En Bel Canto, Tenoch Huerta interpreta a un hombre que “está luchando por lo que cree justo, por los derechos de la gente”, y emprende sus acciones “orillado por la desesperación”.
Por Isabel Reviejo
México, 12 septiembre (EFE).- El actor mexicano Tenoch Huerta, quien presenta la película Bel Canto, asegura que, en ocasiones, la violencia es “el único camino” que le queda a mucha gente, por lo que habría que preocuparse por “escuchar” a esas personas para llegar a una vía pacífica.
“Es horrible recurrir a la violencia; me parece que es el peor camino. Pero a veces es el único camino que le dejan a mucha gente, y es triste, porque con la violencia nadie gana, todos pierden”, afirma Huerta (Ciudad de México, 1981) en una entrevista con Efe.
El actor da vida al comandante Benjamín en Bel Canto, película protagonizada por Julianne Moore y Ken Watanabe inspirada en la toma de la residencia del embajador japonés en Perú a manos del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) el 17 de diciembre de 1996.
Durante 126 días, los emerretistas retuvieron a 72 personas, aunque cientos más fueron siendo liberadas con la labor de mediación del Comité Internacional de la Cruz Roja.
El papel ha supuesto para Huerta una oportunidad para reflexionar y, en cierta forma, refrendar su pensamiento de que “es un derecho defenderse, defender tu vida, tu cultura, tu identidad, tu bienestar”.
En la película interpreta a un hombre que “está luchando por lo que cree justo, por los derechos de la gente”, y emprende sus acciones “orillado por la desesperación y porque los oídos de quienes detentan el poder están cerrados”.
Esto “tristemente es una constante en América Latina”, reflexiona Huerta, quien también ha participado en filmes como Güeros o El autor.
Valdría la pena, argumenta, escuchar a quienes toman las armas en situaciones como estas: “Tal vez escuchando el porqué podríamos evitar que la violencia crezca, (hacer) que se bajen las armas y encontrar vías de comunicación”.
En el caso de Bel Canto, el largometraje, dirigido por Paul Weitz, “no justifica” lo ocurrido, pero sí lo explica, por lo que “entiendes muchas cosas”.
“¿Está bien o está mal? No lo sé. ¿Es correcto o incorrecto? No lo sé. Lo cierto es que esto pasó y pasó por esto. Es lo que vemos en la película”, abunda.
El desarrollo de los hechos dentro de la residencia y la forma en que los miembros del MRTA se relacionaron con los rehenes demuestran que quienes perpetraron el secuestro eran “gente que se unió para defender algo, defenderse”.
“Los rehenes y los secuestradores se encontraron en puntos de humanidad. Yo no creo que hubiera síndrome de Estocolmo; lo que hubo fue un reconocimiento del otro y de entenderse desde lo más humano”, agrega el actor.
Para construir el personaje “nunca pensé en buenos o en malos; la vida no la mido alrededor del bien o el mal; esas son consideraciones morales que me parecen que son cortas”.
Las narrativas “simplistas” -sentencia- son peligrosas “porque ponen al mundo en perspectivas demasiado infantiles”, aunque es habitual en la industria de Hollywood, que hace películas desde su idiosincrasia y un sistema de valores “muy básico, de buenos y malos, de blanco y negro”.
Además de figurar en Bel Canto, que se estrena en las salas de EU este viernes, Huerta se dejará ver en la próxima temporada de la serie Narcos, que estará centrada en el cártel de Guadalajara, en el rol de Rafael Caro Quintero.
El actor considera que todavía no ha pasado tanto tiempo en Hollywood como para sentirse “encasillado” en un papel, como les pasa a otros latinos, pero sostiene que la discriminación que este colectivo sufre en el cine también sucede en México, donde “el espectro no es muy amplio si tienes cierto color de piel”.
Hay papeles que requieren “ciertas cualidades del actor” muy particulares, pero en otros casos da “exactamente lo mismo” cómo sea el físico.
“Es en ese tipo de historias donde creo que se tienen que abrir, y que dejemos de pensar que los únicos que se enamoran son los güeritos (personas de piel clara), por ejemplo, porque es lo que pasa con las comedias románticas mexicanas”, ejemplifica.
“En el momento en que podamos entender que cualquier ser humano funciona para hablar del ser humano creo que podremos romper los estereotipos”, concluye el actor.