A cuatro días de que den inicio las campañas políticas rumbo a las elecciones presidenciales del 1 de julio próximo, el candidato blanquiazul Ricardo Anaya Cortés lucha por bajar al abanderado priista Jose Antonio Meade Kuribreña criticando al Presidente de la República y al México corrupto e impune heredado por la administración peñanietista, coincidieron analistas.
Anaya se ha convertido en un candidato antiPRI. Y su herramienta estratégica para ganar no son las propuestas contundentes sino las críticas que lo hagan verse “bien” y generar emociones entre el electorado para ganar votos. Inclusive algunos antisistema que no concuerdan con la visión de Andrés Manuel López Obrador.
SinEmbargo realizó el ejercicio con politólogos, analistas del discurso y directivos de casas encuestadoras quienes hablan, con base en un mismo cuestionario, acerca del impacto del Presidente Enrique Peña Nieto en las propuestas de campaña de los tres principales aspirantes presidenciales: Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña.
PRIMERA ENTREGA DE TRES
Ciudad de México, 26 de marzo (SinEmbargo).– El panista Ricardo Anaya Cortés se ha perfilado como un opositor crítico al sistema. O más bien, al partido en el poder: el Revolucionario Institucional (PRI). Su discurso, ad hoc al clima político, se enfrasca en momento en atacar al Presidente Enrique Peña Nieto (EPN) y lo que representa. Anaya defiende a ultranza la lucha anticorrupción y un cambio de régimen. Y no hay mejor defensa en la arena política que el filo de los resabios ajenos. Sobre todo cuando se aspira a tener el puesto de quien uno critica.
Sus opositores le reprochan que fue uno de los facilitadores, desde el Pacto por México, de las llamadas “reformas estructurales”. Pero los ataques de Anaya a Peña han ido en escalada en los últimos meses. A raíz de los más recientes señalamientos públicos de presunta corrupción en contra del político blanquiazul, el también llamado “niño maravilla” ha volcado fuertes críticas en contra del priista de Atlacomulco, de quien dice que utiliza a las instituciones de manera facciosa para intervenir en las elecciones del 1 de julio próximo, como en el caso de la Procuraduría General de la República (PGR).
“Ricardo Anaya lo que ha tratado es desvincularse con ese pasado corrupto y con esas prácticas corruptas que también acechan al PAN. Por eso se desmarca de Calderón; por eso se desmarca de Vicente Fox. Porque [Anaya y su equipo de campaña política] dicen: ‘A ver, todo lo que pasó en gobiernos anteriores en materia de corrupción yo no tengo nada que ver. Yo soy un perfil nuevo que tiene otros objetivos y por lo tanto no me embarren dentro de esta discusión’”, dijo en entrevista Enrique Toussaint, politólogo de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Desde el año pasado, una noticia persigue al panista queretano: entre 2014 y 2016 compró y vendió un terreno en su estado natal. Lo adquirió por poco más de 10 millones de pesos y a los dos años de la compra, construyó siete mil metros cuadrados de una nave industrial que vendió en 54 millones de pesos. Hoy le es cuestionada la cantidad de dinero que genera y que no esclarece -a cabalidad- de dónde sale; también su presunta liga con empresas fantasma y dinero de dudosa procedencia.
“Anaya tiene una imagen muy volátil porque sale con la bandera anticorrupción. Le compran el tema de la bandera anticorrupción y de correr al PRI corrupto. El problema es que en cuanto sale lo del terreno, pues pierde todo el crédito”, explicó Ricardo Galván de las Heras, director de la casa encuestadora Demotecnia.
SinEmbargo expuso en un análisis previo que, de acuerdo con especialistas consultados, será elemental para los candidatos demostrar quién está más lejos del Presidente de la República. Es decir, el reto es demostrar quién es el candidato más antiestablishment o antisistema. Y por ende, quien se aleja más del hedor de la corrupción y propone soluciones a los pendientes que dejará la actual administración.
“Anaya necesita ser el depositario del voto anti PRI. No lo está logrando hacer, pero necesita serlo pues ha tratado de ser más crítico […]. Es decir, el que ha buscado capitalizar de forma más clara la debilidad de la presidencia de Peña Nieto, es precisamente Ricardo Anaya […]. Lo que quiere hacer Anaya en el debate político es [decir] ‘la mejor fórmula para derrotar al PRI soy yo’”, comentó Toussaint.
Según el promedio de las más recientes encuestas de preferencia electoral –Buendía & Laredo, Consulta Mitofsky, El Financiero y Parametría–, Ricardo Anaya se mantiene en la segunda posición con entre diez y doce puntos porcentuales por debajo del primer lugar, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Sin embargo, refirió Bloomberg el pasado 23 de marzo, el panista no logra desmarcarse del priista José Antonio Meade Kuribreña, con quien ahora está empatado en 24 puntos, lo que deja a ambos candidatos hasta con 18 puntos por debajo de AMLO.
En esta geometría política, los analistas consultados coincidieron en que habrá de dos sopas: la primera gran batalla de Ricardo Anaya será ganarle el voto tradicional al candidato del PRI, para luego, enfrentar a López Obrador, con quien se disputaría parte del voto antisistémico que no se identifica con el candidato de las izquierdas [AMLO].
“Anaya lo que ha hecho es buscar rivalizar con el priismo, porque lo que necesita es colocarse en el segundo lugar para después empezar a rivalizar con AMLO. Porque si Anaya no logra estar en una clarísima segunda posición el 28 de marzo, que inician las campañas… me refiero a sacarle 11, 12 o 13 puntos al PRI, puede ser que la elección presidencial se vaya a tercios. Si la elección presidencial se va a tercios, en ese momento tiene una gran posibilidad Andrés Manuel de ganar por un gran trecho de votos, porque Anaya no será capaz de rentabilizar el voto estratégico, el voto útil que termine perdiendo el PRI”, dijo Toussaint.
Al respecto concordó el doctor Rubén Aguilar Valenzuela, portavoz de la Presidencia de la República durante el sexenio de Vicente Fox Quesada [2000-2006], quien refirió a SinEmbargo que el equipo de Anaya está sosteniendo "una posición muy crítica respecto al Presidente”, inclusive evitando a Meade, "porque él es al final el candidato del Presidente. Y golpeando al Presidente, les favorece y les da puntos”.
Añadió que “la muy mala imagen del Presidente y la muy mala imagen del partido del Presidente favorecen a los candidatos de la oposición en general".
ANAYA: EL CANDIDATO ANTI-PRI
Para Aguilar Valenzuela, quien "se ha convertido en el verdadero candidato de la oposición es Anaya, que se ha enfrentado al Presidente; que le dice que si él llega a la Presidencia y hay motivos, pues se procedería vía los mecanismos institucionales del Estado mexicano en su investigación; y en su caso, actuar en consecuencia”. Y según él, “pareciera ser que el candidato del anti-sistema es ahora Anaya y el candidato prosistema es López Obrador”.
En octubre de 2014, Ricardo Anaya dijo que su relación con Enrique Peña Nieto era de respeto. En entrevista con el periodista Pascal Beltrán del Río, expresó que “nos hablamos con claridad. En lo que es bueno para el país nosotros apoyamos; en lo que afecta al país encuentran una oposición firme, responsable y valiente. En una palabra, es una relación de respeto.”
Ese “respeto” lo ha llevado a defenderlo, como cuando en 2013 condenó el supuesto espionaje del Gobierno estadounidense a EPN. Pero también lo a llevado a embestirlo. En 2012, por ejemplo, Anaya impulsó la “Expo Peña No Cumple”, misma que documentó los compromisos incumplidos de EPN como Gobernador mexiquense [2005-2011]. Esto ocurrió en el marco de las elecciones presidenciales de 2012, cuando buscaba impulsar la candidatura de la panista Josefina Vázquez Mota.
Aunque quizá la primera gran confrontación entre Peña Nieto y Anaya Cortés, luego de las elecciones de 2012, fue por la reforma fiscal. Entonces el PAN rechazó el Impuesto de Valor Agregado (IVA) en colegiaturas y su aumento en la zonas fronterizas del país; y también se opuso al impuesto a la renta, hipoteca y venta de viviendas, así como a la contratación de mayor deuda pública planteada desde el Ejecutivo federal.
El “respeto” se mantuvo, pero el criticismo de Anaya no paró. En septiembre de 2015, Anaya mencionó que EPN llegaba a su Tercer Informe de Gobierno con una economía estancada y con alzas en pobreza e inseguridad. Por eso, dijo, "seremos una oposición crítica contra ese gobierno que aumentó los impuestos, que no ha resuelto los problemas de seguridad. Y nos preocupa que en estos años ha aumentado la pobreza y la desigualdad”. Para él, las reformas fueron "muy buenas pero están en malas manos”.
Ya como líder nacional del PAN, en 2015, Anaya recalcó que su partido se abocaría a la lucha anticorrupción –en 2014, el PAN propuso la creación del Sistema Nacional Anticorrupción–; a la economía familiar –golpeada por la reforma fiscal y a unir a los integrantes de su partido –que dijo era elemental para recobrar la silla presidencial.
Para diciembre de 2015, según Anaya, “la inmensa mayoría de los mexicanos está profundamente decepcionada y desilusionada de los mediocres resultados del Gobierno federal priista”. Poco antes, en agosto, el “niño maravilla” se mostró indignado con la absolución de la Secretaría de la Función Pública (SFP) a EPN, por el caso de la denominada "casa blanca”. Un hecho que tildó de “auténtica burla que ofende a los mexicanos y que viene a confirmar lo que lastima tanto a nuestro país: la impunidad”.
Y para marzo de 2018, esta indignación resurgió en el discurso de Ricardo Anaya Cortés. En respuesta al supuesto utilitarismo institucional de EPN en su contra, el panista fustigó al Presidente diciendo que “aquí el que la haya hecho la tendrá que pagar”. Aludió entonces a los escándalos de la "casa blanca", Odebrecht, el socavón, la estafa maestra de la Secretaría de Hacienda a favor del PRI y los desvíos millonarios de Rosario Robles Berlanga.
"Hablar del Presidente refiere al poder, al partido y al sistema. Entonces cada candidato va a hablar de esos tres elementos de acuerdo a sus intereses. ¿Qué pueden decir del partido? [Criticar] la reputación del partido. ¿Qué pueden decir del sistema o de la funcionalidad del sistema? ¿Y qué pueden decir de la figura? La figura la están asociando con decisiones y afectaciones sociales. Las decisiones favorecen a los grupos de poder, políticos y económicos. Y las afectaciones son padecidas por los grupos sociales. Y esos son todos los referentes que están haciendo”, refirió la doctora Francisca Robles, especialista en análisis del discurso de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
LA CRÍTICA COMO HERRAMIENTA POLÍTICA
La relación entre Anaya Cortés y Peña Nieto es pues, como una veleta: se mueve según sople el viento. Y los resultados de la actual administración priista inciden en las propuestas del político queretano de tal forma, que su agenda política –como la de los demás aspirantes presidenciales– es un reflejo invertido de las carencias y atropellos que hoy en día asedian al país.
De acuerdo con el think tank estadounidense Pew Research, el 85 por ciento de los mexicanos está insatisfecho con el rumbo actual de México, además de un 70 por ciento que desaprueba las condiciones económicas de nuestra nación.
Las estadísticas del think tank indican que la principal preocupación de los mexicanos es el crimen [84 por ciento de los encuestados dijo eso], seguido de la corrupción política [84 por ciento], la violencia y el alza de precios [82 por ciento], la corrupción policial [79 por ciento], la falta de oportunidades de empleo [72 por ciento], la baja calidad educativa [63 por ciento], la desigualdad social [60 por ciento], la emigración por falta de oportunidades [57 por ciento], la seguridad social [56 por ciento], entre otros.
¿Y qué propone Anaya? Entre sus principales propuestas para cambiar a México están atacar la corrupción, empezando por investigar a los integrantes de la actual administración, incluido el Presidente; reconstruir los cuerpos civiles de policía para combatir la inseguridad; garantizar un ingreso básico universal para todos los mexicanos; reordenar las políticas sociales, es decir, analizar y mejorar los programas de gobierno; eliminar gastos burocráticos, promover a los emprendedores y generar empleos de calidad con buenos salarios.
Según la doctora Francisca Robles de la UNAM, Ricardo Anaya persigue “las necesidades empresariales”, aunque el verdadero "motivo de subsistencia de Anaya es la pelea” con el PRI.
“Voy a dar un referente muy burdo pero es así. Cuando las parejas se divorcian, cada quien está peleando para su lado y se olvidan los hijos. Bueno, Anaya está peleándose por el poder […] y no está pensando en la ciudadanía. Anaya cree que atacando al sistema lo va a lograr […]. Pero su guerra con el PRI no es con el PRI. Es con las figuras que no le convienen del PRI, porque también el PAN está lleno de priistas” –como José Antonio Aguilar Bodegas, José Rosas Aispuro, Miguel Ángel Yunes Linares, Rafael Moreno Valle, entre otros–.
Acerca de las propuestas y la visión de gobierno del político de derecha, el doctor José Fernández Santillán, analista político de Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), cuestionó la ideología de Anaya porque no queda clara en su discurso –menos con el contraste de su alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que es de izquierda–.
Sobre su estrategia de campaña, indicó que “Ricardo Anaya rompió con Peña Nieto. ¿Por qué? Porque en política siempre los candidatos hacen propaganda, hacen sus propuestas, pero casi nunca hacen un recuento del periodo. Y simplemente se dedicó a criticar pero no a analizar el sexenio de Peña Nieto”.
Los doctores Fernández y Robles apuntaron que la mercadotecnia política ha dado al traste a ciertos procesos democráticos, como en el caso de los discursos y las propuestas de los candidatos, mismos que se diluyen entre estrategias de propaganda.
La lógica de este tipo de acercamientos, según el doctor Rubén Aguilar Valenzuela, no sólo se da en México sino también en el resto del mundo porque las campañas políticas se construyen a partir de la emoción –o de la empatía del electorado para con el candidato– y no a partir de la razón –que serían las propuestas de política pública–, dado que “está demostrado a nivel internacional que la gente cuando articula su voto no lo hace en razón a propuestas sino lo hace con base a la emoción”, explicó Aguilar.
“El problema es que se nos coló ahí un mecanismo que ha distorsionado a nuestra democracia y que es el marketing político. De tal suerte que hoy confundimos democracia con propaganda mediática. Entonces las empresas de imagen política se han hinchado de billetes poniéndoles [a los candidatos] bien la corbata, la forma de la camisa, el peinado, el maquillaje… y eso cuesta millones de pesos. Y salir en televisión, en radio, eslóganes que no dicen nada, espectaculares. Y las ocurrencias han suplido a las ideas”, sostuvo Fernández Santillán.
Más allá, los especialistas sentenciaron que ninguno de los tres candidatos –AMLO, Anaya y Meade– ha pronunciado una propuesta clave de gobierno.
"Se han quedado en transmitir su pensamiento pragmático. Dicen lo que hacen, lo que piensan, pero no dicen lo que van a hacer con los que los van a favorecer […]. No han hecho partícipes a los ciudadanos de qué vamos a ganar si votamos por ellos […]. Cada quien está viendo por los grupos que van a favorecerlos con sus decisiones y se están vinculando con ellos”, concluyó Robles, para quien las elecciones quedarán definidas no por el pueblo sino por “el voto de los grupos del poder. Es el apoyo de toda la maquinaria del poder el que favorece a los candidatos”.