Ella es una de las tres mujeres honradas en la obra Marea Roja, escrita por Alejandro Román, una ópera contemporánea que cuenta también la historia de Kassandra Bravo (enfermera de 19 años asesinada por su padrastro en Michoacán) y Blanca Montiel (asesinada por una bala perdida en Iguala, el 26 de septiembre de 2014).
Ciudad de México, 13 de julio (SinEmbargo).– La antropóloga y activista Nadia Vera, originaria de Chiapas, había nacido en Comitán de Domínguez en 1983. Fue asesinada junto a otras tres mujeres y el fotorreportero Rubén Espinosa la fatídica noche del 31 de julio de 2015 en lo que se conoce como “El multihomicidio de la Narvarte”.
Nadia había participado en el movimiento #YoSoy132 y había llegado a la Ciudad de México huyendo a la violencia en Veracruz, donde el Gobernador Javier Duarte regentea sospechado de corrupción y otros crímenes uno de los Estados más violentos de la República, la tierra además desafortunadamente “famosa” por la matanza y desaparición de periodistas.
En Xalapa, durante una manifestación en 2012, Nadia fue detenida y golpeada por policías. En 2013, durante un violento desalojo de maestros en Plaza Lerdo, también sufrió una agresión. En 2012, el domicilio de Nadia fue allanado. Hoy, cuando todavía no hace ni un año de su martirio, artistas mexicanos la evocan en la ópera Marea Roja.
Ella es una de las tres mujeres honradas en la obra Marea Roja, escrita por Alejandro Román, una ópera contemporánea que cuenta también la historia de Kassandra Bravo (enfermera de 19 años asesinada por su padrastro en Michoacán) y Blanca Montiel (asesinada por una bala perdida en Iguala, el 26 de septiembre de 2014).
Marea Roja, en honor de las desaparecidas en México, tendrá dos funciones el 20 y el 21 de agosto próximos en el Centro Nacional de las Artes, con música original de Diana Syrse, la participación del grupo vocal Túumben Paax, todos dirigidos por Jorge Cózatl y Óscar Tapia.
Se trata de una ópera que expone, confronta e invita a la reflexión en torno al feminicidio, proponiendo un espectáculo visual y sonoro de honda intensidad, para que el dolor se convierta también en una experiencia estética que ayude a reflexionar sobre la violencia de género en particular y la violencia reinante en el país en general.
Diana Syrse compuso esta obra especialmente para el grupo vocal Túumben Paax, basada en un poema dramático para seis voces acompañadas de nueve instrumentos y electrónica, dirigido por Jorge Cózatl. La Dirección de Escena de Óscar Tapia, integra video mapping, escenografía y diseño de iluminación y vestuario, para retratar este paisaje de la realidad latente en México.
La historia se centra en tres geografías: Veracruz, Guerrero y Michoacán, entidades que en su territorio no sólo tienen en común la existencia del mar, sino también la presencia de la violencia que las azota.
Nadia Vera, antropóloga social, activista y promotora cultural quien huyó de Veracruz, para terminar asesinada en la Colonia Narvarte de la CdMx junto a otras tres mujeres y el periodista Rubén Espinosa.
Kassandra Bravo, joven enfermera violada por su padrastro y desaparecida en Michoacán, fue encontrada desollada y con lesiones de arma blanca en el pecho.
El último caso, el de Blanca Montiel, una mujer que se trasladaba en un taxi en Chilpancingo y recibió un disparo de aquellos que perseguían a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014.
“La Marea Roja” ha arrasado con la vida de las tres protagonistas de ésta obra, “sin embargo, son sólo una muestra de la infortunada cotidianeidad que vivimos en éste país”, dicen sus creadores.
“Alejandro Román ha tenido el valor de contar una historia actual”, dice Óscar Tapia, el director de Marea Roja, en entrevista con SinEmbargo.
“Usamos un lenguaje simbólico que se aleje de la nota roja, para crear una atmósfera poética en torno a temas tan tremendos de la realidad”, explica Tapia, mientras que para la productora Lucía Olmos –fundadora e integrante del sexteto vocal femenino Túumben Paax, de 10 años de vida–, la música original de Diana Syrse confluye para que ese entramado sobre el mal redunde en una obra de gran poder estético y reflexivo.
“Es una autora contemporánea, pero con un lenguaje musical cercano a la gente y un toque nacional muy característico que te hace pensar y sentir que esa música sólo pudo haber sido creada en México, aunque no suenen mariachis”, afirma Lucía.
“Diana no ha perdido su contacto con la gente y su lenguaje musical es humano”, apunta Tapia, preocupado como creador por el valor de la vida en oposición a la indiferencia o a la anestesia que caracteriza a gran parte de la población.
“Queremos que el relato de estas historias invite a reflexionar sobre el valor de la vida humana”, dice el director, mientras que la productora enfatiza sobre el alcance de una obra destinada “no sólo a los tres casos que contamos, sino también a los miles y miles de casos de mujeres y hombres asesinados a diario en nuestro país”.
“Es una marea roja que mata todo lo que encuentra a su alrededor y que nos puede tocar a cualquiera de nosotros”, agrega Olmos.
Marea Roja no es El rey León 2, no es un “cover”, una adaptación, recreación o aggionarmiento de una obra clásica extranjera. Se trata de un trabajo hecho a conciencia por artistas mexicanos preocupados por el arte y la realidad de su país de origen y residencia, motivados además por esa aventura estética que implica hablar del mundo cuando se habla del barrio.
Su apuesta es la universalidad de la rebelión artística frente al crimen y el sojuzgamiento, “porque hay un punto en la vida y en la profesión en el que te das cuenta de que tienes que hacer algo, que debes pronunciarte”, como afirma Tapia, quien cuenta cómo cuando trabajaba en Ciudad Juárez, dio función de una ópera a pesar de que ese día había aparecido un “narcomensaje” ordenando a los habitantes que nadie saliera de sus casas.
“La gente que de todos modos llegó al teatro a ver Cavalleria Rusticana, como un modo de decir que no le iban a quitar su ciudad, su vida cotidiana. Eso me dejó muchas enseñanzas y por eso estoy convencido de que hay que hacer algo”, afirma.
“Creo que este es un proyecto nacido no del activismo, porque no soy activista, pero soy ciudadana y observo lo que sucede; tenemos necesidad de decir cosas desde nuestra trinchera y la ópera Marea Roja es nuestra invitación a reflexionar sobre lo que nos sucede”, concluye Lucía Olmos.
