[pageview url="http://www.sinembargo.mx/interactivos/deuda/deuda_580/deuda_580.html" width="580" height="800px" border="no"]
La crisis de la deuda internacional es consecuencia de un sistema financiero diseñado, ex profeso, para el beneficio de los países más desarrollados, que ahora, en esencia, están pagando la factura de sus excesos financieros.
Los países desarrollados, encabezados por Estados Unidos, han ejecutado un doble discurso –apoyados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial–: recomiendan cómo deben comportarse las economías para considerarse sanas y equilibradas, pero ellos no siguen las normas. La regla económica es clara: no gastar más de lo que ingresa. Pero no han respetado ni ese básico.
Al cierre de 2010, la deuda total del mundo fue de 64 mil 003 billones de dólares, de los cuales 38 mil 045 billones de dólares pertenecen a los países más ricos del mundo –Estados Unidos, Japón, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y Canadá–; de éstos, EU, Italia y Japón tienen una deuda arriba de 100% del Producto Interno Bruto (PIB). La crisis estadounidense e italiana es justo sus abultados déficit fiscales, falta de acuerdos e incredulidad en sus planes de rescate.
En otro carril, aunque no tan lejos, están Alemania, Francia, Reino Unido y Canadá, cuyas deudas rondan entre 80 y 90% del valor de sus economías. Aunque poco se ha dicho, Inglaterra es el país con mayor riesgo, pues tiene una deuda pública y privada que alcanza 380% del PIB.
En este escenario, México presenta una posición manejable: los pasivos que se registran como deudas representan 40% del Producto Interno Bruto. Sin embargo, al considerar los llamados pasivos contingentes la óptica cambia, pues rondan el 100% y dependen de que las tasas de interés no suban, lo cual no está asegurado.
Pero donde verdaderamente se prenden los focos rojos es en las deudas de estados y municipios, pues muestran abultados pasivos y no tienen opciones de ingresos, por lo que urge poner especial atención en el sector ya que por ahí se puede romper el blindaje de la economía mexicana.
Agosto trajo consigo hechos nunca antes vistos. Los flujos de deudas internacionales muestran cómo las naciones más poderosas del orbe se han endeudado hasta las cachas y su alta dependencia unas de otras las hace aún más endebles. México es la séptima nación más endeudada del orbe, le debe a EU, España, Suiza y Reino Unido y no le cobra a nadie.
Se rompe el ciclo financiero
El problema de la deuda es estructural y no reciente. Los países desarrollados (Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Canadá) han financiado su economía con deuda en proporciones fuera de la regla, plantea José Luis de la Cruz, director del Centro de Investigaciones del Tecnológico de Monterrey, campus Estados de México. Lo que se ha observado en los últimos 20 años es un proceso sistemático de endeudamiento –incluso comprometida entre las grandes potencias, por las dependencias financieras que tienen entre sí–, que se exacerbó con la reducción de impuestos de los últimos años y el aumento del gasto para tratar de salir de la crisis subprime.
Para comprobar que es un problema añejo basta ver los números: en 2006 –antes de la crisis subprime–, la deuda como proporción del PIB de los países desarrollados ya era alta: Reino Unido, 43.1%; Estados Unidos, 61.1%; Alemania, 67.6%; Francia, 67.3; Canadá, 70.3%; mientras que Italia y Japón ya arrastraban una losa pesada con 191.3 y 106.6%, respectivamente.
Tras la crisis de 2008, el problema en EU fue que la mayor parte del endeudamiento en que se tomó para inyectar dinero a la economía fue a parar al sector financiero que, por naturaleza, es poco productivo y no se fomentó la reactivación económica ni la creación de empleos.
Esa deuda creció 6.6 billones de dólares, con rescates a bancos y empresas al estilo del Fobaproa de México en 1995. Pero el desempleo no bajó y la población está pagando los costos, comenta Gabriel Pérez del Peral, director de Economía de la Universidad Panamericana. Los estadounidenses están imprimiendo dinero para esos rescates, con el Quantitative Easing One y Two, y viene el Quantitative Easing Three, que se anunciará en los próximos días y que mostrará un menor margen de maniobra para relajar la política monetaria.
Pero todo se conjugó con un problema político: la falta de liderazgo de Barack Obama, presidente de EU, para aprobar un programa de aumento de impuestos a las personas de mayores ingresos y una disminución modesta del gasto.
La crisis de la deuda está en su tercer acto, dice Pérez del Peral, pues incubó antes de 2008 con el boom de los productos financieros y derivados a nivel mundial, esos paquetes se vendieron, aun cuando calificadoras y bancos sabían que eran incobrables, lo que detonó la quiebra de Lehman Brothers, luego se buscó repartir los costos y, por ello, el conflicto se globalizó, explica
El tercer acto es lo que estamos viendo: un alza inusitada de la deudas soberanas y los déficit fiscales, lo que genera más crisis porque los mercados perciben que las economías son insolventes. Por eso el pánico, añade, pues los inversionistas no vieron bien el acuerdo en EU, donde no se aumentaron impuestos pero sí se recortó el gasto, lo que implica menos dinamismo económico. “Por eso la incertidumbre, porque se espera una desaceleración importante”, añade.
Europa y Japón con sus demonios
Las crisis subprime también le pegó a las principales economías: Inglaterra, Francia, Alemania y Japón, y un problema de deuda que venía creciendo fue atizado en los mercados financieros, lo que desequilibró a todos los países.
Pero cada quién convive con sus demonios.
La Unión Europea, que se creó en 1993, implica demasiados costos, pues confluyen economías que no son comparables, como es el caso de la griega respecto a la alemana, o la de España, que tenía un enorme rezago y carecía de ahorro para financiar su crecimiento.
Esa unión híbrida que se gestó en donde no se tenían los mismos controles y supervisión, está haciendo agua, dice José Luis de la Cruz. Los casos de deuda de Grecia, Italia, España, Irlanda y Portugal reflejan que no existe un manejo homogéneo de la economía como para garantizar que los elevados gastos no se coman a los ingresos que tiene el sector público, agrega. “Aunque se aceleró la integración pensando que le iba a generar fortalezas, la realidad es que le creo una variedad de debilidades”, considera el profesor del Tec.
“Hoy todos están agarrados de la mano, y se hunden todos o salen todos”, dice Pérez del Peral. También por eso ahora suspiran por sus antiguas monedas, pues nadie puede devaluar para darle competitividad a sus exportaciones y de esa forma enfrentar las caídas en empleo y en ingreso: “Los italianos suspiran por la lira, los españoles por la peseta, porque no pueden devaluar. No pueden imprimir dinero para licuar sus deudas”, insiste el economista.
Sin embargo, aunque ahora la crisis se concentra en cinco países europeos, no se puede dejar fuera a Inglaterra que trae una deuda pública y privada de casi 390% del PIB, advierten los especialistas, lo que implica que se necesitan cuatro años de su PIB sin gastar nada para pagar el débito. Esto da una idea de la gravedad del problema que se gesta en ese país, por eso se explican las reformas que están generando conflictos sociales y falta ver hasta qué punto puede manejar su economía.
Europa está en el dilema de cómo reactivar la economía, porque Gran Bretaña y Francia tienen un problema de deuda que no ha saltado al escenario.
Otro tema es Japón –que todavía no hace crisis, pero está en una situación muy delicada–, con una deuda pública que alcanza 229% del PIB, y 20 años de bajo crecimiento y escasa productividad. Aunque ha controlado la inflación, el avance económico es mínimo, lo que es ya un problema estructural y, aunque no se quiera, está entrando en una nueva fase recesiva.
México y su caballo de Troya
En este escenario de crisis de pasivos en el mundo, la deuda pública de México –que asciende 4 mil 363 billones de pesos y que equivale a cerca de 40% del valor de la economía– es aún manejable, afirma Raymundo Tenorio Aguilar, director de Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe. Además tiene tasas y vencimientos “convenientes”, opina.
La deuda externa no es problema, representa apenas 18% de la deuda total. Pero, a su juicio, donde hay que poner atención es en la deuda interna, que ya rebasa los 3 billones de pesos pues, aunque está distribuida en plazos de 10, 24 y hasta 30 años, lo suficiente dispersa para no generar problemas en el corto plazo, puede detonar en complicaciones si no hay disciplina.
Sin embargo, la gran alerta que se enciende para México en el rubro “pasivos contingentes”, que son los requerimientos que tienen que hacer frente el gobierno y que no están etiquetados como deuda, como es el caso de los Pidiregas, las pensiones, las obligaciones del rescate bancario, y otros más. Esas demandas financieras son cercanas al 100% del PIB, lo que sí representa una debilidad para el país, pues lo que está registrado como deuda es manejable, pero el acumulado en pasivos contingentes es considerablemente mayor.
Esto no es nuevo. Es es conocido e incluso tolerado por los organismos internacionales, explica Tenorio Aguilar. El problema, añade, es que enfrentar la deuda y los pasivos contingentes, el gobierno federal tiene que recurrir cada año a crecientes cantidades de dinero, pues anualmente se pagan unos 300 mil millones de pesos en intereses y esto es un agujero negro en las finanzas públicas.
Foco rojos en estados y municipios
La deuda de los estados y municipios del país genera alerta total.
En México hay gobiernos estatales y municipales muy endeudados, que no han contribuido con la creación de su propia reforma fiscal, para depender sólo de las transferencias del gobierno federal y evitar los costos políticos de un plan económico restrictivo.
El 24 de junio pasado, la Secretaría de Hacienda planteó en un documento enviado al Senado de la República, que la mayoría de los estados ha ocultado su deuda pública, misma que asciende a 50 mil millones de pesos.
Hacienda planteó que esa cifra representa un crecimiento de 127% entre 2000 y 2010, a pesar de que las participaciones e ingresos propios de la entidades aumentaron 58 por ciento.
Las cifras que lleva Hacienda, no coinciden con la de los bancos, por lo que la dependencia hacendaria presume que hay ocultamiento.
Para Tenorio Aguilar, 60% de los gobiernos locales están quebrados financieramente, y quiebra financiera quiere decir que no tienen flujo de ingresos suficientes para pagar los egresos, por ello se endeudan; pero la deuda que contraen tampoco es para activar la economía local sino sólo para el pago de nóminas e intereses.
Recientemente, los bancos que operan en México anunciaron que cortarán el financiamiento a los estados, porque ya le prestaron a esas entidades y se están haciendo más adversos al riesgo, lo que también se convierte en una dificultad que deteriora el blindaje de la economía mexicana. Los estados ya no podrán recurrir fácilmente a la banca como en 2009 y eso es un punto vulberables para el país, explica el catedrático del Tec campus Santa Fe.
Los gobiernos de estados y municipios, sin embargo, no están atados de manos: tienen potestades para establecer su propia reforma fiscal y no depender de las transferencias del gobierno federal. Por ejemplo, en Colima 96% del ejercicio de gasto se hace con ingresos transferidos de la Federación, el esfuerzo fiscal local es mínimo y, lo peor, es que así está la mayoría.
–¿Cuáles son los estados más notables con más riesgo?
–San Luis Potosí, Zacatecas, Colima, Tlaxcala, Veracruz, Campeche, Guerrero, Oaxaca, Michoacán e Hidalgo son las entidades federativas con mayor riesgo de insolvencia, o que incluso ya han caído en ella. La razón de esto es no han implantado una reforma fiscal local.
La mayoría de las revisiones de calificación de los estados son a la baja, informa Humberto Panti Garza, director de Finanzas Públicas de Fitch Rating México. Los estados que han bajado su calificación son Veracruz, Michoacán, Quintana Roo, Nuevo León, Coahuila, Nayarit y Chihuahua. Muchos estados bajaron calificación, añade Panti Garza, aunque en el corto plazo no vemos un riesgo inminente de incumplimiento, pero los estados pasan por una situación difícil y tienen que establecer medidas importantes en el desempeño financiero y en la gestión administrativa.
Ante el entorno adverso, dice el director de Finanzas Públicas de la calificadora, tenemos la perspectiva que las tasas de interés suban en el corto y mediano plazos, y los estados tendrán que destinar un mayor cantidad de recursos al servicio de la deuda. “Muchas de sus deudas están contratadas a una tasa TIIE más un determinado diferencial; sin embargo, el punto favorable es que las deudas nacionales tienen mecanismos de control en esa parte. Es decir, han contratado CAPs de tasas de interés, y si las tasas suben hay que pagar más pero hasta un determinado nivel”, explica.
En este entorno de volatilidad e incertidumbre que anticipa una desaceleración económica, todos los estados pueden tener problemas, considera Raymundo Tenorio: “Todos los estados pueden tener problemas, porque la eventual baja en la actividad económica global, particularmente en Estados Unidos, le impacta a México. La actividad económica bajaría porque 53% de nuestro PIB se explica por nuestra vinculación con el comercio exterior a través de diferentes cadenas productivas directas e indirectas”.
La reducción en la actividad económica significa menos consumo, producción e inversión, y más desempleo. Esto afecta a los estados del país, porque ahí hay mucha inversión local extranjera y nacional que, eventualmente, también bajaría su ritmo.
–¿Todos los estados están en riesgo?
–Sí. Nuevo León, Estado de México, Jalisco, aunque ellos tienen más diversificada la actividad económica: tienen manufacturas, comercio, servicios, su riesgo está más diversificado. Pero hay entidades federativas que dependen de una actividad local determinada y se hacen más vulnerables.
–¿Hay que cuidar la operación de los estados?
–Sí. De hecho, las próximas semanas serán definitivas para los estados y los municipios.
En general la crisis de la deuda internacional viene a destapar un problema de estructura en las finanzas públicas locales, los estados y municipios del país no han hecho la tarea ni han usado las potestades que le otorga la ley, opina Humberto Panti Garza.
Los ingresos locales se han visto afectados por la crisis que se originó en 2008, cuando incluso los gobiernos estatales tuvieron que comprometer recursos futuros del Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF). La explicación es que el ingreso principal se cayó y en 2010 creció, pero todavía no llega a los niveles de 2008, y en 2011 se está dando la misma situación, añade.
“Los ingresos federales y, por ende, los locales que se han visto afectados por la crisis económica. A esto hay que añadir que el principal impuesto de los estados es sobre nóminas, lo que hace mal juego con el gasto operacional; las entidades han tardado en poner un freno o poner medidas de recorte. Las estados trataron de mantener sus niveles de inversión y eso es importante, pero la mayor parte de la inversión pública se financió con deuda” expone Panti Garza.
–¿Qué tienen que hacer los estados y municipios?
–Los estados tienen que meterse a fondo en su estructura de gasto, revisar y hacer recortes en los ingresos, y más con el entorno internacional que continuará con una tendencia negativa y de bajo crecimiento en los ingresos locales.
Los estados además deben meterse a un tema al que por muchos años le han dado la vuelta por factores políticos: mejorar su recaudación de ingresos locales. Las potestades a veces pueden ser limitadas a los impuestos sobre nómina y al hospedaje, pero en los municipios hay grandes áreas de oportunidad en cuanto al impuesto predial, porque es uno de lo más fáciles de recauda. Entonces, es quitar el factor político y hacer la tarea. Se tocarán intereses privados y muchas veces públicos, pero por ahí sentimos que están las grandes áreas de oportunidad.
Las variables clave
En medio de la crisis, la Reserva Federal de Estados Unidos anunció que no moverá la tasa de referencia hasta 2013, con lo que la dejará en un rango de 0.0 a 0.25%, nivel que se maneja desde 2008. Esa es una de las variables clave para tranquilizar a los mercados, pues subir las tasas de interés en EU sería una debacle.
Hasta el momento no hay una salida viable, lo que se espera es un acuerdo internacional de los bancos centrales de Europa y Estados Unidos, para mandar una señal general.
Otra variable en el escenario son las medidas que tomará Estados Unidos para hacer el ajuste fiscal, dice Raymundo Tenorio. A su juicio se tienen que encontrar un punto de equilibrio, donde no se recorte tanto el gasto para afectar lo menos posible la actividad económica.