Ciudad de México, 23 de octubre (SinEmbargo).– Durante los últimos años se ha demostrado que las dietas que incluyen frutos secos ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares. No obstante, el temor popular a comer estos alimentos se ha basado en la creencia de que contienen mucha grasa y, por tanto, muchas calorías. Mismas que inciden en el aumento de peso. Sin embargo, ahora existe la evidencia científica de que el consumo de nueces no se asocia con un mayor riesgo de aumentar de peso, e incluso refuerza su importancia como fuente de nutrientes esenciales.
Científicos dieron a conocer esto, tras demostrar en científicos recientes demostrar en estudios científicos recientes, los beneficios de ingerir frutos secos regularmente, no sólo para la salud cardiovascular, sino también para la función renal, la diabetes, la función cognitiva, la arteriosclerosis, el síndrome metabólico, los biomarcadores inflamatorios, entre otros.
Dentro del marco del Congreso Internacional de Nutrición, celebrado desde el 15 hasta el 20 de septiembre en Granada, el INC (International Nut and Dried Fruit Council), cinco destacados investigadores mundiales compartieron los últimos hallazgos al dar a conocer los últimos resultados de los estudios a gran escala relacionados con el consumo de frutos secos y la salud, sobre todo sus efectos sobre el infarto de miocardio, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades cardiovasculares, en el simposio "Nuts in Health and Disease" (Las nueces: cómo afectan la salud y enfermedad).
Entre los datos destacados que se presentaron, el estudio Prevención con dieta Mediterránea (PREDIMED) señaló que la ingestión de un puñado de frutos secos diarios que equivalen a 15 gramos de nueces, 7.5 de avellanas o 7.5 de almendras, reduce en un 28% la incidencia de enfermedades cardiovasculares como infarto de miocardio, ictus y muerte cardiovascular.
Por su parte, la doctora Mónica Bulló, investigadora principal del proyecto EPIRDEM, concluyó que un consumo regular de pistaches tiene un efecto directo en la reducción de la incidencia de diabetes tipo 2. Estos frutos han sido estudiados en relación a su perfil de lípidos y otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, con el fin de evaluar su efecto sobre el metabolismo de la glucosa, la resistencia a la insulina y el riesgo de desarrollar la diabetes tipo 2.
Al mismo tiempo, los resultados clave de un estudio epidemiológico sobre las nueces y su efecto sobre las enfermedades crónicas fueron presentados por el profesor Frank Hu de la Universidad de Harvard, en el que se mostró que el aumento en el consumo de frutos secos a unas cinco veces por semana se asoció con un riesgo 30% menor de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
En cambio, Linda Tapsell, profesora de la Universidad Wollongong de Australia, anunció que el consumo de frutos secos no está asociado con un mayor riesgo de aumento de peso y, contrario a lo que popularmente se dice de ellos, recomienda incorporar las nueces como parte de la dieta para prevenir la obesidad y otras enfermedades crónicas.
Finalmente, el doctor Joan Sabaté, profesor de salud pública de la Universidad Loma Linda de California, y pionero en el estudio de los beneficios de los frutos secos, concluyó que "los datos epidemiológicos indican que la inclusión de frutos secos en la dieta representa un riesgo mínimo para el aumento de peso y esto es apoyado por los estudios clínicos".