El próximo 2 de octubre se conmemoran 50 años de la masacre de Tlatelolco, uno de los episodios más oscuros de la democracia en México, en el que murieron decenas de jóvenes en medio de una represión a un mitin estudiantil por parte de las fuerzas de seguridad del Estado.
Ciudad de México, 28 septiembre (EFE).- El movimiento estudiantil de 1968, que el 2 de octubre vivió uno de los episodios más oscuros de México con la matanza de Tlatelolco, prueba la importancia de escuchar a los jóvenes y tuvo un impacto positivo en derechos humanos, destacó hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
"El movimiento estudiantil del 68 nos dejó claro que siempre se debe escuchar la voz de los jóvenes y que jamás deben cerrarse los canales de comunicación, pues siempre es posible abrir espacios de diálogo y concordia", afirmó Luis María Aguilar Morales, presidente de la Suprema Corte.
Durante la inauguración del coloquio "El 68 y su impacto en materia de derechos humanos", el presidente del máximo tribunal aseguró que el 2 de octubre de 1968 no se debe olvidar por el legado que dejó en el país latinoamericano.
A raíz de este trágico suceso, en el que murieron decenas de estudiantes atacados por fuerzas de seguridad, "los mexicanos tenemos el compromiso de mantener en la memoria la noche de Tlatelolco y los sucesos que se recuerdan año con año, para que no se repitan", expuso.
Aguilar aseveró que el movimiento del 68 fue un "parteaguas en la historia política y cultural de México", que derivó en "un avance sustancial innegable en el terreno de los derechos humanos".
Afirmó que el movimiento fue crucial para la juventud del mundo, pues los jóvenes se reconocieron como un "sector capaz de movilizarse y de contagiar al mundo con su conciencia crítica".
Asimismo, sostuvo que el medio siglo que ha transcurrido desde entonces, permite, con una amplia mirada retrospectiva, valorar todo lo que se generó después en Francia, España, Estados Unidos y México.
Recordó que los años 60 inauguraron un camino de transformación de los conceptos de familia, sexualidad y reproducción, así como una redefinición de lo público y lo privado, y la lucha por los derechos de ciertas minorías, como el colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT).
"Nadie pone en duda la importancia del movimiento en el avance de la democracia, de la libertad de expresión y manifestación de las ideas en México, así como en la ampliación de ofertas para la educación superior", agregó.