Ciudad de México, 12 de septiembre (SinEmbargo).– En una fiesta de lujo en el Ritz del Central Park en Nueva York, Oscar de la Hoya lleva puesta ropa interior femenina mientras sus formas de atleta serio se tambalean en cada paso que da. Perdido en lo bizarro de las sustancias ingeridas, el mito viviente de los guantes increpó a dos mujeres que se marchaban. Angelica Marie Cecora es una rubia exuberante que aquella noche se sintió ofendida y decidió demandar al ex pugilista que vestía de mujer aquel día.
El escándalo se filtró rápido por todos los medios de comunicación. La demanda se efectuó y Oscar de la Hoya tuvo que salir ante la prensa. De frente, con el semblante duro como cuando estaba en el ring, se sinceró al reconocer sus problemas de adicción. “He fallado como esposo y como padre”, declaró el ex campeón para luego informar que se internaría en una clínica para tratar su problema. Era 2011 cuando el mundo del boxeo estuvo en shock viendo a un gran representante caído.
Ayer, en medio de la expectación por la llegada de Saúl “Canelo” Álvarez y Floyd Mayweather al MGM Grand de Las vegas, centenares de periodistas volvieron a dejar helado al mundo pugilístico. “Canelo Alvarez y yo tenemos grandes peleas este fin de semana. La suya en el cuadrilátero, y la mía en tratamiento”, fue lo que el comunicado oficial que Oscar de la Hoya emitió. El presidente de Golden Boy Promotions, encargada de la carrera del Canelo, se retiró en un avión privado a otra clínica para intentar superar lo que dos años atrás no pudo.
Sus primeros guantes se los regaló su hermano. Un niño bien portado pecaba de timidez. Esta fue la razón por la cual su padre lo hizo ingresar a una academia de boxeo. En ese pequeño espacio, una zurda prodigiosa nació para asombro del mundo. El pequeño Oscar se entregó con la disciplina de un militar y el deseo de un soñador. Nacido en California, su origen ascendencia mexicana le propinaron unos genes pugilísticos donde combinaba la fortaleza física además de la entrega pundonorosa. Se volvió un peleador amateur mientras los ojos del mundo comenzaban a observarlo.
Oscar se colgó la medalla de Oro olímpica en Barcelona 92 representando a los Estados Unidos. El éxito lo arropó en forma de profesionalismo. Mientras se debatían sus orígenes, aportó en el medallero una presea importante en un deporte que mueve masas como muy pocos. Con esa victoria simbólica comenzó una carrera de ensueño que lo ha convertido en leyenda. En 1996, mientras la sociedad mexicana se volcaba al Pago por evento, Oscar de la Hoya se convirtió en enemigo nacional al vencer por Knockout a Julio César Chávez. Su exitosa carrera de promotor, lo ha encumbrado mucho más desde su retiro en 2009.
Entre el mariachi, los sets televisivos y las porras de los mexicanos hacia Álvarez, el ambiente se enrareció por la recaída de un grande. De la Hoya no solo dinamitó el mundo deportivo que el exploro, sino que además se convirtió en un emblema para muchas personas. Capaz de ganar una pelea sin apenas recibir golpes, tiene ahora pendiente a la empresa deportiva y a la afición que siempre lo ha seguido mientras su baluarte mexicano disputa la pelea de su vida. El boxeador, cantante y empresario, se ha desconectado del mundo exterior tirado en la lona mientras la vida le cuenta hasta diez.