Por Ignacio Carvajal, especial para SinEmbargo
Córdoba, Veracruz, 24 de marzo (SinEmbargo).– Javier Duarte de Ochoa, Gobernador de Veracruz, sufrió una caída durante la inauguración de un gimnasio escolar en la ciudad de Córdoba, lo que causó la mofa de los asistentes, la mayoría niños.
Durante una gira de trabajo en la zona centro de Veracruz, Duarte inauguró el gimnasio-auditorio que lleva el nombre de su padre, Javier Duarte Franco; allí dijo que era una obra prometida en campaña para la Secundaria General número 1.
Después de leer el discurso, Duarte se preparaba para seguir su gira en el municipio vecino de Río Blanco, y en medio de los aplausos de los asistentes comenzó a repartir besos y abrazos a manera de despedida.
Como en cada acto, vio niños, y se preparaba para la foto del recuerdo. El Gobernador se dejó llevar por la emoción del momento, se trepó a las gradas en donde estaban los niños que pedían la foto con el mandatario, las gradas no soportaron el peso y se vinieron abajo.
“El Gobernador se fue para delante con su peso y se tropezó porque la grada no lo aguantó, además, los niños se le fueron encima por la emoción y eso hizo que se cayera”, contó una persona presente en el sitio de los hechos, que además quedó registrado en numerosas fotografías.
Tras el incidente no hubo reportes de niños lesionados, a pesar de que algunos pequeños fueron aplastados. La mayoría vieron el asunto como un mero juego y no se quejaron de nada.
El ex Diputado federal, apenado, se levantó con la ayuda de sus colaboradores y se marchó.
En Río Blanco, sin embargo, ya era esperado por docenas de madres de personas desaparecidas por la delincuencia y por presuntos elementos de la policía para reclamarle que no ha hecho nada con las investigaciones.
Los deudos encararon al gobernador, quien no quiso atenderlos, y asistencia, desde su camioneta, les decía que sí estaba trabajando pero no tuvo el valor de dar la cara a las dolidas madres que reclaman el regreso de sus seres queridos y que dejen de incriminarlos. “Nuestros hijos no son delincuentes”, le decían a Duarte.