Ciudad de México, 23 de septiembre (SinEmbargo).– Despenalizarla sí, pero no regular el consumo de la mariguana, ni siquiera aumentar la dosis permitida. Esa es la postura del doctor José Ángel Prado, director general adjunto de Normatividad de los Centros de Integración Juvenil CIJ).
Plantea que si los consumos de las drogas legales como el alcohol y el tabaco no se han podido controlar, no hay elementos para pensar que sí se pueda hacer con la mariguana
“Poco más de 500 mil personas están muertas (a lo largo de los últimos seis años) por causas de dos sustancias legales, alcohol y tabaco, 166 mexicanos mueren todos los días por causas ligadas al consumo de tabaco, uno de cada cinco ingresan a hospitales por problemas relacionados con el alcohol. Tenemos un grave problema relacionado por hepatitis alcohólica e hígado graso, cirrosis hepático, graves problemas de accidentes de tráfico automotor. La pregunta sería, si ya tenemos esas complicaciones por sustancias legales, para qué agregar una tercera”.
Desmonta algunas creencias comunes sobre la mariguana. Aunque sea una droga natural, sí es dañina; aunque tenga tolerancia social, las estadísticas muestran que sólo un bajo porcentaje de la población la ha probado y regularla sería ponerla al alcance de 96% de la que no lo ha hecho; y que del tráfico de drogas ilegales, la mariguana es la que está menos relacionada con delitos violentos.
Añade que en Denver, Colorado, Estados Unidos, donde se ha regulado la venta de marihuana, han aumentado los accidentes de tránsito protagonizados por consumidores de la droga.
Para el especialista, coautor del libro La evidencia en contra de la legalización de la mariguana, publicado por los CIJ, lo que pesa son los intereses económicos para poner en el mercado legal la marihuana, como los que ha expresado abiertamente el ex Presidente Vicente Fox.
El funcionario de los CIJ dice que en los 114 Centros de Integración Juvenil desplegados a lo largo del país se atienden toda clase de adicciones a sustancias, incluyendo alcohol y tabaco, y de la población que acude, 80 por ciento lo hace por problemas con la marihuana.
LAS MEDICINAS NO SE FUMAN
Uno de los argumentos empleados por los promotores de la regularización de la mariguana es que la droga tiene usos médicos. De hecho así lo ha expresado en distintas ocasiones Vicente Fox, quien el 16 de septiembre se estrenó como conductor de televisión en el programa “La era de las definiciones”, donde abordó el tema de la regulación de la sustancia.
José Ángel Prado explica que en 18 estados de Estados Unidos se ha autorizado la utilización con fines médicos.
Pero según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay pruebas de que la marihuana resulte un mejor tratamiento para tratar algunas afecciones que otros medicamentos ya existentes.
“Un ejemplo es el Glaucoma, se dice que la marihuana disminuye la presión intraocular, es cierto, sin embargo una persona tendría que estar fumando cada 4 ó 5 horas para mantener su nivel de presión intraocular, cuando ya hay otros medicamentos disponibles en el mercado mucho mejores que este y no generan efectos secundarios”.
Pide diferenciar la marihuana de sus componentes, los canabinoles, los cuales sí pueden ser usados para la esclerosis múltiple o para la quimioterapia por cáncer, pero los canabinoles no se fuman.
“Es algo a lo que nos oponemos, hoy no hay ningún otro medicamento fumado en el mercado. ¿Por qué? Porque no se pueden controlar las dosis”, dice.
ENTRE DESPENALIZAR Y REGULAR
Otro argumento de los que promueven regular la venta de dosis de mariguana es que acabaría con el mercado negro de la venta de la mencionada droga.
Para Prado, el argumento carece de fuerza, al ver que el mercado de cigarros de tabaco no ha terminado de regularse, ahí está como prueba la venta de producto de contrabando, y el alcohol tampoco, al alcance de los menores.
“Ahora, por qué no primero regulamos eso y cuando hayamos podido regular eso agregamos otra cosa, pero si no hemos podido con eso, para qué le agregan otra sustancia que será difícil de regular”.
Tampoco ve garantías para evitar que la mariguana no esté al alcance de menores de edad, quienes al querer probarla o repetir el consumo la comprarán dónde sea, sea un establecimiento legal o no.
“Crearemos un mercado ilegal impresionante”.
Otro argumento es que al regularla se pondrá al alcance de personas que nunca la han probado, pero al tenerla disponible lo harán bajo la idea de que no crea adicción, pero sí lo hace, aunque no en todos aquellos que la consuman.
“Es mentira que la mariguana esté tan disponible como el alcohol, no es cierto, aumentar la disponibilidad aumentaría el consumo, es una ley de mercado y disminuiría la percepción de riesgo y aumentaría la tolerancia social hacia la marihuana y eso aumentaría la prevalencia de consumo y al rato tendríamos graves problemas con el consumo de la marihuana. El 96% nunca la ha probado mariguana. ¿Para qué le cambiamos?”.
OTROS EFECTOS
El especialista de los CIJ dice que la marihuana de los años sesenta y setenta, épocas en que se popularizó su consumo gracias al boom de la contracultura, tenía menor potencia comparada con la que se cultiva ahora.
Se refiere a la sustancia activa conocida como Delta 9 canabinol, que en esos tiempos estaba presenten en un porcentaje oscilante de entre 4 y 6 por ciento. Ahora está entre el 15 y 22 por ciento.
La tolerancia social a la marihuana hace que sea percibida como no riesgosa. Lo que no significa que su consumo sea inocuo.
“Desde el punto de vista de salud mental, se asocia con la depresión, los trastornos de ansiedad y con algunos trastornos sicóticos y esquizofrénicos. Mientras el consumidor sea menor es más susceptible y vulnerable y esto es si inicia a una edad más temprana y con consumos crónicos y repetidos”.
Prado explica que un síndrome característico provocado por el continuo y repetido consumo de la mariguana es el llamado “amotivacional”: los pacientes pierden deseo de continuar el esfuerzo por crecer y pierden impulso para realizar las cosas de las que tenían ganas.
Algo que se desconocía hace 30 años es que también produce cáncer de cuello y pulmón, agrega.
“Las sustancias que producen cáncer en el tabaco se llaman nitrosaminas y las que hay en la mariguana son más altas”.
Dice que en Canadá y Francia hay estadísticas que revelan que los accidentes de tráfico donde hay consumidores de marihuana involucrados, son más altos que donde hay consumidores de alcohol.
“La marihuana altera el juicio y la capacidad de respuesta de los reflejos”, dice.
LOS INTERESES ECONÓMICOS
Prado explica que él ha visto información de que el multimillonario George Soros, nacido en Hungría y nacionalizado estadounidense está interesado en la regulación de la droga, y que la compañía tabacalera trasnacional Phillip Morris ya registró una marca para comercializar la marihuana. De ahí que sólo vea intereses comerciales y no médicos detrás del interés por regularla.
–¿El tratamiento para adictos por mariguana qué tan caro resulta para el gobierno?
–Es caro pero vale la pena invertir en tratamiento, por cada dólar perdido en tratamiento de adicción nos ahorramos 5 en otro tipo de problemas.
Se plantea que si se regula se reducirán los problemas de violencia, ¿está de acuerdo?
Hay datos donde se ha demostrado que la violencia asociada al tráfico de mariguana es menor, que la violencia está más asociada al tráfico de heroína, cocaína, al secuestro, extorsión y trata de personas. Realmente quitarle comercio a los traficantes de mariguana no impactaría en cuestiones de violencia.
–¿Qué hacer con los adictos?
–Es un problema de salud pero no es como en Chile, Uruguay, Argentina, Canadá. Vale la pena invertir en prevención y que aquellas personas que nunca han consumido no la consuman o que las que vayan a consumir lo hagan a edades más tardías. Las que ya consumieron que dejen de consumirla o no desarrollen un problema por dependencia, y que aquellas que desarrollaron un abuso, entonces dejen de consumirla.
–¿Debe penalizarse su consumo?
–No, actualmente está despenalizado el consumo en nuestro país, existe una tabla de dosis máxima de portación de sustancias en donde se establece claramente las cantidades en donde no se persigue penalmente. No se perseguirá penalmente a aquellas personas en posesión de una dosis igual o menor a dicha cantidad. Se habla de cinco gramos de marihuana, estamos hablando de dos o tres cigarrillos grandes, la intoxicación le durará cuatro horas a una persona, dos cigarrillos ocho horas y tampoco nos inclinaríamos a que se aumentaran las dosis.