La vacuna requiere la administración de cuatro dosis: 7 meses, 8 meses, 9 meses y la cuarta un año y medio después.
Ginebra, 17 de noviembre (EFE).- Los fondos para poder implementar programas piloto sobre el terreno de la nueva vacuna contra la malaria están ahora asegurados, por lo que las primeras inmunizaciones podrán comenzar en 2018, anunció hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"La primera implementación del programa piloto de esta vacuna de primera generación marca un punto de inflexión en la lucha contra la malaria", dijo, citado en un comunicado, Pedro Alonso, director del programa de malaria de la OMS.
"Estos proyectos pilotos nos darán las evidencias de la vida real necesarias para tomar decisiones informadas sobre si se usa la vacuna a gran escala", agregó.
La vacuna RTS, denominada Mosquirix, fue desarrollada por la farmacéutica GlaxoSimithKline (GSK) en colaboración con la ONG PATH, junto a varios centros de investigación africanos.
Los resultados de los ensayos clínicos de la primera vacuna efectiva contra la malaria arrojaron serias dudas sobre su efecto protector y su seguridad.
De media, la vacuna mostró una eficacia del 30 por ciento, que si bien es baja, dadas las muertes anuales por malaria, podría ser una herramienta relevante en la lucha contra el paludismo.
Es por ello que los expertos del Grupo de Expertos sobre Inmunización (SAGE) y el Comité Asesor sobre Malaria (MPAC) decidieron hace un año que debía probarse en al menos un millón de niños antes de adoptar una decisión definitiva sobre su distribución a gran escala.
Un año después de dicha decisión, se han obtenido los fondos gracias al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis, que ha aprobado una línea de financiación de 15 millones de dólares; a la alianza para la Vacunación, Gavi, que aportará 27.5 millones de dólares; y a UNITAID, que desembolsará 9 mil 669 millones.
El programa piloto evaluará el verdadero efecto protector de la vacuna fuera de los ensayos clínicos; la capacidad y posibilidad de poder incluir la administración de cuatro dosis de RTS en los programas rutinarios de vacunación; el impacto en la mortalidad infantil; y su seguridad dados los efectos secundarios detectados.
La vacuna requiere la administración de cuatro dosis: 7 meses, 8 meses, 9 meses y la cuarta un año y medio después.
Los expertos dudaron que las familias lleven a sus hijos a recibir la cuarta dosis pasados 18 meses, cuando esta vacunación no está vinculada a ninguna otra inyección incluida en el calendario de inmunización y dadas las dificultades que implica el poder llegar hasta un centro de salud en lugares remotos de África donde la malaria es endémica.
Se ha demostrado que sin la cuarta dosis, el efecto de la vacuna se reduce drásticamente.
Otra de las dudas que surgieron se refieren a los efectos secundarios.
En los ensayos clínicos se detectó un incremento del número de casos de meningitis y de malaria cerebral entre los niños a los que se les inoculó la vacuna, comparado con los menores que recibieron el placebo.
Todavía no se ha determinado que países serán los que acogerán los programas pilotos aunque se ha avanzado que aquellos que participaron de las fases de ensayo de la nueva herramienta tendrán prioridad.
En el mundo hay 3 mil 200 millones de personas en riesgo de contraer la malaria, de los que mil 200 millones están en situación de alto riesgo.
Se estima que en 2013 unos 198 millones de personas contrajeron la enfermedad y de ellas 584 mil murieron, un 90 por ciento en África.
La vacuna fue creada para evitar la infección del Plasmodium falciparum, el parásito principal en África y causante del tipo de paludismo que más muertes causa en el mundo.
En principio, no debería ser eficaz contra el Plasmodium Vivax, el parásito presente en los vectores (mosquitos) que mayoritariamente viven y pican en América Latina.