Tras ser secuestrados y asesinados, los cuerpos de los seis hombres fueron descuartizados y calcinados con el objeto de no ser localizados. La Fiscalía, a través de diligencias realizadas con los familiares identificaron prendas y objetos diversos de las víctimas para confirmar sus identidades.
Por Edmundo Velázquez
Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo/Periódico Central).– En venganza por haber robado su casa, el empresario poblano Jorge Aduna Villavicencio mandó a matar a los seis jóvenes que fueron “levantados” en Lomas del Sur, en la ciudad de Puebla. Los jóvenes fueron descuartizados, incinerados y tirados a la coladera.
De acuerdo a la Fiscalía General de Justicia estatal, algunos de los desaparecidos participaron en un robo a casa habitación con violencia en el domicilio de los familiares del empresario. El hecho nunca fue denunciado.
Aduna, a través de sus escoltas, entre ellos el ex policía ministerial Ricardo López Meza, ordenó la búsqueda y desaparición de los jóvenes.
Entre los responsabilizados por las muertes de los jóvenes también se encuentra el ex agente de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Yosafhat Berlanga Flores.
Además fueron identificados como participantes directos Alejandro Páez Valenzuela y José Emanuel Limón Meneses, también escoltas del empresario.
Los sujetos lograron ubicar a los seis jóvenes que participaron en el robo a través de un iPad que había sido robada el día de los hechos.
Una vez identificado uno de los probables responsables, se dieron a la tarea de ubicarlos y privarlos de la libertad, para posteriormente trasladarlos a un inmueble en la colonia San José El Conde, al parecer de la propiedad de Jorge Aduna, en donde fueron asesinados y después sus cuerpos fueron descuartizados, incinerados y tirados a una coladera.
LOS DESAPARECIDOS
La Fiscalía General estableció que el 19 de octubre de 2015, Marco Antonio Cuautle Cuautle, de ocupación lechero, quien iba a bordo de su camioneta Chevrolet Silverado con placas del estado de Puebla, fue el primero en ser “levantado”.
El 28 de octubre de 2015, Román Limón Gómez viajaba en compañía de su esposa y su hija en un vehículo, cuando fue interceptado y secuestrado por unos sujetos que iban en dos camionetas, una con vidrios polarizados y otra de color rojo.
El 12 de noviembre de 2015, Pedro Negrete Orea y Luis Ángel Flores Gutiérrez, de manera simultánea, fueron privados de la libertad engañados mediante ofertas de trabajo.
El 26 de noviembre de 2015 desapareció Rogelio Rivera Osorio. Fue visto por última vez en compañía de un sujeto que usaba sombrero, quien también le ofreció trabajo y hoy está plenamente identificado como uno de los escoltas detenidos.
El 27 de noviembre de 2015, Bryan Gerardo Torres Sandoval, fue atraído con engaños de comprarle cocaína. Una persona se acercó y lo privó de su libertad. Se trata del mismo sujeto que habría secuestrado a Rogelio Rivera y que también tuvo contacto con Pedro Negrete y Luis Ángel Flores.
LOS DESCUARTIZARON Y QUEMARON
Tras ser secuestrados y asesinados, los cuerpos de los seis hombres fueron descuartizados y calcinados con el objeto de no ser localizados. La Fiscalía, a través de diligencias realizadas con los familiares identificaron prendas y objetos diversos de las víctimas para confirmar sus identidades.
En la casa propiedad del empresario en San José El Conde, mediante un cateo, se encontraron la camioneta Silverado y siete botes lecheros propiedad de Marco Antonio Cuautle Cuatle, quien fue la primera persona reportada como desaparecida.
También fue ubicado una camioneta Jeep Compass con placas de Jalisco que cuenta con reporte de robo; dos tambos metálicos utilizados para la incineración de los cuerpos con fragmentos óseos en su interior, fragmentos óseos carbonizados y de hebillas calcinadas en una coladera en la que vertieron el contenido de los tambos.
Resaltan entre los objetos encontrados un machete, una hacha, tres cuchillos metálicos con rastros de sangre confirmados bajo la prueba pericial Blue Star, cuatro esposas, así como joyería y ropa reconocida por familiares de las víctimas como pertenencias de los desaparecidos.
Además fue encontrada la bitácora donde se detallaban las actividades realizadas para la vigilancia de las víctimas, así como 42 cartuchos calibre .38, 181 cartuchos calibre .122, cinco pistolas tipo Plummer.
La Fiscalía pudo encontrar también los rastros hemáticos en las habitaciones de la bodega contigua al terreno, así como en la coladera donde fueron vertidos los restos de los seis jóvenes desaparecidos.
Cuando fue asegurado Jorge Aduna Villavicencio, uno de sus escoltas así como Ricardo López Meza, portaban armas de fuego sin licencia para ello, calibre 9 milímetros y 38 milímetros
En el caso de los agentes ministeriales Javier Cruz Ventura y José Felipe Riveros Hernández, se mantienen a disposición de las autoridades porque se establece que durante la indagatoria filtraron información.