Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).- Un experimento con muy poco tiempo de preparación iniciará lo que para muchos es el último intento para salvar un barco casi hundido en busca de resurgir. Fiel a su estilo, Miguel “Piojo” Herrera, debuta hoy en plano internacional con un amistoso (otro mas) en los Estados Unidos, pactado desde hace ya mucho tiempo. En la plantilla hay mayoría americanista. Otro sistema, el cuarto en menos de dos meses, al servicio de una pasión alicaída.
En la planeación, enfrentar a Finlandia en San Diego, era un mero trámite que había que cumplir con los patrocinadores y con la empres SUM, encargada de organizar los partidos amistosos en suelo estadounidense. Ricardo “Tuca” Ferreti, entrenador de los Tigres de la UANL, llamó a estos cotejos como “partidos moleros”. En un sinfín de oportunidades, millones de mexicanos han visto duelos donde el brillo ha estado en la grada con los paisanos aletargados en la emoción de ver a su representativo nacional para poder sentirse como en casa, envueltos en una idiosincrasia distinta.
El amistoso de hoy por la noche ha adquirido un estatus de importancia que nadie imaginaba hace unos meses. Durante años, los jugadores convocados para viajar a Estados Unidos, intentaban ante los medios justificar el rival en turno. Después, a días del compromiso amistoso, compras masivas de futbolistas mexicanos, acaparaban las portadas deportivas. Ya en la cancha, con el entusiasmo de aquel connacional arraigado ilegal o legalmente, tenía un cachito de su idiosincrasia justo enfrente, pateando una pelota.
Miguel Ángel Lara Hidalgo, especialista en comunicación y deporte de la Universidad Iberoamericana, cree que el “jugador mexicano no está realmente consciente de lo que representa para la sociedad”. Representar al país en un ámbito internacional, es un motivo de orgullo que se ve reflejado en los comentarios de la prensa y la sociedad cuando la disciplina tiene carácter olímpico o amateur. El futbolista, encumbrado en el profesionalismo y en idolatría, provoca criticas por lo que muchos definen como “injusta atención”. El futbol, dominador de pasiones, sigue generando más lamento que alegrías.
Finlandia, 63 en el ranking de la FIFA, es el rival elegido para jugar frente al Tri en San Diego. Mientras la televisión hacen sus ya tradicionales notas de color sobre el lugar, el máximo organismo que rige el futbol internacional le ha negado al americanista Rubens Sambueza poder jugar con México los partidos de repechaje frente a Nueva Zelanda, tras haber disputado el mundial sub 17 del 2001 en Trinidad y Tobago con Argentina. El que fue encumbrado como pieza clave del esquema del Piojo, se quedó sin posibilidad de vestirse de verde.
Con la mente puesta en los partidos vitales frente a los neozelandeses, la ironía se hace presente en el panorama caótico en el que se ha metido el futbol nacional. “Un partido molero”, un amistoso más invendible con toda la maquinaria de publicitaria detrás, es el único ensayo serio que tendrá Miguel Herrera antes de adentrarse en el nervioso umbral de la repesca mundialista, donde el americanismo se engrandecerá o terminará por sucumbir en la rutina negativa de los últimos meses, donde los malos manejos, han quedado desnudados con el mal juego de la selección.
