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Periodistas narran su secuestro en sierra de Guerrero: “Los vamos a comer vivos. Tenemos halcones”

14/05/2017 - 10:38 am

Unos cien hombres armados detuvieron a siete periodistas en la carretera federal y los despojan de su equipo de trabajo. Reciben amenazas durante 15 minutos y a uno de ellos le pusieron una pistola en la cabeza. Habían ido a cubrir los acontecimientos en San Miguel Totolapan, al parecer pertenecientes a la Familia Michoacana. En la zona que comprende los municipios de Arcelia, San Miguel Totolapan, Tlapehuala, y Ajuchitlán del Progreso se disputan el trasiego de la droga los grupos de Los Tequileros y La Familia Michoacana, que tiene influencia también en otros municipios de la región.

Ciudad de México/Guerrero, 14 de mayo (SinEmbargo/ElSur).– Siete periodistas de diversos medios locales, nacionales e internacionales, fueron retenidos en un retén instalado en la carretera Iguala-Ciudad Altamirano el sábado por la tarde, a la altura del municipio de Acapetlahuaya, en la zona norte de Guerrero.

Los periodistas fueron retenidos por unos cien civiles armados y encapuchados, quienes los despojaron de sus pertenencias, cuando regresaban de cubrir los acontecimientos en el municipio de San Miguel Totolapan, en donde fuerzas militares, y policías estatales desalojaron a los integrantes del Movimiento por la Paz.

Los periodistas fueron retenidos por más de 15 minutos por sujetos visiblemente drogados que portaban diversas armas. Ellos fueron Hans Máximo Musielik, colaborador de Vice News; Pablo Pérez García, colaborador de Hispano Post; Jair Cabrera, colaborador de La Jornada; Jorge Martínez, de la agencia Quadratín; Angel Galeana, de Imagen TV; Alejandro Ortíz, del diario digital Bajo Palabra; y Sergio Ocampo, corresponsal de La Jornada en Guerrero.

Los civiles, al parecer pertenecientes a la Familia Michoacana, despojaron a los reporteros de sus equipos de cómputo, cámaras fotográficas y de video; teléfonos celulares, dinero en efectivo, así como una camioneta Patriot, todo por un monto cercano al millón de pesos.

A Hans Máximo uno de los civiles armados lo amagó con una pistola en la cabeza, y le advirtieron: “Si los vemos que se detienen en el retén y dicen lo que les pasó, los vamos a comer vivos. Ahí tenemos halcones vigilando”.

Efectivamente aproximadamente a un kilómetro de distancia, los elementos del Ejército mexicano mantenían un retén antes de ingresar a la zona de la Tierra Caliente.

Los periodistas se habían trasladado por la mañana a la región para cubrir los acontecimientos que se suscitaron el jueves en el municipio de San Miguel Totolapan, en donde fuerzas militares, y policías estatales desalojaron a los integrantes del Movimiento por la Paz, lo que generó unos 20 bloqueos de protesta en caminos y carreteras de siete municipios de los nueve de la Tierra Caliente.

En la zona que comprende los municipios de Arcelia, San Miguel Totolapan, Tlapehuala, y Ajuchitlán del Progreso se disputan el trasiego de la droga los grupos de Los Tequileros y La Familia Michoacana, que tiene influencia también en otros municipios de la región.

Desde las 7:30 horas de la mañana, los reporteros arribaron en dos vehículos al municipio de Teloloapan, y desde partieron hacia la Tierra Caliente, y al llegar al poblado de Palos Altos, municipio de Arcelia, dejaron los dos vehículos en el estacionamiento de un restaurante.

A partir de ese lugar, se trasladaron a pie a diversos puntos ubicados en la carretera federal que va de Iguala a Ciudad Altamirano, en un tramo de unos 15 kilómetros. Debido a que la policía estatal antimotines venía desalojando los bloqueos instalados por transportistas, principalmente, los reporteros acordaron que dos de sus compañeros se trasladaran a Palos Altos, previendo que los descontentos con la operación de desalojo en San Miguel Totolapan prendieran fuego a los vehículos.

Finalmente alrededor de las 16 horas, los siete reporteros pasaron a comer a uno de los restaurantes ubicados en la presa Vicente Guerrero, ubicada en Palos Altos, del municipio de Arcelia, y una hora después partieron de regreso rumbo a Iguala.

En el trayecto pasaron por el retén militar, y posteriormente se dirigieron con rumbo al crucero que va al municipio de Acapetlahuaya, pero alrededor de las 18 horas se toparon con un retén de piedras y palos, resguardado por unos cien civiles armados, que con palabras altisonantes obligaron a los colegas a bajar de las dos camionetas, una Jeep Liberty, y una Patriot.

De inmediato un grupo de jóvenes, incluido un menor de unos 13 años, empezó a despojarlos de sus pertenencias, y otro sujeto, al parecer el jefe del retén, les pidió las llaves de los vehículos.

Los reporteros fueron llevados a un callejón, en donde había unas viviendas, mientras un grupo de los civiles sacaba de las camionetas las computadoras, cámaras, y demás equipo, y otros pedían las carteras de los periodistas, llevándose el dinero.

Después de unos 15 minutos, otro de los líderes del movimiento advirtió que uno de los vehículos se quedaría, pese a los reclamos.

Finalmente advirtió: “Si no se van, les vamos a quitar las dos camionetas, y se los va a llevar la chingada”. Ante las amenazas, los reporteros cedieron y abandonaron el lugar en el otro vehículo y llegaron ya entrada la noche a Chilpancingo.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) condenó enérgicamente los hechos y les otorgará el acompañamiento.

En un comunicado, el presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Ramón Navarrete Magdaleno informó que en cuanto tuvo conocimiento de los hechos de inmediato se comunicó con las autoridades del gobierno del estado y con varios reporteros para monitorear la situación de los siete periodistas agraviados por sujetos armados que bloqueaban el crucero del municipio de Acapetlahuaya.

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