde mantenía una mayoría arrasadora.
En Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz los diputados panistas se colocaron como primera fuerza y desbancaron al PRI a un segundo lugar. En Durango, Hidalgo y Quintana Roo, el PAN avanzó en el número de legisladores.
En entidades como Oaxaca, Veracruz y Zacatecas, el partido que lidera Andrés Manuel López Obrador, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se colocó como tercera y cuarta fuerza política.
“El poder desgasta y ha sido un golpe de castigo después de malos gobiernos. La población finalmente decidió cambiar y elegir la opción que le parecía más viable, en algunos casos el PAN en alianzas con el PRD. Simplemente fue un agotamiento de los gobiernos del PRI y malos gobiernos, un voto de castigo. Es lo más normal de las democracias que se den los votos de castigo después de tantos años bajo los gobiernos del PRI [que] cada vez eran más malos. Todo el desgaste de Veracruz, Tamaulipas, la complicidad con el narco, la gente se hartó”, dijo en entrevista con este medio digital, en junio pasado, Jorge Chabat, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, explicó que el sabor de la derrota fue para el PRI, pero también para el Presidente Enrique Peña Nieto.
La analista recordó que después del fracaso electoral del 5 de junio, el Presidente cometió más errores: “Los más sonados fue la invitación a Donald Trump [Presidente electo de Estados Unidos], que no se perfilaba como el ganador, que además agredió a los connacionales e insultó al país, y Peña Nieto lo invitó a venir a México y le dio al traste a su ya popularidad a la baja”.
A la mala imagen de Peña Nieto, además, se sumaron los escándalos de corrupción de los ex gobernadores priistas, que estallaron a partir del segundo semestre del año.
“Observamos una clara debilidad de la Presidencia, de la institución y del Presidente que ocupa la silla. En 2017 y 2018 el PRI hará todo lo posible por ganar el Estado de México, su bastión con mayor número de votos, cuna del Presidente y su grupo en el poder. Además, Coahuila y Nayarit son importantes para el priismo, porque no ha habido alternancia”, explicó.
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EL FRACASO ECONÓMICO Y EN SEGURIDAD
Al fracaso electoral se sumó el económico y el de seguridad, ambos el talón de Aquiles del Gobierno de Peña Nieto durante 2016.
El 4 de octubre pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó su estimación de crecimiento para la economía del país a 2.1 por ciento. Este mes en la encuesta del Banco de México (Banxico), los especialistas del sector privado recortaron las expectativas de crecimiento a 1.6 por ciento. Ésta última previsión, según especialistas en la materias, ha sido la más pesimista durante el Gobierno de Peña Nieto para un cierre del año recabada por Banxico.
En julio de 2015, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que los mexicanos en pobreza aumentaron de 53.3 millones en 2012 a 55.3 millones en 2014. Es decir, durante los primeros años de Gobierno de Peña Nieto casi 2 millones de mexicanos engrosaron las filas de los más pobres.
Y en materia de seguridad, durante 2016, el alza en los homicidios alcanzó su máximo nivel en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto: en promedio tres de cada cuatro estados registra este año un incremento en el número de asesinatos.
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De enero a noviembre se registraron 18 mil 915 casos de homicidios dolosos, de acuerdo con datos oficiales actualizados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Durante los primeros 11 meses del año, el incremento fue de 12 por ciento respecto a 2015.
Según la organización Semáforo Delictivo, si se comparan las cifras entre enero y octubre con las registradas en los mismos meses del 2015, las ejecuciones del crimen organizado ascendieron en un 50 por ciento y los homicidios en un 21 por ciento.
En entidades como Guerrero, la violencia dejó durante los primeros 11 meses del año 2 mil 44 muertos. Los homicidios superaron la tasa de asesinatos por cada 100 mil guerrerenses promediada el año pasado.
Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), dijo que los resultados de la administración han provocado un desgaste en la estructura interna del partido en el poder y de la figura presidencial.
“Lo que va a marcar los retos en los siguientes dos años es el tema de la elección de los candidatos a las gubernaturas.La figura del Presidente de la República le ha generado conflictos a la estructura partidaria. En las elecciones de ese año ya se vio que muchos candidatos trataron de alejarse completamente del Presidente”, detalló.
Para Lorenzo Meyer el último periodo de Peña Nieto promete un escenario difícil por el panorama internacional y el nacional.
“Está el escenario internacional que de repente se nubló más y que no era particularmente brillante para México; ahora se obscureció de manera terrible por Donald Trump. Si a esto le sumamos la devaluación del peso y la idea de que este año que viene crecerá la economía mexicana mucho menos que el 2016, que habrá inflación y todas estas reformas como la Energética, tan vendida, explotada, este 2016 es el principio de algo peor para 2017. Si este año es malo, en próximo será peor”, dijo.