“En Colorado están produciendo marihuana de muy buena calidad. Como ya es un negocio abierto experimentan y hacen marihuana mucho más potente que la mexicana. Eso les ha afectado las ventas a los narcos mexicanos pero ha habido un incremento de otro tipo de sustancias como la heroína. Finalmente, el crimen organizado es un negocio”, afirma la autora del libro El viaje de la marihuana hacia la legalización.
Ciudad de México, 17 de septiembre (SinEmbargo).- El 1 de enero de 2014 se abrieron en el estado de Colorado los primeros dispensarios o tiendas de marihuana tras la legalización para su uso recreativo.
Cientos de consumidores de varias partes de los Estados Unidos se dieron cita en Denver para ser testigos de este paso histórico en un país que consume marihuana como ningún otro.
Algunas de las estimaciones presentadas por Lourdes Cárdenas en su libro Marihuana. Un viaje a la legalización (Ediciones Urano, 2016) establecen que alrededor del 48% de los estadounidenses la consumen.
Tan solo en 2014 los dispensarios generaron ventas por más de 700 millones de dólares, cantidad que equivale a lo que el Gobierno de Estados Unidos le dio a México entre 2013 y 2015 para el combate al crimen organizado a través de la Iniciativa Mérida. En recaudación de impuestos, el gobierno de Colorado acumuló 44 millones de dólares.
Con la legalización de la marihuana para uso medicinal en 23 Estados de la Unión Americana y para fines recreativos en cuatro más, ha habido un cambio gradual en el trasiego de drogas de México a Estados Unidos.
Entre 2013 y 2014, la DEA reportó una caída del 23.6% en decomisos de marihuana sobre todo en la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso (por donde cruza el 70% de las drogas que se consumen al otro lado del Rio Bravo).
“Al tráfico de marihuana lo está acabando ya un mercado regulado y transparente en el que el cannabis se vende en tiendas como si se tratara de papitas. La legalización satisface la demanda de un consumidor que antes compraba en las esquinas o en entregas a domicilio de manera clandestina”, comenta Cárdenas, una periodista que se formó en los medios impresos de Ciudad de México antes de mudarse a Estados Unidos donde ha trabajado en los periódicos The Dallas Morning News y El Paso Times y como profesora de periodismo en la Universidad de Nuevo México.
–¿Qué representa la marihuana en términos culturales y sociales en Estados Unidos?
–La marihuana se consume más que ninguna otra droga en Estados Unidos. Algunos informes aseguran que hasta el 48% de la población la consume aunque ahora hay una especie de boom de la heroína y las metanfetaminas. En términos culturales la marihuana ha estado asociada a los movimientos contraculturales que se generaron en las décadas de los sesenta y setenta, a la rebeldía, al estilo de vida hippie. Hay tanta gente que la consume que en determinado momento se dijo, por qué no legalizarla, por qué no meterla al mercado legal si, de acuerdo con los promotores, no es tan dañina como el alcohol, la cocaína o la heroína.
–¿Cómo se ha visto desde el resto de Estados Unidos la legalización de la marihuana para fines recreativos en Colorado?
–Me parece que en general se vio a Colorado como un experimento. Estados Unidos tiene estados que son mucho más conservadores que otros. Colorado es tan liberal como Massachusetts.
–Ubicado en medio de estados muy conservadores.
–Nebraska, Arkansas, Utah. En Estados Unidos todavía están viendo la legalización como un experimento, están estudiando qué es lo que ha pasado en estos dos años en cuestiones económicas y sociales y si la legalización ha generado o no más consumo, más adicción. Me parece que todavía hay muchos estados, sobre todo los conservadores, que ven la legalización con recelo porque, a final de cuentas, la marihuana es una droga, altera el estado psíquico. Ahora la gente está muy pendiente de lo que pase en California en noviembre: si se legaliza se va a dar un giro radical porque se va a empezar a legalizar en todos lados.
–¿Cuáles han sido los cambios más significativos en el tráfico de drogas de México a Estados Unidos a partir de la legalización en Colorado, Washington, Oregon y Alaska?
–Lo que están registrando las agencias es que ha habido una disminución importante en los cargamentos de marihuana decomisados en la frontera. Hay una disminución sensible sobre todo en algunas rutas, por ejemplo, la que va a Colorado y que empieza en Ciudad Juárez. Sin embargo, esto no significa que ya no se envíe marihuana a Estados Unidos. Hay que recordar que sólo cuatro estados la han legalizado para usos recreativos de un total de cincuenta. Y además están produciendo marihuana de muy buena calidad. Como ya es un negocio abierto experimentan y hacen marihuana mucho más potente que la mexicana. Entonces eso les ha afectado las ventas a los narcos mexicanos pero ha habido un incremento de otro tipo de sustancias como la heroína. Finalmente el crimen organizado es un negocio, ¿no? Si me están disminuyendo los ingresos aquí, y producir heroína es mas barato y a la larga me va a dar más ganancia, pues incremento la producción de heroína.
–¿Cuándo algo se legaliza deja de ser atractivo?
–Podría ser. Pero creo que la gente que consume marihuana la mayor parte de las veces se queda en la marihuana. Las personas que migran hacia otras drogas conforman un grupo pequeño. Creo que los jóvenes en Estados Unidos ven a la marihuana como ah, está rica, pero tratemos con otra cosa. La epidemia de heroína se está dando en la población más joven. Y aunque la marihuana sólo se puede vender a mayores de 21 años, tú sabes que en cualquier país siempre se pueden conseguir las cosas de otra manera.
–¿Cómo consideras que la legalización de la marihuana en Estados Unidos va a afectar a México si no se sigue el ejemplo en materia de regulación, si aquí sigue siendo un negocio para los narcos y en la Unión Americana ya no?
–Si sigue siendo ilegal en México se va a generar un mercado negro más grande, va a bajar el precio, las organizaciones criminales van a ser muy agresivas para colocar su producto. Y otra vez, si producir heroína es más barato, igual van a producir más para vender en el mercado mexicano. Si el mayor consumidor está legalizando, indudablemente los cárteles mexicanos van a resultar afectados y el gobierno tiene que tener un plan para reaccionar ante eso. A mí me preocupa un poco que en México se legalice para fines recreativos porque hay muchos factores que hay que tomar en cuenta. Cuando legalizas la marihuana tienes que crear instituciones como en Estados Unidos que, desde luego, no son perfectas pero de alguna manera funcionan mejor. En México tenemos un problema de instituciones débiles tanto en justicia como en recaudación de impuestos. En Estados Unidos la gente paga impuestos. Acá no sé cuánta gente los evada. A final de cuentas, lo que quieres cuando legalizas son ingresos para el Estado que se traduzcan en beneficios para la sociedad y que ese dinero no se vaya a las organizaciones criminales. Meter ese dinero a la economía legal y al orden. México tendría primero que fortalecer sus instituciones, terminar con muchos problemas de corrupción antes de dar un paso tan grande. Tiene que haber una visión muy clara de cómo quieres legalizar la marihuana y en México a veces se legalizan cosas al vapor y más por intereses políticos que pensando en la sociedad. En Estados Unidos la gente vota por eso, hay campañas en las que se informa, se discute, no se hacen sólo dos o tres foros, es un proceso largo de debates.
–¿Cuáles han sido los beneficios para Colorado a partir de la recaudación de impuestos? ¿Qué ha pasado con ese dinero?
–Los que propusieron la Enmienda 64 fueron muy inteligentes al decir que parte de esos impuestos se tendría que aplicar a las escuelas y a programas de educación. Hay mucha controversia porque aunque sí se ha usado dinero para ampliar o construir escuelas, no han entrado las grandes cantidades que se pensaba al sistema educativo. Este es un proceso que va a ser muy lento para que se vean los resultados en términos sociales. Hasta ahora el beneficio social prometido todavía no se ve. Pero es un plan a largo plazo. Lo que se ha visto en un beneficio en términos de recaudación y de creación de empleos.
–Empleos creados por la propia industria de la marihuana.
–Así es. Se generaron empleos como en cadena. La gente que va a preparar los comestibles, la gente que poda, la gente que atiende los dispensarios, etc. Y no son empleos mal pagados: pagan hasta 12 dólares la hora, que es más que un salario mínimo en Colorado. Yo digo que el asunto de la educación es algo que está en pañales todavía. Y una de las cosas que siempre digo es que apenas han pasado dos años desde la entrada en vigor de esta ley, dos años nada más. Para tener tendencias, para tener comparaciones del antes y el después tienes que dejar que pase cierto tiempo para ver realmente qué pasó.
–Y también se han resuelto problemas que han surgido al paso. Mencionas el caso de los dulces que no estaban etiquetados y a los que les pusieron cantidades elevadas de THC, el componente psicoactivo del canabis.
–La legalización de la marihuana hay que verla como un proceso que no termina cuando se empieza a vender, cuando se abren las puertas de los dispensarios. En los comestibles se encontraron con el problema que señalas. Si no eres un consumidor, no te comas una galleta de 20 % de THC porque te va a dar horrible. El Estado ha ido aprendiendo que tiene que regular todas estas cosas. Lo último en este proceso es que el Estado está buscando que no se produzca marihuana con tan alto grado de TCH.
–¿De cuánto es el límite que propusieron?
–30% de THC. Sin embargo, ha estado cambiando, algunas autoridades quieren que sea menor pero la industria no está de acuerdo porque su ventaja competitiva es esa. Si tal dispensario tiene la mejor variedad y productos con 90% de THC, pues la gente se va a ir a comprar a ese establecimiento. Pero si se regula de tal manera que todos tengan 30%, 20%, pues se pierde ventaja competitiva. Pero aún así el Estado está peleando para regular todos esos procesos. Todos los días van surgiendo cosas nuevas. Todo lo están regulando a diario porque se trata de un proceso de cambio permanente.
–¿Dónde queda México con su guerra contra los narcos, con sus miles de muertos y soldados en la calle? Si allá están legalizando una de las sustancias perseguidas y aquí hay una presunta guerra contra esa sustancia y contra los que la producen y la consumen? Una guerra patrocinada y promovida por EUA a través de la iniciativa Mérida.
–Primero, creo que la guerra es contra varias cosas. La marihuana, principalmente, pero también está enfocada en otras drogas y, además, ya no sólo es contra el narcotráfico sino contra el crimen organizado en general que secuestra y extorsiona. Creo que es importante decir que la guerra contra las drogas en Estados Unidos se mantiene porque la marihuana no se ha legalizado a nivel federal. El gobierno federal la sigue considerando como una droga ilegal, es una gran contradicción, porque los estados que legalizan la marihuana están de alguna manera infligiendo una ley federal aunque los electores la hayan aprobado. Si se sigue legalizando va a llegar un momento en que el gobierno federal va a tener que cambiar porque, de lo contrario, va a ser una contradicción eterna y eso no va a ser sostenible. Ahora, se acercan las elecciones. Qué postura va a tener el nuevo presidente. Si gana Donald Trump, creo que todo va a seguir igual. Si gana Hillary Clinton, me parece que se va a permitir que los estados hagan lo suyo aunque tarde o temprano llegará un momento en que se tendrán que ajustar. Pero la droga contra las drogas va a seguir porque van a seguir peleando contra otro tipo de drogas, ahora la heroína. México va a tener que revisar qué hace con la marihuana. Yo creo que se van a replantear los términos de la guerra contra las drogas y las ayudas que el gobierno estadounidense le da a México, se va a replantear la estrategia, si no es marihuana pues van a ser otras cosas desafortunadamente.
–En tu libro recoges testimonios de activistas, políticos y empresarios, pero qué opiniones recogiste por parte de los ciudadanos de a pie. Te lo pregunto porque he visto reportajes de los medios locales en Colorado en donde la gente se queja desde del olor que sale de la casa del vecino hasta de las balaceras que aseguran han aumentado como consecuencia de la legalización. Qué opinión recogiste de esos ciudadanos que nunca han consumido marihuana y que ven con espanto estas transformaciones sociales que alteran su sistema de valores con respecto a la drogas.
–Recogí opiniones muy variadas por parte de la gente. La enmienda se aprobó con poco más del 50% de los votos, lo cual significa que tienes un buen porcentaje de la población de Colorado que no estaba de acuerdo. El principal temor que yo escuché es de los padres por lo que pueda suceder con sus hijos, por la facilidad con que la droga ya está disponible. Sin embargo, esto también pasa con el alcohol, ¿no? Supuestamente sólo personas mayores de 21 años pueden entran a los dispensarios donde venden la marihuana pero siempre hay manera de burlar esas reglas. Creo que una de las grandes preocupaciones es que la marihuana está ahora muy al alcance de la mano y hay muy pocos estudios contundentes que nos permitan decir no se está generando un gran problema a largo plazo. No hay suficientes campañas de prevención. Esa fue una de las cosas que más escuché además de la cuestión sobre la seguridad publica. Colorado está enfrentado un problema con la gente que consume marihuana y alcohol al mismo tiempo y esa combinación es letal. Si consumes cerveza y luego fumas marihuana tu habilidad para conducir o responder a situaciones de emergencia disminuye.
–El Senado está a punto de iniciar el debate sobre la legalización de la marihuana con fines medicinales. ¿Qué debe aprender el Gobierno mexicano de la experiencia de Colorado?
–Creo que una cosa importante que ha mostrado la experiencia de Colorado es que meter a la legalidad una sustancia que por tanto tiempo ha sido ilícita requiere un intenso trabajo de regulación y diseño de mecanismos para implementar nuevas normas. La legalización no termina con la firma de un papel. Es un proceso de continua revisión a partir de los problemas que van surgiendo con la experiencia diaria. Por ejemplo, antes de la legalización nadie pensaba en los pesticidas que se usan para cultivar marihuana. Cuando el producto se vuelve legal, el productor adquiere responsabilidades con el consumidor y le tiene que informar qué porcentaje de THC existe en su planta, qué tipo de pesticidas se usaron, qué efectos pueden tener para la salud, etc. Eso no se pensó al momento de la legalización, pero el tema surgió conforme aumentó el consumo. Creo que entender y analizar lo que ha pasado en esos estados le puede ayudar a México a evitar errores y le permitirá adelantarse al posible surgimiento de problemas. En ningún momento creo que haya que copiar la experiencia de Estados Unidos, porque cada país tiene sus particularidades, pero si creo que se puede aprender mucho de sus aciertos y de sus errores. Por ejemplo, la primera campaña de prevención de consumo dirigida a adolescentes en Colorado fue un fracaso total porque los muchachos no se identificaban con ella. El segundo intento de campaña ha sido más positivo, pero aún lo están puliendo. Creo que si tienes una buena campaña quizá puedes lograr que no aumente el consumo en poblaciones vulnerables. Colorado esta lidiando ahora con el problema de conductores bajo la influencia de drogas y están experimentando con varios instrumentos para medir la cantidad de THC en sangre…. Cuando legalizaron no tenían tan claro que ese sería un problema fuerte. Ahora están buscando soluciones y algunas de ellas quizá podrán ser utilizadas por México en el futuro. Creo que hay mucho que aprender de esas experiencias de legalización.
¿Quién es Lourdes Cárdenas? Periodista nacida en Saltillo, radicada en El Paso. Ha trabajado como reportera, corresponsal, editora y productora de medios mexicanos y estadounidenses como The Dallas Morning News, CNN México, El Paso Times, CNI-Canal 40, El Universal y La Jornada.