El nombre de Paola Espinosa es sinónimo de éxito. Tras su participación en Barranquilla 2018, la atleta se prepara para los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde buscará aumentar su impresionante colección de preseas. Espinosa acumula ocho medallas de oro en esas justas continentales, además de tres de plata y dos de bronce. Desde Santo Domingo 2003, hasta Toronto 2015, no sabe lo que es irse con las manos vacías de unos Panamericanos.
Por Carlos Rodríguez
Ciudad de México, 16 de agosto (AP).— Tras ganar dos medallas olímpicas y con 32 años de edad a cuestas, la clavadista mexicana Paola Espinosa vive un proceso de cambio y se reinventa rumbo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Espinosa se convirtió en madre por primera vez el año pasado, se mudó a otra ciudad junto a su pareja Iván García, cambió de entrenador y también dejó atrás la plataforma de 10 metros que la vio convertirse en una leyenda de los altos ornamentales en México y en una de las mejores exponentes del mundo.
Hasta ahora, todo le está saliendo como lo esperaba.
Menos de un año después de dar a luz a su hija Ivana, Espinosa ganó dos medallas de plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, el primer escalón del proceso rumbo a los Olímpicos de Tokio 2020.
“Fue un gran inicio del ciclo al ganar dos medallas de plata que tienen un gran valor por el esfuerzo que hice”, comentó Espinosa en una entrevista con The Associated Press. “Tenía menos de un año de ser mamá y menos de un año de volver a la alberca así que estoy orgullosa del resultado”.
La también ganadora de tres preseas en campeonatos mundiales resaltó su esfuerzo tras un embarazo: “El volver a ponerme en forma me costó trabajo, además de compaginar el tema de ser papás te puedo decir que fue muy cansado”.
Tras competir en los Juegos Olímpicos de Río, donde acarició el podio en la plataforma individual de 10 metros con un cuarto puesto, Espinosa anunció una relación con García, un medallista olímpico, y en agosto del año pasado dio luz a hija Ivana, quien estuvo a su lado en Barranquilla.
“Fue inolvidable porque fue la primera competencia que tuvimos juntos como familia, el tener a mi hija en mis brazos mientras competía su papá fue algo que no se me olvidará nunca”, dijo la clavadista.
Espinosa sorprendió a muchos con la noticia de que sería madre pero mucho más cuando dio a conocer que terminaría su relación laboral con la entrenadora china Ma-Jin, quien la ayudó a ganar una medalla de bronce en Beijing 2008 y la de plata en Londres 2012, además de la medalla de oro en el mundial de Roma 2009 y las de bronce en Barcelona 2003 y en Shanghai 2011.
Para poder estar al lado de García, Espinosa dejó su residencia en la Ciudad de México y se mudó a la occidental Guadalajara, donde entrena desde el año pasado con el entrenador Iván Bautista.
“Con tantos procesos de cambio fue complicado, especialmente dejar a mi bebé cuando me voy a entrenar, pero sé que muchas mujeres pasan por lo mismo”, reconoció Espinosa. Ha sido una etapa de aprendizajes pero estoy contenta y satisfecha y sobre todo me siento lista para enfrentar lo que venga”.
Deportivamente, el siguiente gran compromiso son los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde buscará aumentar su impresionante colección de preseas. Espinosa acumula ocho medallas de oro en esas justas continentales, además de tres de plata y dos de bronce. Desde Santo Domingo 2003, hasta Toronto 2015, no sabe lo que es irse con las manos vacías de unos Panamericanos.
“Tengo que trabajar la parte física y cambiar mi cuerpo porque estoy acostumbrada a solo tirar desde la plataforma donde hay que ser delgada y en trampolín necesito masa muscular que espero adquirir en los próximos meses”, agregó Espinosa. “Los Panamericanos van a ser complicados porque las canadienses son de las mejores a nivel mundial, pero si todo sale como quiero, a mí me encantaría salir de ahí con mi pase a los olímpicos”.
Para ganar su pase directo, Espinosa tendría que ganar la medalla de oro. De lo contrario tendría que someterse a los selectivos de la Federación Mexicana de Natación.
De conseguir su pase, Espinosa estaría compitiendo en sus quintos Juegos Olímpicos, algo que parecía muy lejano al finalizar la competencia en Río 2016, donde la clavadista fue bombardeada con preguntas sobre su retiro.
“Estoy acostumbrada a que se dude de mí, si cuando empezaba me dijeron que tenía el pie plano que no lo iba a poder hacer y que no llegaría a unos Olímpicos”, dijo Espinosa. “Mi historia la escribí yo sin ayuda de nadie, la que entrena soy yo y la que quiere llegar soy yo, voy a trabajar incansablemente para lograrlo, ya me sé el camino porque voy por mis quintos Juegos y nadie me dirá si puedo no puedo hacerlo”.