Acullá

ENTREVISTA | Estamos frente a un cambio histórico en la política de las drogas: Ioan Grillo

29/08/2016 - 12:03 am

El periodista inglés radicado en México presenta su libro Caudillos del crimen. De la Guerra Fría a las narcoguerras, donde pinta un mapa de los principales cárteles latinoamericanos. El contexto donde se desarrolla el negocio de las drogas es macabro y desolador. Sin embargo, el reportero abre una puerta de esperanza en la legalización de la marihuana que ha comenzado a darse en algunos lugares del mundo.

Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).- El mapa de los cárteles latinoamericanos que ha pintado el periodista británico radicado en México Ioan Grillo es macabro y desolador. El autor del bestseller El Narco, investiga en este libro a diversas organizaciones delincuenciales del continente,  a través de un recorrido por los nuevos campos de batalla de la región.

Caudillos del crimen se centra en cuatro familias del crimen: el Comando Rojo en Brasil, la Shower Posse en Jamaica, la Mara Salvatrucha en Centroamérica y los Caballeros Templarios en México.

Grillo pone al descubierto diversas redes delictivas donde confluyen pandillas, mafias, escuadrones de la muerte y cultos religiosos. Uno de sus objetivos principales es interpretar los mecanismos de la violencia demente así como las motivaciones de los adictos al gatillo.

Mezcla de empresarios, terroristas y estrellas de rock, los caudillos del crimen lanzan los ataques propios de una guerrilla, operan como fuerzas políticas e intimidan gobiernos, combaten a sus rivales y se hacen cargo de una gran parte del comercio mundial de estupefacientes, armas y seres humanos.

En las favelas de Brasil, los “comandos” del crimen están en un combate urbano cuerpo a cuerpo contra la policía y contra sus rivales; se trata de un conflicto que ha causado más muertes incluso que la guerra del narco en México.

Honduras se ha convertido en uno los países con el índice más alto de asesinatos; ahí las pandillas de Maras desplazan a miles de personas, muchas de las cuales huyen a Estados Unidos como refugiados.

Los guetos de Kingston, Jamaica, son los campos de exterminio de las pandillas; además, esa ciudad cuenta con una de las mayores fuerzas policíacas homicidas en el mundo. La pregunta más importante es por qué América Latina se ha inundado con tanta sangre en los albores del siglo XXI.

“Este ya no es un problema que los políticos puedan darse el lujo de ignorar. La economía criminal ya afecta a la gente: la gasolina en tu carro, el oro en tus joyas, tus impuestos en pesos (o dólares o euros) que financian la guerra contra las drogas”, dice Grillo.

“La red de las cuatros familias criminales en este libro se extiende por todo el hemisferio, hasta todo tipo de lugares inesperados. Influye en el precio de los limones en los bares neoyorquinos, en agentes secretos británicos, estrellas de la Copa del Mundo, candidaturas para ser sede de las Olimpiadas, preguntas sobre el inicio de los motines de Londres. En verano de 2014 estuvo relacionada con 67,000 niños sin acompañantes que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos, en lo que el presidente Barack Obama llamó una crisis humanitaria. Aunque no todos venían huyendo de las balas, algunos mostraron evidencia fehaciente de que los matarían si volvían a casa. Obtuvo menos publicidad con el hecho de que decenas de miles de adultos de la región también estaban llegando a la frontera sur para pedir asilo político. Hay quienes preguntan por qué importa que los países vecinos se derrumben. Ésta es una de las razones.”, agrega.

Ioan Grillo ha reporteado sobre Latinoamérica desde 2001 para medios internacionales, incluyendo Time Magazine, Reuters, The New York Times, CNN, The Associated Press, NewsHour de PRS, GlobalPost, Houston Chronicle y el Servicio Mundial de la BBC. Su primer libro, El narco: en el corazón de la insurgencia criminal mexicana, fue traducido a cinco idiomas y fue finalista del Premio Orwell y el Los Angeles Times Book Prize.

–Cuando investigabas para este libro, ¿no tenías miedo de estar mitificando a los grupos criminales de la droga?

–La cobertura de la delincuencia organizada en México y Latinoamérica presenta ese reto a los periodistas. Los conflictos de la violencia en el continente son nuevos, se debaten entre la guerra y el crimen. No hay reglas claras y ni los periodistas ni los políticos alcanzamos a dimensionar realmente estos conflictos. ¿Cómo debemos cubrir una narcomanta? ¿Debemos mostrar o no un cadáver, sobre todo cuando a veces son los propios grupos del crimen organizado los que dicen que asesinan a menudo para obtener publicidad? Entrevistando a los sicarios y a los jefes criminales, tanto encarcelados como los que están libres, me hizo entender que es necesario hablar con los asesinos para entender bien qué está pasando. El impacto en la política y en la vida de tanta gente que han tenido esos crímenes nos obliga a entender bien lo que sucede. Un libro no crea más delincuentes, mitifican más las series y las narconovelas que un libro y ni siquiera esos productos son culpables de esta realidad tan cruel. Hay causas más fuertes como la impunidad y el aislamiento social de muchos jóvenes, la falta de asistencia, de salud, de educación, que explican el fenómeno del narcotráfico y sus crímenes. En todo caso, con la narcoficción lo que puede suceder es que la gente crea que Teresa Mendoza, La Reina del Sur, La Reina del Pacífico, Sandra Beltrán y la actriz Kate del Castillo sean todas la misma persona (risas)

–Según tu libro, el crimen plantea un Gobierno paralelo. Por otro lado, uno piensa que es una decisión política la que puede acabar con esto…

–Bueno, no diría un Gobierno paralelo sino un poder paralelo. La diferencia tal vez resulte sutil pero es importante. No es un control como el que tiene el Estado islámico en muchos territorios. En los pueblos latinoamericanos tomados por el crimen organizado, el Gobierno todavía entra –a veces armado hasta los dientes-, todavía cobra impuestos, recoge la basura, cobra la luz. El crimen tiene allí otro poder, al decidir quién entra o sale del pueblo y tener cooptados en muchos casos a la policía y a los políticos locales. El sicariato es una fuerza armada paralela y controla gran parte de la economía local mediante la extorsión y haciéndose cargo de la agricultura. Ahora bien, no se trata de una decisión política exclusiva que pueda acabar con el crimen organizado. En México, por ejemplo, el Estado es totalmente corrupto, pero esa trama de corrupción es muy compleja, es por capas, no es que el Gobierno de manera vertical esté ligado directamente al crimen. El mismo Estado se encuentra fracturado por intereses en contrario. Cuando el Gobierno manda el ejército a un lugar dominado por los sicarios, ¿qué sucede?, que los sicarios se esconden y vuelven a salir cuando el ejército ya no está. Es la estrategia de la guerrilla, aunque la guerrilla tiene intereses muy distintos a los de los cárteles.

Un mapa del crimen en Latinoamérica. Foto: Especial
Un mapa del crimen en Latinoamérica. Foto: Especial

–Una decisión política podría ser la legalización de las drogas

–Sí, efectivamente. En ese sentido, estamos frente a un cambio histórico en la política de las drogas y estoy a favor de legalizar algunas drogas, no todas. La visión que tenía Richard Nixon cuando creó la guerra contra las drogas era que con su accionar no iban a existir las drogas y como bien sabemos eso no sucedió. El consumo de drogas aumenta año tras año en los Estados Unidos. La ONU instituyó el eslogan “Un mundo sin drogas en el tercer milenio” y eso tampoco pasó. Tenemos que convivir con la droga y por tanto tenemos que construir como sociedad una nueva política sobre el tema. Esa nueva política está en proceso. Hay que buscar el optimismo. Son muchas las cosas malas que suceden. El crimen en México ha generado tanto sufrimiento. También en el continente. Se ha perdido un millón de vidas a causa de la guerra del narco en Latinoamérica. Mientras en el mundo bajan las cifras de muertos por crimen organizado, en el continente no paran de aumentar. Hay que buscar las soluciones e investigar como periodistas colabora con esa búsqueda.

–No es una competencia de quién es el más malo, pero tu libro muestra que no hay grupos de criminales más sanguinarios que los mexicanos

–Pero no es personal. Cuesta admitirlo. Es una forma de maldad, es cierto, y es una maldad impresionante, pero quienes cometen esos crímenes tienen la lógica de la guerra de mediana intensidad. No pasa todo por personas crueles, sino por la lógica de un conflicto armado permanente. Hombres que mandan, hombres que obedecen, como pasaba en Vietnam cuando llegaban los soldados estadounidenses y cometían atrocidades, masacres. Hay que sembrar el terror y lo hacen con la violencia, con la crueldad.

–¿Esta investigación te puso en riesgo en algún momento?

–Todos los periodistas que cubrimos el crimen organizado corremos riesgos. Un tipo me acusó de ser la DEA y me amenazó con darme un balazo en la cabeza, estuve en medio de balaceras, con el ejército y la policía muy agresivos…aquí en México a diario matan un periodista, en lugares como Tamaulipas o Veracruz, ha habido un ataque sistemático a la prensa y sin embargo los periodistas mexicanos siguen trabajando, se hace un gran periodismo en este país.

–¿Qué te dejó escribir el libro?

–Hace 16 años que vivo en México y que investigo sobre el tema. Lo que siempre me deja un libro es que hay que buscar la esperanza por donde sea. Como periodista creo que la solución a la violencia en México y Latinoamericana depende, es cierto, de una voluntad política fuerte y pensada, armar una policía que funcione, darle educación y asistencia a los jóvenes…sin dejar de desestimar la fuerza de la sociedad civil que no debe dejar de presionar e insistir para que el problema se solucione. En la cuestión de las drogas, todos cumplimos un papel. Crecí en Brighton, vi morir a jóvenes adictos morir a causa de la heroína, los países ricos que consumen también juegan un rol y hay que explicar esto a los jóvenes drogadictos de las naciones desarrolladas. Si te drogas, habrá consecuencias, no sólo para ti.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video