De acuerdo con el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2016, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 4 de cada 10 mexicanos no son oficialmente pobres, sin embargo, tampoco pueden considerarse clase media. Las profesionistas mexicanas ganan 18 por ciento menos que los hombres; 5 de cada 10 empleos son informales. Expertos advierten que algunas medidas tributarias contribuyen a aumentar el número de pobres en el país.
Por Gabriela Jiménez
Ciudad de México, 23 de noviembre (SinEmbargo/EconomíaHoy).– 16 de cada 100 personas pertenecientes a la clase media mexicana experimentaron entre 2002 y 2012 una reducción considerable de sus ingresos. Este grupo está ahora vulnerable y en riesgo de caer en la pobreza, indicó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2016, el PNUD indica que la clase media mexicana -aquellas personas con ingresos de entre 10 y 50 dólares diarios – llegó a ser en 2012 equivalente al 27.2 por ciento de la población (33.2 millones de mexicanos), un porcentaje sustancialmente inferior al promedio de la región latinoamericana, en donde en la década de 2003 a 2013 se llegó a 34.6 por ciento de la población.
En contraste, la población en vulnerabilidad o en riesgo de caer en pobreza (compuesta por las personas cuyo ingreso ronda entre 4 y 10 dólares diarios) en México aumentó en esa década un 6 por ciento hasta un total de 43.1 por ciento de la población. A este grupo, dice el PNUD, oficialmente no se le considera “pobres”, pero tampoco se le puede llamar clase media, y es un conjunto demográfico que en el resto de América Latina es significativamente menor (un 38.4 por ciento del total).
Y es que de acuerdo con el propio PNUD, de los 17 indicadores de progreso social y laboral que toma en cuenta el PNUD para estimar la pobreza, México tuvo un desempeño menor al esperado en 11 y peor que lo esperado en 4. México ha fracasado en la reducción de jóvenes que ni estudian ni trabajan (ninis); el agotamiento de los recursos naturales; la mejora en el saneamiento y la vulnerabilidad del empleo.
Según George Gray Molina, economista principal del PNUD para América Latina y uno de los autores del Informe, existen cuatro claves que amortiguan la caída de las personas en la pobreza: el acceso a los sistemas de protección social; el acceso a activos o bienes; las políticas de cuidado de niños, ancianos y enfermos; y el acceso al mercado laboral.
El informe apunta que son los llamados “shocks” en los ciclos de vida de las personas, como una muerte en la familia, enfermedades graves o la pérdida del empleo, los principales puntos de inflexión que determinan que la gente vulnerable caiga en situación de pobreza. De allí la importancia de la protección social y la creación de empleo formal para reducir el riesgo de empobrecimiento.
INFORMALIDAD Y MACHISMO EN MÉXICO
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El acceso a la protección social es uno de los aspectos en los que México presenta un mayor rezago. Esto se hace evidente al observar que el 52 por ciento de la población ocupada está en la informalidad, con lo cual no percibe las prestaciones de ley (atención sanitaria del IMSS o ISSSTE, ahorro para el retiro e Infonavit). “La informalidad forma parte del perfil de la población vulnerable en México” indicó el investigador, y señaló que, en comparación, la informalidad en América Latina promedia un 30 por ciento de la población ocupada.
A esto hay que agregar las enormes brechas de género que padecen las mujeres mexicanas “es el indicador que más salta a la vista” en nuestro país, dijo Gray, ya que las mexicanas participan un 30 por ciento menos en el mercado laboral que los hombres, la brecha laboral más alta de toda América Latina.
Esta enorme diferencia, dijo el economista, es consecuencia de la falta de sistemas de cuidado y el arraigado machismo en nuestro país.
Por otra parte, los hombres latinoamericanos dedican 3 veces menos tiempo que las mujeres a temas de cuidado, mientras que en México la tasa es de 2 veces menos que las mujeres. No obstante, entre las mexicanas con estudios universitarios los salarios son un 18 por ciento inferiores que los de los hombres profesionistas.
En este punto, resulta revelador que, según cifras de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), 1 de cada 4 mujeres son atendidas por algún programa gubernamental de apoyo o subsidio como “Prospera” o el Seguro Popular.
En cuanto a la protección social, México está especialmente rezagado en la cobertura de pensiones. Debido a la alta informalidad, sólo el 33 por ciento de la población ocupada tiene acceso al ahorro para el retiro, mientras que el promedio en América Latina es de 56 por ciento y en algunos países existe cobertura total.
Las políticas fiscales también han incidido en la vulnerabilidad económica de las poblaciones a partir de 2013. “Los estados también pueden empobrecer”, dijo Gray, mediante los impuestos que establecen a la gente.
El PNUD calcula que existe un “punto ciego fiscal” en toda la región, es decir, un grupo al que los impuestos directos e indirectos les perjudican en lugar de beneficiarles. Si bien el primer decil de la población (el 10 por ciento con los ingresos más bajos) sí son beneficiarios de apoyos gubernamentales, a partir del segundo y hasta el quinto decil la presión fiscal está significativamente acentuada.