Ciudad de México, 15 de junio (SinEmbargo).- En el centro de Ciudad Juárez opera una red de trata de mujeres encabezada por la Los Aztecas, pandilla del crimen organizado que, ante la embestida que sufrió por la Operación Conjunta Chihuahua –cuando el gobierno federal les incautó armas, personas y drogas- empezó a traficar con jovencitas.
Ésta es la explicación que la activista María Luisa García Andrade da al fenómeno de desaparición de mujeres iniciado en aquella frontera en 2008, el mismo año en el que inició la ola de homicidios atribuidos a la guerra del cartel de Juárez –para el que trabajan los Aztecas- contra el de Sinaloa por el control del narcotráfico en esa ciudad.
En este conflicto, de acuerdo con información que publicó El Diario, el gobierno federal enfocó la labor de detención en presuntos integrantes de los Aztecas y del Cartel de Juárez.
Y fue partir de esa disputa iniciada en 2008, dijo García Andrade, que en Ciudad Juárez inició una ola sin precedentes de desapariciones de mujeres -108 casos vigentes a la fecha- con indicios de tener patrones comunes.
El más frecuente: varias de las víctimas fue vista por última vez o iban al mismo sector de la zona centro –territorio considerado último reducto del otrora poderoso cartel local.
García Andrade, integrante de la organización juarense Nuestras Hijas de Regreso a Casa, fue entrevistada hoy durante el plantón que inició en esta capital un grupo de madres de mujeres de jóvenes desaparecidas en aquella frontera.
La exigencia, explicaron, es que el gobierno federal atraiga los casos que contienen indicios de participación del crimen organizado en lo que muy probablemente es una red de trata de mujeres con base en el centro histórico juarense.
“Es un foco rojo; casi todas se han perdido ahí, y hemos dicho que se haga algo con ese lugar del Centro, pero no han hecho nada (…) Ahí está la banda, ahí está donde operan”, dijo una de las madres entrevistadas en esta ciudad y cuya identidad se reservó por motivos de seguridad.
LA TRÁGICA CALLE JAVIER MINA
La hipótesis de García Andrade coincide con una investigación realizada por El Diario, en 2012, sobre los casos de once víctimas, la cual encontró que al menos siete pasaron o debían pasar por la misma calle del centro de Ciudad Juárez antes de que se les perdiera la pista.
La arteria, ubicada dos cuadras al sur de la Catedral local –a pocos metros de la frontera con Estados Unidos-, es la calle Francisco Javier Mina, caracterizada por la presencia de prostíbulos y frecuente en los recorridos de las jóvenes del poniente de Juárez porque ahí se detienen los camiones públicos que las conectan con el resto de la ciudad.
Ahí, mostró la investigación periodística, entre 2008 y 2011 fueron vistas por última vez María Guadalupe Pérez Montes, de 17 años; Cinthia Jocabeth Castañeda, de 13; Perla Marisol Moreno, de 16; María de la Luz Hernández, de 18; Jessica Ivonne Padilla, de 16, y Nancy Iveth Navarro Muñoz, de 18 años.
Una de ellas, María Guadalupe Pérez Montes, fue encontrada a inicios de 2012 junto a los restos óseos de al menos otras once mujeres halladas en un descampado al sur del Valle de Juárez conocido como “Arroyo del Navajo”, donde las madres presumen podrían haberse encontrado más cadáveres.
Apenas la semana pasada, la Fiscalía General del Estado le notificó a Bertha Alicia García, de 46 años, que un par de restos craneales, también encontrados en el Valle, correspondían con el perfil genético de su hija Brenda Berenice Castillo García, reportada como desaparecida desde 2009.
Como otras siete madres de mujeres víctimas, Bertha Alicia García integró el grupo que decidió viajar a la Ciudad de México para exigir la investigación que no se ha resuelto en aquella frontera.
“A Berenice me la entregaron el miércoles de la semana pasada, dos pedazos (óseos) es todo lo que hallaron”, dijo la mujer con tono de cansancio.
“Yo no estoy de acuerdo con lo que me dieron, ni confío para nada, por eso estoy pidiendo una segunda prueba”, agregó.
Como otras víctimas, Berenice tomó una unidad de transporte público para dirigirse a las mismas cuadras aledañas a la Catedral en las que todo indica que se perdieron varias de las otras jovencitas.
El grupo de madres llegó el pasado lunes 10 de junio al Distrito Federal en vuelos financiados por la oficina de Províctima; se reunieron con el titular de la Subprocuraduríar Especializada en la Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), Rodrigo Archundia, quien se comprometió a resolver el próximo martes si atrae o no los casos.
Las manifestantes han pernoctado en el interior de una carpa que instalaron afuera de las oficinas de la Secretaría de Gobernación.
Hoy, luego de colgarse a modo de chalecos los pendones rosas con las fotos y las pesquisas de sus hijas, las mujeres realizaron una marcha en dirección a Palacio Nacional, trayecto en el que fueron acompañadas por ex integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas que también mantiene un plantón en la zona.