Ciudad de México, 12 de febrero (Sin Embargo).– Cuando el sector agrícola cae y las fluctuaciones económicas en producción de maíz cambian de forma desfavorable para los productores, recolectores y campesinos, los trabajadores del campo mexicano optan por labrar pequeños cultivos ilícitos de mariguana y amapola. Es su alternativa. Así lo revela un estudio reciente.
Académicos de la Universidad de Nueva York determinaron que las fluctuaciones de precios que sufre el sector agrícola por diversos factores (como las condiciones en otros países productores y los acuerdos comerciales internacionales) infieren en el crecimiento del comercio ilícito de drogas, que a su vez, coadyuva a la violencia y al crimen organizado, explica la investigación "From Maize to Haze: Agricultural Shocks and the Growth of the Mexican Drug Sector".
Los académicos delimitaron sus investigaciones al maíz por ser el producto dominante agrícola de México; analizan la producción obtenida de 1990 a 2010 en 220 municipios del país.
Las zonas de la costa del Pacífico de México son las más adecuadas para el cultivo de maíz. Coinciden con las zonas clave de producción de marihuana y amapola, por lo que si la venta de maíz disminuye, los agricultores podrían cultivar fácilmente pequeños plantíos de estas drogas ilícitas gracias a las propiedades que el suelo les brinda, son semejantes a las requeridas para el cultivo del grano.
De acuerdo con el estudio presentado por los investigadores de Nueva York, durante el periodo de 1990 y 2005 se detectó una caída del 59 por ciento en el precio del maíz, mientras que a la par se registró un 62 por ciento de los homicidios relacionados con el narcotráfico en los mismas zonas donde se cultiva el maíz. "Estos resultados sugieren que los carteles buscaron controlar territorios económicamente deprimidos, donde los agricultores están dispuestos a abastecer más cultivos ilícitos".
Los investigadores explicaron que en 1990 la producción de maíz acaparaba el 29 por ciento de los trabajadores del campo mexicano, mientras que el café y el cacao empleaba el 4 por ciento, lo que significaba mayor fuerza de trabajo y conocimiento empleado en los campos de maíz.
El 62 por ciento de los trabajadores del maíz no cuentan con supervisor o jefe (lo que sugiere que se trata de operaciones de tipo familiar), indica el estudio. De esta manera, “el cultivo de droga es supervisado generalmente por pequeños productores, lo que hace que una gran proporción de productores de maíz sean candidatos ideales para un cambio de este”.
No es coincidencia que mayor parte de la producción del maíz se concentre en las zonas cercanas al Pacífico, de aquí, que se originen disputas entre los cárteles de la droga.
La investigación hecha por los norteamericanos apunta a que existe mayor facilidad para los agricultores de realizar plantíos ilícitos cuando se enfrentan a una situación de vulnerabilidad económica. Para poder llegar a estas conclusión, los investigadores retomaron las cifras de erradicación de cultivos de droga como el mejor indicador de los niveles de producción y los comparó con los precios históricos del maíz.
Los decomisos y erradicaciones municipios de Sinaloa, Guerrero, Michoacán, parte de Chiapas y Oaxaca, Tamaulipas, Yucatán y Campeche proliferaron en el cultivo de mariguana y opio, sostiene el estudio.
A mayor medida que los precios del maíz caen, los trabajadores buscan otras alternativas de trabajo, por lo cual, los cárteles de la droga se aprovechan de las necesidades de los agricultores y les ofrecen mejores ingresos por el cultivo ilegal, lo que para los narcotraficantes representa una mayor forma de producción ya que por precios menores de fuerza de trabajo obtienen más ganancias y mejores porcentajes en la venta de las drogas.
El objetivo del estudio es demostrar cómo la depresión económica, sobre todo en el sector agrícola, alimenta la violencia al dotar a los cárteles a su propio ejército de producción, por lo que plantea que la posible solución sería que el gobierno llegara a “considerar las implicaciones de las medidas como los acuerdos comerciales y las reformas agrícolas de la narcoeconomía rural”.
EL INTERÉS DE LOS CÁRTELES
De acuerdo con el estudio, la gran depresión en los precios del principal grano que se consume en México, se vio con la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Los precios del maíz fueron disminuyendo, por lo que agricultores perdieron sus tierras y fueron flanco fácil de los cárteles del narcotráfico, quienes ofrecieron una mayor remuneración que la que podría ofrecerles su producción de maíz.
“La situación se da en regiones de agricultores pobres, donde el precio se ha derrumbado y la productividad es baja. Tienen que recurrir a los narcos, quienes les prestan dinero o les arriendan las tierras”, dijo Víctor Quintana, asesor del no gubernamental Frente Democrático Campesino en el estado de Chihuahua, para la agencia Inter Price Service (IPS).
“El proceso comenzó en los años 80, pero con la penetración de los carteles de Sinaloa y Juárez se ha venido incrementando desde 2006”, explicó Quintana para IPS.
El maíz es el símbolo que caracteriza la alimentación en México “es posible que ninguna otra especie se adapte a tantos tipos de ambientes y presente una variación tan grande en cuanto a características de interés humano como el maíz. Además, la cantidad de maneras en que se utiliza el maíz tampoco tiene rival entre las especies domesticadas. En realidad, pocas especies son tan importantes para la humanidad como el maíz”, señala la Revista Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Según IPS, el país produce unos 22 millones de toneladas de maíz anuales, pero tiene que importar otros 10 millones para satisfacer la demanda, según datos de la Secretaría de Agricultura y organizaciones de productores.
El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, indicó que se destinarían 26.000 millones de dólares para el campo y “una reforma profunda” del sector.
De acuerdo con el estudio presentado por los investigadores de Nueva York, durante el periodo 1990 y 2005 se detectó una caída del 59 por ciento en el precio del maíz, mientras que a la par se registró un 62 por ciento de los homicidios relacionados con el narcotráfico en los mismas zonas donde se cultiva el maíz.
Omar García Ponce, académico del Departamento de Política de la Universidad de Nueva York, dijo a IPS que “el deterioro de la economía de los municipios maiceros está vinculado de forma muy estrecha al cultivo de drogas”.
El estudio destaca la vinculación que existe en la producción del maíz y el crecimiento de los cultivos de mariguana en el país, pero también el incremento de la violencia para erradicar el narcotráfico.
Los académicos destacaron que en entre 2007 y 2008 , el precio del maíz subió ocho por ciento mientras que los homicidios relacionados con el narcotráfico decrecieron 12 por ciento en los municipios donde se siembra el grano, situación diferente a la registrada entre cuando el precio del maíz cayó un 59 por ciento.
MARIGUANA Y NARCO EN MÉXICO
Según el Reporte Mundial sobre Drogas 2013, dado a conocer por la Organización de las Naciones Unidas México ocupa el segundo lugar como productor mundial de opio y heroína, por detrás de Afganistán, país con el comparte el segundo lugar como productor de mariguana a nivel global (después de Marruecos), con 12 mil hectáreas registradas en 2011.
El reporte de ONU explica que es difícil estimar el tamaño de la producción de mariguana porque se cultiva en zonas muy remotas o a pequeña escala, además de que pocos países calculan el tamaño de sus cultivos ilegales, aclara.
El Reporte Mundial Sobre Drogas 2013 dio a conocer también que en México un total de 2.04 por ciento de la población de entre 15 y 64 años ha consumido drogas ilícitas, principalmente mariguana (1.2 por ciento) cocaína (0.5), heroína y opio (0.18),anfetaminas (0.12) y éxtasis (0.04).
Por su parte, Insight Crime realiza un análisis del estudio hecho por los investigadores Neoyorkinos , y aclara que, puede que la disminución de precios en el maíz sea un factor importante para el aumento de plantíos de mariguana y el incremento de la violencia por parte de los Cárteles del narcotráfico, sin embargo, aborda temas que también están involucrados en dicha premisa.
De acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional, entre diciembre de 2006 y noviembre de 2012 (periodo de Felipe Calderón),las fuerzas armadas extinguieron 98.354 hectáreas de mariguana y en un año (2013) Enrique Peña Nieto arrasó con 5.096 hectáreas.
Primero, Insight Crime explica que “un punto clave que no es considerado en el estudio es el aumento exponencial de los cultivos de droga cuando Felipe Calderón declaró la guerra a los carteles a finales del 2006. Si bien es factible que la caída de los precios del maíz haya contribuido a la decisión de los agricultores de sembrar cultivos de opio o marihuana, el hecho de que la concentración de los servicios de seguridad en zonas urbanas disminuya el riesgo asociado con el crecimiento de dichos cultivos”.
Segundo: “los carteles mexicanos han evolucionado desde intermediarios para los carteles colombianos, a tener una de las mayores presencias del crimen organizado de Latinoamérica. A medida que han evolucionado para tener una mayor participación en las ganancias de la economía de la droga, los grupos criminales mexicanos han sido conocidos por presionar a los agricultores a participar en la producción de cultivos de droga”.
Tercero: “Es muy posible que aquellos que mueren en las zonas clave de cultivo de droga sean hombres jóvenes –como suelen ser el la mayoría de las víctimas de homicidio producto de la violencia en México- enviados desde los centros urbanos a cumplir las órdenes de los carteles. Una recopilación de las edades de las víctimas y los orígenes relativos a la escena del crimen sería un digno complemento del estudio”.