Ciudad de México,21 de octubre. (SinEmbargo).- Alejandro Calvillo no odia a Coca cola, pero sí odia sus prácticas.
“Informan engañosamente”, dice, seguro.
El presidente y uno de los fundadores de la organización El Poder del Consumidor, es también uno de los principales activistas a favor del impuesto al refresco, de 20 por ciento. Está convencido de que las bebidas endulzadas con azúcar y fructosa y el alto consumo que de ella hacen los mexicanos, son las culpables de la epidemia de obesidad en México. También las responsabiliza de la diabetes.
Su activismo en contra de las refresqueras, que comanda Coca Cola, al ser dueña del 70 por ciento del mercado, ha generado una guerra de desplegados, y el más reciente argumento usado contra los activistas es que el impuesto busca ser una imposición del alcalde de Nueva York, Estados Unidos.
Calvillo no se inmuta. Confirma que recibe financiamiento de la fundación Bloomberg Philantropies. Se trata de un fondo de 10 millones de dólares (127 millones 776 mil pesos al cambio de ayer) para tres años, y que incluye fondos también para el Instituto Nacional de Salud Pública, señala.
El ex presidente de GreenPeace México recuerda que fue durante su paso por la organización ecologista que aprendió a hacer campañas. Ellos hicieron una con mamparas y espectaculares que se pudieron ver en el Metro o en las calles, cuyo mensaje es que cada refresco contiene 12 cucharadas de azúcar.
Intentaron transmitir un spot a nombre de la Alianza por la Salud (de la que El Poder del Consumidor forma parte), y dice que el 21 de agosto una agencia de medios intentó comprar espacios en Televisa y TV Azteca. No le respondieron.
Cuando el 8 de septiembre el Secretario de Hacienda Luis Videgaray Caso dio a conocer su propuesta de miscelánea fiscal, que incluía un impuesto al refresco, volvieron a contactar a TV Azteca, quien les tomó la llamada y les dio esperanza; con Televisa solo hubo indiferencia, y acudieron a Milenio Televisión. Al final, ninguna les dio espacio, asegura.
Cuestionado sobre la posibilidad de que los refrescos sean gravados con uno y no dos pesos por litro, pero con la comida chatarra incluida en un nuevo gravamen, dice que aunque no es lo que ellos plantearon, es un primer paso.
Entrevistado en sus oficinas del antiquísimo pueblo de Santa Ursula Coapa, Calvillo contesta un cuestionario a SinEmbargo. Lo hace de manera tranquila, contento de que su activismo siga adelante.
–¿Cuántas horas durmió la semana pasada?
–Jajaja. En promedio como cinco horas diarias.
–¿Cómo se siente?
–Ahorita más animado, ya dimos el primer paso.
–¿Cuál es su refresco favorito?
–No tomo ningún refresco.
–¿Le han endulzado el oído los cabilderos?
–No, para nada, saben que no me lo pueden endulzar, soy una persona que tiene una trayectoria que seguramente me han buscado de todo y no me han encontrado nada.
–¿Le gusta el azúcar o es usted un amargado?
–No, no, no. Todavía le pongo un poquito de azúcar al café, muchas veces lo tomo sin azúcar. Se puede poner azúcar en pequeñas cantidades, incorporarla en los alimentos, es mucho menos dañina que en las bebidas. En los alimentos se va liberando poco a poco en el organismo, pero si lo tomamos en esto (lo dice mientras sostiene un refresco), entra en el torrente sanguíneo y hace que el páncreas descargue una gran cantidad de insulina y esto, de manera repetida, te lleva sin duda a un síndrome metabólico y todo lo que viene.
–¿Piensa que la Coca Cola es la chispa de la vida?
–No, para nada, he visto a la gente, he conocido gente… Seguimos durante meses el caso de Don Gonzalo, un hombre que manejaba un microbús en Hidalgo que se tomaba tres Coca colas diarias, medio panqué Bimbo y desarrolló diabetes, requería diálisis y el Seguro Popular no la cubre. La hemodiálisis le costaba mil 300 pesos cada una, le ayudamos a pagarlas y murió. Don Gonzalo, como mucha gente, está muriendo en este país. Tenemos filmado a Don Gonzalo cuando le preguntábamos qué comía diariamente, nos respondía que los productos mencionados. La nutrióloga le decía ‘aquí hay tal cantidad de cucharadas de azúcar’ y le mostraba un vaso grande de pura azúcar que consumía al día. Él decía, ya al borde de la muerte, ‘pero eso no me lo decían ni las empresas ni el gobierno’. Es el silencio, hacer una campaña donde dices 12 cucharadas de azúcar (contiene el refresco), no puedes difundirla en los principales medios de comunicación de este país porque es como de novela de George Orwell, de ‘1984’. Para poder comunicar toda esa información mínima real de cuánta azúcar contienen los productos en un lenguaje que la gente pueda saber, no lo puedes hacer a través de esos medios. Todavía por suerte no vivimos en un régimen totalitario bajo las grandes trasnacionales, pero no estamos muy lejos de esas situaciones.
–¿Se siente un emisario del Alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg?
Para nada. Mi carrera y mis demandas en esta materia están desde hace muchos años, hemos demandado el impuesto al refresco y agradezco que haya una fundación que nos apoye con más recursos y que tenga más recursos para apoyarnos que las fundaciones, a las cuales agradezco mucho, que nos han apoyado anteriormente. Yo agradezco la posibilidad de responderle a una empresa (Coca cola) que gasta más de mil millones de pesos al año en publicidad, y además son campañas de salud. Estamos siguiendo recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluso de organismos que hacen análisis económicos, como la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y el relator de las Naciones Unidas por la alimentación. Es un privilegio tener un apoyo para poder difundir tu mensaje de manera masiva, lo que ellos quieren y las declaraciones del directivo de Anprac es ‘cómo van a tener recursos ellos’. ¿Tendríamos que mantenernos en la miseria, sin recursos para hacer campañas? Pues nada más es esto lo que puede permitir que haya cambios.
–Si le ponen un peso por litro, sí se puede, pero si la echan abajo los cabilderos, no se puede. ¿Qué prevalecerá?
–Yo tengo esperanza que prevalezca, yo creo que hay un acuerdo, sabemos que los grandes cabilderos están ahí, que quieren bloquear esta política, como han bloqueado muchas más, pero yo recuerdo una reunión con el doctor Romeo Rodríguez, era el coordinador de asesores en principio de la administración del doctor José Ángel Córdova Villalobos, desde ese entonces estábamos metidos. Fuimos a hablar con él y nos presentamos ‘somos una organización que queremos promover políticas contra la obesidad’, y dijo ´miren, tenemos que hacer algo porque el país no es viable su situación’. Eso lo ha dicho José Ángel Gurría (Presidente de la OCDE), no solamente no somos viables en términos de salud, no somos viables en términos financieros con esta epidemia de obesidad. Entonces digo esto, porque se tiene que hacer algo y el gobierno sabe que tiene que hacer algo.
–¿México siempre quiere ser primero en todo, pero nos sirve de algo ser primeros en obesidad?
–No, es una desgracia y un drama humano, todavía no se ha visibilizado su dimensión. Sería muy importante que los medios de comunicación fueran a los centros donde se ofrece diálisis. Sería un punto de encuentro con la gente que está yendo a tomar diálisis y que tiene que pagarla, no está cubierta por el Seguro Popular. No he encontrado gente que esté a esos niveles de obesidad y de diálisis que no haya sido un alto consumidor de refrescos, pero no es la única causa, es un elemento de la dieta de los mexicanos que si no estuviera presente estaríamos en otra situación.
–¿Si no pasa la reforma será por un complot?
–Yo no lo diría, creo que es evidente para todos, lo están diciendo los propios legisladores, están hablando de las presiones de las empresas a través de sus cabilderos en el Congreso.
–¿Será México pionero o se quedará en la orilla?
–Yo deseo que seamos pioneros por la gente más pobre. Cuando se dice que el impuesto va a afectar a los pobres, a quien más afecta la situación de la diabetes es a los pobres. La diabetes en promedio está requiriendo el 35 por ciento de los recursos de las familias más pobres.
–¿Es la batalla de su vida como activista?
–No, he tenido varias. En Greenpeace una importante batalla fue parar que la región fronteriza de México con Estados Unidos se convirtiera en basurero de los desechos radioactivos de EU en Sierra Blanca. El otro era sacar a la luz los impactos de Pemex en el sureste mexicano que eran tremendos.
–¿Quién es peor rival, los refresqueros o Pemex?
–Yo creo que estas empresas se están convirtiendo en el mayor problema de salud pública que se vive a nivel mundial y en México y que sí está poniendo en crisis al sistema de salud. Además hay que señalar algo que decía la doctora Marcia Hiriart, directora del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, la diferencia que tenemos en genética es que la gente de Estados Unidos, para desarrollar la diabetes, primero casi pasa por la obesidad mórbida, México no, en México vamos directamente a la diabetes. Retomando las evidencias y lo que Robert Lustig (endocrinólogo estadounidense) señala, que no es nada más un problema de sobrepeso y obesidad, es un síndrome metabólico que está afectando a la mayor parte de las personas que están en su peso y esto es una carga para las finanzas públicas y las finanzas de las familias. El impuesto a nadie le gusta.
–¿Esperaba estas presiones?
–[Risas]. No lo había pensado, pero sí sabía que iba a venir la guerra muy sucia, especialmente de las refresqueras, pero hay que decir, de Coca Cola lo sabemos, lo han hecho en otros países, ahí lo vemos, entonces es tratar con la estrategia de su cuarto de guerra. ‘Señalemos que el impuesto viene de afuera’ y así tratan de anular todo el trabajo que uno viene haciendo, como si uno fuera títere del exterior, y salen con eso y nosotros publicamos las declaraciones de todos los organismos internacionales recomendando el impuesto al refresco. Siguen con eso y publicamos el documento que subió la oficina de la Organización Mundial de la Salud en México, la OPS. Es eso, a nosotros lo único que nos queda es la base científica.