Greenpeace
12/12/2016 - 12:00 am
Desde la COP13: Comida Sana por la biodiversidad
En un país megadiverso, donde el 60 por ciento del territorio pertenece a las comunidades indígenas y campesinas
Por Sandra Laso*
La diversidad nos acompaña cada día, desde que nos levantamos, nos alimenta con frutas y verduras de distintos colores y sabores, que vienen de semillas con texturas, tamaños y colores distintos. Esa biodiversidad, ha sido conservada y protegida por culturas, comunidades guardianas de la vida que constituyen la diversidad cultural.
En este sentido, la diversidad biológica y la cultural son un binomio inseparable, para alimentarnos, así como para desempeñar cada actividad en nuestras vidas. Desde el baño que tomamos, y los alimentos que llegan a nuestras manos, hasta la posibilidad de vestirnos. Esta biodiversidad por lo tanto, no solo es responsabilidad de las comunidades guardianas que históricamente han velado por ella, sino de cada uno/a de nosotros/as; de las empresas que los utilizan y de los gobiernos que deben protegerla y garantizar que su manejo quede resguardado por los conocimientos tradicionales, en las comunidades y la gente, para que no se convierta en la mercantilización y privatización de estos recursos naturales.
A una semana de haber iniciado la Convención sobre Diversidad Biológica de la Conferencia de las Partes 13 en Cancún, México, con anuncios en las calles de la ciudad y en los medios de comunicación que hacen alusión al gran esfuerzo por parte de los gobiernos para llegar a acuerdos para “Integrar la biodiversidad para el bienestar” como el eslogan de esta COP 13 señala, y bajo el cual, el gobierno mexicano ha buscado impulsar su liderazgo en todos sus niveles a partir de la ampliación de áreas naturales protegidas en el país, e iniciativas regionales como la firma de un acuerdo por una Península Sustentable; es necesario repensar la forma en la que hemos integrado hasta ahora desde lo federal hasta lo local.
En un país megadiverso, donde el 60 por ciento del territorio pertenece a las comunidades indígenas y campesinas, centro de origen de cultivos como el maíz, y cuna de culturas como la maya, estas comunidades enfrentan interminables luchas contra grandes empresas como Monsanto-Bayer, Syngenta, entre otras, para proteger los recursos naturales, como es el caso de apicultores y campesinos/as mayas que denuncian la siembra de soya transgénica en la misma región donde se sostiene la COP 13, la Península de Yucatán, donde se han detectado cuerpos de agua como cenotes, pozos y hasta el mar contaminado por el uso de agrotóxicos, la deforestación masiva, e impactos socio económicos para productores apícolas.
Asimismo, en esta misma región ha habido iniciativas como la del Gobierno de Yucatán, que se ha comprometido a impulsar una política pública por el rescate de la milpa agroecológica y tradicional, así como la búsqueda para declararse estado libre de transgénicos, sentando un precedente a nivel federal.
Sin embargo, un acuerdo por una Península Sustentable no estará completo si no cuenta con una visión integral para la protección de la biodiversidad que deje atrás el modelo de agricultura contaminante que se ha fortalecido con políticas públicas federales y transite hacia uno basado en la agricultura ecológica y el rescate de conocimientos tradicionales que contribuyen a su protección y hacen frente a los retos climáticos que nos enfrentamos.
Es por ello que desde Greenpeace les demandamos a los gobiernos de la Península de Yucatán que se comprometan a frenar estos impactos e impulsen la agricultura ecológica a través de la integración de los siguientes puntos en el acuerdo por una Península Sustentable: La eliminación del uso de plaguicidas que han sido prohibidos en otros países, la reducción en el uso de agrotóxicos hasta eliminarlos y la prohibición de la siembra de cultivos transgénicos en la región. Puedes sumarte a esta demanda, en: https://greenpeace.mx/somosguerreros y juntas/os hacer que nos escuchen.
El gobierno mexicano no puede ni debe seguir pensando en la biodiversidad como recursos para ser explotados y generar riqueza a costa de los recursos naturales y las comunidades que los han protegido a lo largo de la historia. Es necesario que desde lo federal y hasta lo local, como estas iniciativas regionales se integren la diversidad biológica y cultural para garantizar el bienestar de todas y todos.
*Sandra Laso es vocera de la campaña Comida Sana, Tierra Sana de Greenpeace México
FB: Greenpeace México
TW: @greenpeacemx
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