Ciudad de México, 25 ene (SinEmbargo).- Son 12 músicos en escena y una historia de 15 años al servicio de la locura musical proveniente de una cultura que poco conocemos, pero que cada vez que podemos vislumbrar, entendemos desbordada y contagiosa, líricamente imprevisible y conmovedora.
Se trata de Fanfare Ciocarlia, banda originaria de Rumania que ha sido llamada “el zafarrancho musical proveniente de los Cárpatos” y que este 2 de febrero arriba a México, para ofrecer un concierto en el Salón José Cuervo.
La agrupación va de lo tenebroso a lo exuberante, de lo dislocado a lo frenético, resultando sin duda una propuesta mucho más salvaje que sus célebres compatriotas de Taraf de Haïdouks, probablemente porque su entrenamiento se ha dado en esas delirantes bodas de pueblo que aprendimos a ver, por ejemplo, en los filmes de Emir Kusturica.
En una entrevista otorgada al periódico El País en noviembre pasado, declararon sin ninguna falsa modestia ser la banda más importante de Los Balcanes, contaron que vienen de un pueblo llamado Zeca Prajini, con 400 habitantes, 100 de los cuales se dedican a la música y reivindicaron su arte destinado a la gente común, a la gente de la calle.
Cargados de vientos y trascendiendo incluso las fronteras de lo que comercialmente se ha dado en llamar la world music, la Fanfare pisará un escenario caliente, con fuegos que dejarán encendidos los integrantes de la banda capitalina Nabuzenko, formada en 2006 en el Distrito Federal y cuyo interés principal es enriquecer su propuesta musical incorporando influencias de Medio Oriente a sus composiciones, según explican en un boletín de prensa distribuido para la ocasión.
Le sigue el turno a La Internacional Sonora Balkanera, que ha participado en el Festival Glastonbury, el Vive Latino y Cumbre Tajín con una ecléctica propuesta musical nacida en México. Osados, sin prejuicio alguno, sus miembros mezclan una euforia balcánica genuina con aires más nuestros como la cumbia y el son.
Trompetas, clarinetes, saxofones, tubas y trompetas anunciarán la entrada de la Fanfare Ciocarlia y la fiesta, entonces, tendrá principio, pero no fin.