Ciudad de México, 18 de junio (SinEmbargo).- Para Armando Azúa, docente del Departamento de Historia y Estudios Internacional de la Universidad Iberoamericana, no hay razones para “sobrevalorar” la invitación del Grupo de los Ocho (G-8) al Presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Analista de las relaciones bilaterales, con una experiencia de más de veinte años, Azúa reconoce que debido a la guerra contra el crimen organizado, emprendida por el pasado gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, el país tuvo una imagen negativa que le impidió obtener una posición táctica en el concierto internacional a diferencia de otras economías emergentes como Brasil, Sudáfrica y Turquía.
Ahora, el panorama ha cambiado. El especialista observa una exitosa estrategia del gobierno federal en la construcción de la imagen de México ante el mundo. Por ejemplo, la guerra contra el narcotráfico no se menciona y el Pacto por México es interpretado como una gran negociación que incluye a las fuerzas políticas de oposición, sin que ello signifique un buen desempeño en la política interna.
“El G-8 suele invitar a países con economías emergentes. Hace dos o tres años, estos países estaban dando mucho de qué hablar, concretamente Brasil, Sudáfrica y Turquía. Hoy, esos tres países enfrentan una serie de problemas que fueron imprevisibles hasta hace poco. En ese tiempo y debido a la guerra contra el narco, México no tenía una imagen tan favorable. Hoy, el tema ya no se ve desde el exterior. México ya no tiene esa imagen negativa”, expone el especialista.
–Pero en México, los problemas aún no están resueltos. La inseguridad aún limita el crecimiento económico, según las encuestas trimestrales del Banco de México
–Si bien no están resueltos, parece que se vislumbran algunas posibilidades de avance. En cambio, en países que hace dos o tres años corrían hacia adelante, hoy se ve que su crecimiento no era tan sólido. De ello, el mejor ejemplo es Brasil. Peña Nieto significa un cambio de partido. El mundo ve que las cosas pueden cambiar y que puede ser para mejor.
PACTO POR MÉXICO, LA CLAVE
El observador del reposicionamiento de México en el concierto internacional se refiere al Pacto por México como la piedra angular que dio pie a esta invitación. Dice que México ha llamado la atención debido a la firma de este convenio político en la medida que integró a los partidos opositores al PRI, el partido oficial históricamente.
Y en la construcción de la nueva relación de México con el mundo, “es difícil que se den cuenta de los desencuentros internos en el Pacto por México. En el exterior no se alcanza a ver que la presencia del PRD y el PAN no es sólida, o que hay cuestionamientos al interior de los partidos. Y vender la imagen de que el gobierno está logrando acuerdos, ha sido el gran éxito de esta imagen en el exterior”.
También, según el especialista, es difícil que se alcance a ver la estrategia de seguridad del Presidente mexicano que, en el discurso rompió con su antecesor, pero en los hechos, la continuó. El 15 de abril dijo que lo más importante de su gobierno era el privilegio de la inteligencia sobre la fuerza y a los pocos días, desplegó cinco mil elementos militares en Michoacán, el sitio donde Calderón arrancó su estrategia en contra del Crimen Organizado.
“Estas noticias salen un día, hacen mucho escándalo, pero hay un buen manejo de los medios y en poco tiempo se pueden olvidar”.
Armando Azúa añade que el nuevo papel de México, al estar centrado en la imagen que proyecta, emula al gobierno salinista. “El buen manejo de los contactos ante la prensa y banca internacional parecen tener mejor efecto en los mercados que lo que realmente está ocurriendo. Este gobierno, en el primer semestre que lleva, ha sabido tener muy buen manejo con la prensa y la banca internacionales”.