Luego de ser perseguido en Moscú por Joseph Stalin, Leon Trotsky (Lev Davidovich Bronstein) tuvo que exiliarse junto con su mujer, Natalia Sedova, en varios países. En 1937, Diego Rivera pidió a las autoridades mexicanas que se permitiera a Trotsky vivir en el país. La petición fue atendida por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, y así fue como el revolucionario pudo ingresar al territorio nacional.
La única condición que Cárdenas le puso a Diego, fue que el pintor mismo encontrara un lugar para que el creador del Ejército Rojo viviera y estuviera protegido.
Frida inmediatamente propuso su hogar, ubicado en Coyoacán, la “Casa Azul”, en la Ciudad de México.
Una vez instalado, la izquierda mexicana cuestionó el apoyo en defensa de Stalin. Ni a Rivera ni a Kahlo les importó.
En noviembre de 1937, Frida regaló al revolucionario ruso un autorretrato, por motivo de su cumpleaños. El cuadro fue colocado por Trotsky en su estudio. Según expertos, Frida se sintió atraída por la inteligencia y postura política de su huésped y comenzaron un romance.
Sin embargo, otros estudiosos aseguran que la infidelidad se dio en forma de venganza (luego de enterarse sobre la aventura de Rivera con su hermana), pues Leon era uno de los personajes más admirados por el muralista mexicano.
Tanto Frida como Trotsky documentaron su aventura por medio de cartas y diarios que hoy se exhiben en varios países, en distintas exposiciones sobre la pintora mexicana.
De acuerdo con la escritora australiana Meaghan Delahunt, la “Casa Azul” se convirtió en un lugar de arte y política, seducción y militancia, y sobre todo, se volvió en testigo no sólo del romance, sino de la vida y muerte de ambos.
Pese a que la relación duró pocos meses, en 1939 Diego Rivera se enteró de la infidelidad y rompió relación con Trotsky. Éste tuvo que abandonar la “Casa Azul” y se mudó a una vivienda en la calle de Viena, en Coyoacán.
En 1940, David Alfaro Siqueiros dirigió un fallido ataque en contra de político ruso; no obstante, meses después un espía español llamado Ramón Mercader atacó con un pico de alpinismo a Leon. Murió un día después, el 21 de agosto.