Expertos coinciden que impulsar la industria nacional y la generación de empleos para mejorar el crecimiento de la economía, pues de no hacerlo el país sufrirá más presiones sobre sus finanzas y, tal vez, sobre el nivel de endeudamiento del gobierno en el futuro. Y señalan que "el actual nivel de deuda no es grave, aunque de seguir la tendencia al alza en cinco años podría superar el 60 por ciento del PIB y convertirse en un peligro". El CEESP advirtió que la propuesta de paquete económico para 2017 debe incluir medidas “agresivas” en materia de reducción del gasto, pues ésta es la mejor manera de mantener finanzas públicas sanas.
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Ciudad de México, 28 de agosto (SinEmbargo/Xinhua).– México necesita dinamizar su producción industrial para salir del lento crecimiento económico en el que está inmerso y, de paso, aliviar su cada vez mayor endeudamiento, un aspecto que ya preocupa a las agencias calificadoras, dijeron a Xinhua economistas expertos. Mientras que el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) advirtió que la propuesta de paquete económico para 2017 debe incluir medidas “agresivas” en materia de reducción del gasto, pues ésta es la mejor manera de mantener finanzas públicas sanas y fortalecer la estabilidad macroeconómica.
El investigador de la Fundación de Estudios Financieros (FUNDEF) del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Jorge Sánchez Tello, expuso a Xinhua que los sectores terciarios de telecomunicaciones y servicios crecen a tasas mayores al 3 por ciento, pero la actividad industrial lo hace a un menor ritmo o registra caídas.
"Hay un sector que está jalando a la economía y se puede checar cuando se desglosa por sector el crecimiento: el sector minero petrolero y el sector minero no petrolero, sobre todo este último, que en el ultimo trimestre cayó casi 10 por ciento", dijo.
Esta semana, el gobierno redujo su perspectiva de crecimiento para 2016 a entre 2 y 2.6 por ciento desde un rango de 2.2 a 3.2 por ciento previo, alegando factores externos como la volatilidad financiera global y una debilidad industrial de Estados Unidos que perjudica a la manufactura mexicana.
Esa expectativa apunta a que México sumará otro año sin dar un salto en el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB), que fue de 2.5 por ciento en 2015, de 2,2 por ciento en 2014, y de 1.35 en 2013, números que expertos e instancias internacionales califican como modestos o decepcionantes frente a su potencial.
El investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Bernardo Olmedo, advirtió que el gobierno ha apostado en su estrategia de crecimiento por la manufactura de exportación sin dar mayor impulso al resto de la industria nacional.
Industrias como la automotriz, aeroespacial, electrónica o farmacéutica concentran la atención, pero están casi en su totalidad en manos de firmas transnacionales y el resto de la industria no está siendo incorporada al esfuerzo exportador, subrayó el coordinador de la Unidad de Investigación en Economía Industrial del instituto.
"No hay una estrategia definida por parte del gobierno si no es a través de la baja de salarios. Aquí lo que hay que desarrollar es el mercado interno y cómo lo desarrollas si no hacemos que se dinamice la economía industrial propia. Si no es así ¿cómo?", apuntó Olmedo.
El reciente ajuste a la baja de la perspectiva de crecimiento para este año es el segundo que la Secretaría (ministerio) de Hacienda realiza en menos de tres meses, luego de que en mayo bajó la expectativa desde un intervalo de 2,6 y 3,6 por ciento fijado en 2015.
En ambos casos, Hacienda también argumentó una afectación por la caída de los precios del petróleo y enfatizó que el consumo interno ha sido un pilar de la economía porque evolucionó en el semestre.
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El académico del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, Abraham Vergara, expuso que el entorno externo adverso pesa, sin embargo a México le ha faltado generar más empleos formales porque suma 2.1 millones en tres años cuando tendrían que ser 4,5 millones.
"Hay un entorno internacional difícil, sí, pero no es lo único. No hay que echar la culpa sólo para afuera... Los precios del petróleo nos afectaron, sin embargo empiezan a subir", remarcó el experto.
Vergara recordó que a menor crecimiento económico se recaudan menos ingresos fiscales y el gobierno federal ha ido aumentando su endeudamiento, una situación que de no controlarse, advirtió, podría llevar a la desestabilización macroeconómica contra la que se ha luchado en las últimas dos décadas.
Por lo pronto, la combinación de lento crecimiento a largo plazo y mayor endeudamiento llevó esta semana a la calificadora crediticia Standar and Poor' s Global Ratings (S&P) a revisar a la baja la perspectiva de la calificación soberana de México, colocándola en negativa después de mantenerla en estable.
S&P expuso que su opinión es una señal de preocupación porque, en medio del bajo crecimiento, la deuda del gobierno para este año representa el 45 por ciento del PIB tras aumentar continuamente desde 2005, cuando equivalía al 28 por ciento. Prevé que a este ritmo el endeudamiento se acerque al 48 por ciento en 2019.
"Con menos crecimiento, el gobierno va a sufrir más presiones sobre sus finanzas y, tal vez, sobre el nivel de endeudamiento del gobierno en el futuro", dijo el director del área de calificadoras de la firma, Joydeep Mukherji, en entrevista radiofónica con Grupo Fórmula.
A pesar de la opinión negativa, S&P confirmó a México la calificación de "BBB+", tres niveles arriba de países o emisores que son vulnerables a incumplimiento de pago, porque el gobierno ha dado señales de prudencia y recortado el presupuesto dos veces este año.
Sánchez Tello, del FUNDEF, explicó que se trató de un "primer llamado" de la calificadora porque el actual nivel de deuda no es grave, aunque de seguir la tendencia al alza en cinco años podría superar el 60 por ciento del PIB y convertirse en un peligro.
"Es un llamado muy particular a la Secretaría de Hacienda de que tiene que aplicar una política creíble de recorte al gasto y de que va a frenar el endeudamiento. Todavía no estamos en niveles graves", apuntó el investigador.
En un comunicado emitido tras el informe de S&P, el ministerio de Hacienda expuso que el gobierno mantiene su compromiso para reducir los requerimientos financieros y lograr un superávit primario el próximo año de cara a estabilizar la deuda.
Agregó que los esfuerzos se reflejan en una confianza de los inversionistas extranjeros en los bonos del gobierno, que han alcanzado tasas de interés en "mínimos históricos" en las últimas colocaciones en los mercados.
El experto señaló que aún así, México ostenta una situación más favorable que la mayor parte de América Latina, donde, según el listado de S&P, el resto de los países tienen calificaciones similares o en niveles inferiores, salvo Chile.
"A mi me llama especialmente la atención que se incrementó mucho la deuda, el gasto, pero la economía no ha crecido más", advirtió Sánchez Tello.
LA IP ESPERA MEDIDAS PARA REDUCIR GASTO
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A más tardar el próximo 8 de septiembre se presentará al Congreso el paquete económico 2017, en el que se espera que las autoridades hacendarias incluyan una estrategia de gasto, estimó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.
En su reporte semanal “Análisis económico ejecutivo”, afirmó que fortalecer la estabilidad macroeconómica es fundamental en este contexto, y la mejor manera de hacerlo es un programa de gasto eficaz y transparente, uno que contribuya realmente a impulsar la actividad económica y al mismo tiempo cumpla su función como factor de redistribución de la riqueza.
Estimó fundamental que el gasto público sea eficiente, pero dadas las condiciones ya no sólo es indispensable la buena asignación de los recursos, sino una reducción importante en todo el gasto.
Expuso que la relación deuda total a PIB, considerando al saldo histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) como el indicador más amplio de deuda pública, fue equivalente a 46.9 por ciento hasta el primer trimestre del año, y se espera que al finalizar el ejercicio ascienda a 50 por ciento.
Si esto se cumple, en los primeros cuatro años del sexenio la deuda total se habrá incrementado en el equivalente a 13.6 puntos del PIB, calculó el organismo.
Si bien los planes de las autoridades apuntan en la dirección correcta al estimar una disminución de medio punto porcentual en los RFSP para 2016, de tal manera que representarían 3.0 por ciento del PIB, la velocidad con que se intenta ajustar esta variable es menor en la que se incrementó la deuda total, anotó.
Sostuvo que fortalecer la estabilidad macroeconómica implica consolidar las finanzas públicas, para lo cual es indispensable una reducción importante del gasto público que contribuya a regresar a un balance primario superavitario suficiente para evitar que la deuda total siga al alza como porcentaje del PIB.
Además, que contribuya a reducir las presiones de la cuenta corriente, que en la primera mitad del año registró un déficit de 15 mil 449 millones de dólares, cifra equivalente a 3.0 por ciento del PIB, refirió.
En su opinión, el superávit primario necesario para evitar que la deuda siga al alza como proporción del PIB debe ser de 1.5 por ciento del PIB, equivalente a cerca de 300 mil millones de pesos, que sería la necesidad de ajuste del gasto.
Esa cifra, abundó, se deriva de que la tasa de crecimiento de la economía es muy inferior a la tasa de interés que se paga por la deuda, 2.3 por ciento frente a 5.0 por ciento, por lo cual la deuda sólo por intereses se incrementa más rápido que el PIB.
En este contexto, estimó, sería deseable y nada extraño que en el paquete económico para 2017 se observen medidas más agresivas en materia de reducción del gasto, lo que contribuiría incluso a reducir el déficit de la cuenta corriente con su positivo efecto sobre el tipo de cambio.
“El Congreso de la Unión, en una actitud responsable, deberá apoyar y propiciar que tengamos un superávit primario lo más cercano a 1.5 por ciento del PIB”, consideró el CEESP.