Ciudad de México, 16 de junio (SinEmbargo).– Miguel Ángel Mancera dijo hoy que sabe que las encuestas lo maltratan. Pero en la feria de los destapes, luego de que Margarita Zavala diera a conocer su intención de ir por la Presidencia de México, el Jefe de Gobierno ha decidido lanzar al aire sus propias aspiraciones. No importa que sea como ciudadano o por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Pero va.
Dice que deshoja la margarita, justamente porque entiende que no es popular entre los capitalinos, que le han dado la peor calificación para un Jefe de Gobierno desde que, en 1997, por presión de la oposición (sobre todo la izquierda), la Ciudad de México abandonó la figura de “regente” y adoptó la de un líder electo por el voto popular.
Ha pasado apenas algo más que una semana y ya hay una lista esperando a la puerta de Los Pinos. Antes, en una entrevista con Jorge Ramos, Marcelo Ebrard ratificó su intención de ir por la Presidencia en 2018. Posteriormente, The Financial Times y The Economist dijeron esta semana que el resultado del 7 de junio puso a dos hombres en la carrera: Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Jaime Rodríguez Calderón (“El Bronco); uno tomó nuevos aires con el triunfo contundente de Morena en la capital del país, y el otro con su arribo a la gubernatua de Nuevo León, pasando por encima de PAN y PRI.
Luego, el domingo, la ex Primera Dama se lanzó a “la grande” por medio de un video. Y después, en la noche de ayer lunes, con el periodista Carlos Marín, vino Mancera. “Aquí es muy claro en la pregunta expresa, de si quieres o no quieres. Sólo hay una respuesta: sí o no. Sí quiero. También soy claro de que ahora tengo un compromiso con la ciudad y con la gente”, dijo.
En abril pasado, Mancera Espinosa, registró un repunte en su aprobación, la cual subió 8 puntos en los últimos cuatro meses entre ciudadanos para situarse en 40 por ciento, de acuerdo con la encuesta de Reforma. Pero el reporte indicó que la desaprobación sigue siendo mayoritaria, con 54 por ciento. Entre los líderes de opinión, la evaluación negativa es todavía más amplia: de 66 por ciento. Y el nivel de apoyo es de 34 por ciento.
La encuesta refirió que el combate a la corrupción es el área peor evaluada del Gobierno de Mancera, a decir de líderes y ciudadanos. El 63 por ciento de la ciudadanía no cree que Miguel Mancera esté tomando medidas para combatir la corrupción.
…O COMO INDEPENDIENTE
Pero el lanzamiento de cohetes, en la feria de los destapes, continuó esta mañana. El Jefe de Gobierno capitalino no sólo dio a conocer su intención de buscar la Presidencia en 2018, además expresó que habría la posibilidad de hacerlo de manera independiente, ya no que no está afiliado a ningún partido político.
Reconoció que en las encuestas de popularidad no le “ha ido muy bien que digamos como para echar las campanas al vuelo”.
Ayer en entrevista con Milenio Televisión, Mancera Espinosa fue interrogado respecto a la solicitud que le hiciera el coordinador de bancada del izquierdista PRD en el Senado, Miguel Barbosa, para que definiera si está interesado o no en contender por la Presidencia. Luego de dar a conocer sus intenciones para la elección Presidencial, no descartó postularse como un candidato independiente.
Entrevistado por diversos medios de comunicación en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, se le cuestionó si ¿sería un candidato como “El Bronco”?, a lo que el mandatario respondió:
“Ahí está la posibilidad, yo no estoy afiliado a ningún partido político”.
Sin embargo, Mancera opinó además: “En las encuestas no nos ha ido muy bien como para echar las campanas al vuelo. Lo que tenemos que hacer es trabajar, entregar los resultados y que la ciudadanía vea. Vamos a estar sometidos a muchos contrarrestes y que va ser un ambiente político complejo, pero no puedo dejar de decir lo que pienso”.
Destacó que su prioridad continuará siendo el trabajo en la Ciudad de México, sobre todo con las jefaturas delegaciones, debido a que los ciudadanos las evalúan teniendo como referencia al Gobierno local. El mandatario sostuvo que el trabajo en la Ciudad será su mejor campaña.
“Las evaluaciones se tendrán que hacer en su momento y eso va a depender muchísimo de la evaluación ciudadana, y bueno, si nos va mal, también habrá que asumirlo”, sostuvo.
Finalmente, precisó que no sabe si trata de un destape, “a una pregunta de si quiere o no ser candidato, dije: sí. Mi prioridad es la ciudad, dependerá mucho de eso”.
Mancera hizo su anuncio un día después de que hiciera lo propio Margarita Zavala, esposa del ex Presidente Felipe Calderón. Sobre este asunto, el Jefe capitalino indicó que entre él, y la panista, tienen dos escenarios distintos, ya que Zavala puede estar concentrada desde ahora en su candidatura , y él tiene que estar concentrado en el trabajo de la ciudad.
En cuanto a Andrés Manuel López Obrador, dijo que ”es un referente político, es una referencia que se ha mantenido y es un capital político muy importante. Hay varios (aspirantes)”.
Mancera, doctor en derecho, fue elegido Jefe del Gobierno de la Ciudad de México para el periodo 2012-2018 como candidato de una coalición encabezada por el PRD, agrupación a la que no está afiliado. Asumió el mandato el 5 de diciembre de 2012 abanderado por el Partido de la Revolución Democrática, el cual lo postuló sin que fuera militante. Es el Jefe de Gobierno que ha conseguido llegar al poder con la mayor cantidad de votos: 63.5 por ciento. Pero tras 29 meses de su gestión su popularidad ha ido en declive, de acuerdo con recientes encuestas publicadas en diferentes medios de comunicación.
El año pasado, el mandatario capitalino obtuvo uno de los índices más altos de desaprobación en lo que va de su Gobierno. Según una encuesta publicada por el diario Reforma, el 5 de diciembre pasado, la desaprobación ciudadana del Jefe de Gobierno alcanzaba el 60 por ciento. Dicho porcentaje, que se había mantenido así desde julio de 2014, era el más alto desde que el diario comenzó con el ejercicio, en abril de 2013, cuando el nivel de reprobación del mandatario local fue de 26 por ciento.
En tanto, el pasado 19 de febrero, el Centro de Investigación para el Desarrollo, AC (CIDAC), publicó en su boletín semanal un análisis en el que apuntaba que Mancera Espinosa “echó a perder” el capital político que tenía cuando llegó a la Jefatura de Gobierno, con el más alto número de votos que ha conseguido un candidato a ese cargo. Fueron 45 puntos de ventaja sobre su rival más cercano, aprobación que gradualmente se ha desdibujado gradualmente.
La aceptación ha su Gobierno se ha visto debilitada por diversos casos, como el de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, que lleva más de un año parcialmente fuera de servicio luego de que se detectaron fallas en la operación. Si bien el problema no se le puede atribuir a Mancera, porque la obra fue hecha durante la gestión del ex Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, el actual mandatario, según han alertado analistas, estaría prolongando la inactividad del proyecto de transporte con el objetivo de destruir políticamente a su antecesor.
Cuando se anunció su suspensión temporal -el 12 de marzo de 2014- se dijo que su reapertura sería antes de acabar el año. Pero no ocurrió así.
Lo mismo podría ocurrir como respuesta a otras medidas que Mancera ha emprendido y que han sido criticadas, cuando no rechazadas, por los ciudadanos, como el incremento en el precio del transporte público, especialmente en el costo del boleto del Metro. También podrían enlistarse las restricciones a la circulación de automóviles con más de 15 años de antigüedad (conocido como “Doble Hoy No Circula”); los abusos policiales y detenciones arbitrarias durante las marchas; o la tardía y tibia respuesta que dio cuando la plancha del Zócalo fue usada como estacionamiento durante el segundo Informe de Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.
A ello podrían sumarse el problema de la inseguridad, que el mandatario capitalino ha minimizado, el escándalo del Oficial Mayor, Edgar Armando González Rojas, quien renunció en octubre de 2014 tras la divulgación de audios en los que se le involucra en supuestas compras de insumos con sobreprecios, o el avance de proyectos inmobiliarios en varias zonas de la ciudad pese al rechazo de los vecinos.
