#Anuario2016 | En septiembre pasado, Paula María, una niña de 10 años, murió en Mazatlán, Sinaloa, a causa de una severa desnutrición. Murió en la miseria. Cuando el actual titular de la Sedesol, Luis Enrique Miranda Nava, visitó esa entidad fue cuestionado por la prensa al respecto. Él respondió que se trataba de un caso de excepción, ya que en el Gobierno de Enrique Peña Nieto no había aumentado la pobreza. Y quizás el Secretario no se equivocó ya que, al menos en lo que respecta a este 2016, la pobreza se eliminó por decreto estadístico: el Inegi cambió la forma en que por años midió el ingreso de las familias mexicanas; como consecuencia, el Coneval se declaró indispuesto para trabajar con esas cifras y dar números sobre las condiciones reales de la pobreza en el país.
Luego de comparecencias y discusiones, este año termina sin que el Inegi haya aclarado por qué decidió cambiar, sin previo aviso, la medición y establecer que esos números no eran comparables con los años anteriores. Mientras, el Coneval no cumplió con la mitad de sus funciones.
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Ciudad de México, 24 de diciembre (SinEmbargo).- El Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS 2016) elaborado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) sería la base, como en otros años, para que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicara las nuevas cifras de pobreza en México. La perspectiva no pintaba mal, ya que por como se realiza la medición, que es a partir del número de carencias, la pobreza tendría una disminución.
Pero el Inegi decidió modificar el rubro en el que, si de ese dependiera, el número de mexicanos pobres aumentaría y a una escala considerable: el ingreso.
Aquella mañana del 15 de julio, el Inegi publicó el MCS. El documento iniciaba con una breve explicación y con un aviso de que se habían realizado “acciones instrumentadas para mejorar la captación del ingreso en campo que hacen que el Módulo de este año no sea comparable con los ejercicios estadísticos previos”.
Esas acciones se concentraron en crear una nueva forma de captar los ingresos de los más pobres, pero provocaron también una ruptura en la serie histórica, mantenida desde 2008. Las cifras proyectaron un incremento real del ingreso a los hogares del 11.9 por ciento a nivel nacional y del 33.6 por ciento en los hogares más pobres. O una reducción de 11 millones de pobres en tan sólo un año.
Desde 2007, el Inegi y el Coneval han trabajado de manera conjunta en los diseños conceptual y estadístico del MCS. Este módulo es un instrumento para caracterizar aspectos socioeconómicos, incluido el ingreso de las familias mexicanas, lo cual posibilita que el Coneval, con rigor técnico, estime los indicadores de pobreza en el país.
Una vez publicado ese Módulo, Coneval anunciaría los números actualizados de pobreza en el país. Pero ese mismo viernes 15, por la tarde el Coneval, académicos y sociedad civil dieron cuenta de lo grave de los cambios y comenzaron los cuestionamientos sobre lo hecho única y exclusivamente por el Inegi.
“Cualquier modificación para captar adecuadamente las variables económicas y sociales debe ser realizada con transparencia y planeación, permitiendo generar certidumbre a los usuarios. Ese no fue el proceso que siguió el INEGI en esta ocasión”, expuso el Coneval en un comunicado.
Denunció que los cambios en la captación del ingreso realizados por el Inegi fueron una decisión exclusiva de ese instituto en 2015 y al margen del convenio de colaboración que Coneval tiene con ellos.
Dichos cambios, precisó, “carecen de documentos públicos de carácter técnico que los justifiquen, y no fueron debatidos técnicamente con Coneval ni anunciados de manera oportuna, por lo que el proceso de captación del ingreso que elaboró el Inegi no fue transparente.
“Los cambios realizados por Inegi en la captación del ingreso en el módulo que hoy [15 de julio] se dio a conocer modificaron una de las variables indispensables para medir la pobreza, lo que trae una ruptura en la evolución histórica de las mediciones de pobreza que Coneval ha presentado desde 2008”, precisó el Consejo de Evaluación.
Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador del colectivo Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, integrado por más de 60 organizaciones civiles, sostuvo que el Inegi recurrió a una trampa estadística, porque aunque ya se sabía que el instrumento necesitaba mejoras, su modificación no fue producto de un trabajo colectivo, lo que terminaría por meter al Instituto en una crisis de credibilidad.
“Se van a usar los datos para bajar la pobreza por decreto estadístico. De manera engañosa se va a tratar de decir que la pobres disminuyeron, pero con cifras no comparables […] De manera engañosa se dirá que estamos mejor, porque si dices que no es comparable, pues todo tiende a mejorar”, advirtió.
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Hermosillo consideró que los cambios realizados por el Inegi sólo sirvieron para presentar una buena imagen del Gobierno ante la sociedad, ya que los datos arrojaron que los ingresos de los pobres aumentaron, sin embargo, la política pública se encamina “hacia una etapa de confusión muy grande” por la falta de claridad de la medición de la pobreza.
Los ánimos de diversos sectores se encendieron, ya que apenas un año antes, la noticia fue los dos millones de mexicanos que se sumaron a las filas de la pobreza bajo la administración de Rosario Robles Berlanga. Además a mediados de mes, se iniciaron diversas campañas para impulsar un adecuado aumento al salario mínimo, que hasta este año es de 73.04 pesos, que según los expertos del mismo Coneval, el factor ingreso es el que tiene a casi la mitad de la población en condiciones de pobreza.
En los días siguientes, la pregunta fue, ¿quién es el responsable de que no haya cifras de pobreza en México? Inegi argumentó que lo hizo para mejorar, en adelante, las cifras; Julio Santaella, presidente de Inegi, le echó la culpa a su antecesor Eduardo Sojo.
El entonces titular de la Sedesol, José Antonio Meade Kuribreña, durante toda la discusión llamó a ambas instituciones a evitar la confrontación y a fortalecer los métodos de medición de pobreza, para no caer en la “gran tentación” de “politizar las cifras”. Como Santaella, refirió que el levantamiento del MCS la trabajó la anterior administración, pero defendió las decisiones de Inegi.
MÉXICO SIN POBREZA
Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Coneval, consideró que con estos cambios “crecerá la sospecha” hacia el organismo que mide en el país el ingreso de las familias, el Producto Interno Bruto (PIB) y la inflación, entre otros indicadores económicos.
“El problema es que en un país con una historia de sospechas hacia los indicadores, esos cambios se deben hacer de forma transparente, planeada y con tiempo. El Inegi debió haber explicado por qué razones se planeaba cambiar la forma de hacer el ejercicio y modificar la forma de captar el ingreso para reflejar mejor la situación, pero no lo hizo. El Inegi no cambió la forma de medir pobreza, lo que se modificó fue la información para hacer esa medición y la forma de medir el ingreso”, detalló Hernández.
El 26 de julio, Coneval anunció que decidió posponer la publicación de la medición de la pobreza debido a que estaba evaluando los cambios hechos por el Inegi.
“Debido a las condiciones actuales de no comparabilidad del MCS 2015 con años anteriores, el Coneval no publicará en el plazo anunciado la medición de pobreza 2015 a nivel nacional y por entidad ni su evolución”, dijo el Consejo.
Luego de la polémica, el entonces director general de Estadísticas Sociodemográficas del Instituto de estadística mexicano, Miguel Juan Cervera, renunció al cargo. Santaella confirmó la renuncia del responsable de realizar censos y recuentos en población y vivienda, encuestas en hogares, así como otros registros sociodemográficos.
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A finales de julio, el Inegi y el Coneval anunciaron el establecimiento de un grupo técnico de trabajo para hacer comparables los nuevos datos de ingresos de los hogares y poder seguir la evolución de la pobreza en México, así como una revisión del MCS.
Sobre la conformación del grupo técnico de trabajo emergente, ambas instituciones informaron que éste evaluaría la posibilidad de poner a disposición del Coneval un instrumento comparable entre 2015 y los años anteriores, además de fortalecer la coordinación y colaboración a lo largo de todo el proceso del levantamiento de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH)-2016 y las encuestas subsecuentes, así como procurar la comparabilidad de ésta con años previos.
Lo anterior, señalaron, permitiría continuar la serie histórica que se venía presentando desde 2008.
Mientras, la sociedad civil continuó con el reclamo de que el Instituto debió haber informado de esta “mejora” desde que se tomó la decisión en 2015, “no sólo a su ‘cliente’ el Coneval, sino a su dueño: la sociedad mexicana”, expuso Acción Ciudadana.
“La autonomía de Inegi no es pretexto para la autarquía y la opacidad. Resulta altamente cuestionable cambiar la metodología sabiendo que cambiarán los resultados sin avisar y explicar de antemano”, mencionó.
Y es que sí había prisa, ya que en agosto se comenzaría a levantar la ENIGH con la que también se mide la pobreza.
Hoy rodean dudas a la ENIGH, ya que se desconocen los acuerdos a los que llegaron ambos órganos y las conclusiones del grupo de trabajo.
EN EL SENADO TODO SE ARREGLÓ
Durante la comparecencia de los titulares de Coneval e Inegi ante senadores, los ánimos estaban mucho más calmados.
“Fuimos los primeros en decirlo [sobre el cambio metodológico]. Dice el Senador [Juan Carlos Romero Hicks] que incluso fuimos demasiado vehementes. Sí lo fuimos, en la sorpresa de la no comparabilidad. Cada vez que publicamos pobreza es un trabajo muy sistemático. Estábamos ya listos, con las presentaciones listas para trabajar la encuesta de Inegi. Estábamos listos, pero esa noticia nos sorprendió. De ahí el énfasis”, dijo Gonzalo Hernández.
Entre risa, agregó:
“Por supuesto pasa el tiempo, Senador, y uno empieza a dialogar más. Supongo que a ustedes en el Congreso les pasa, empieza un encono y luego se van aclarando las cosas”.
El titular del Inegi declaró que habían cortado datos de los hogares con ingresos sospechosamente bajos, lo que no sería un problema de trabajo de campo.
De acuerdo con el académico Julio Boltvinik Kalinka, “aparentemente, lo que hicieron fue rasurar la base de datos”.
“Dijo [Julio Santaella] que se iba acercar al Coneval para ponerse de acuerdo y poder hacer comparables estos índices con los anteriores. Pero si no lo logran, eso significaría la desaparición del Coneval. Porque no podría seguir midiendo la pobreza. Y si no hace eso, no cumpliría con la mitad de sus dos funciones: medir los programas sociales y la pobreza. Volveríamos a la prehistoria del país”, alertó.
El conflicto se dio por terminado cuando ambas instituciones se sentaron a dialogar. El último comunicado de prensa conjunto, fue aquel en el que Coneval anunció que no habría cifras de pobreza actualizadas y por su parte, el Inegi dijo que se sentarían a analizar si era posible dar, en algún momento, la cifras ausentes.
De aquella encuesta y de la que se levantó un mes después, no hay información sobre si la metodología permitirá establecer la evolución de la pobreza.
Aunque una de las mayores preocupaciones era el uso político de no tener cifras actualizadas, parece que ya no hay prisa.
Santaella fue considerado a su llegada, como “un empleado” del Presidente Enrique Peña Nieto, al ser su candidato a presidir la mesa directiva del Instituto; luego fue ratificado por el Senado y tomó las riendas en 2016. Por su parte, su antecesor, Eduardo Sojo Garza Aldape dejó la dirección bajo el discurso de haber defendido la autonomía del Inegi desde 2008, año en que Felipe Calderón lo designó. Sin embargo, tanto el convenio firmado con el Coneval, como el levantamiento de la encuesta, se dieron en la fase final de la administración de Eduardo Sojo, junto con Rosario Robles Berlanga, que aún estaba al frente de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).