MARITZA DÍAZ: SÓLO PIDO QUE EPN RECONOZCA A SU HIJO

11/07/2013 - 12:00 am
Marizta en su casa. Foto: Sanjuana Martínez, SinEmbargo
Marizta. Foto: Sanjuana Martínez, SinEmbargo

Ciudad de México, 10 de julio (SinEmbargo).– La historia entre Enrique Peña Nieto y Maritza Díaz Hernández comenzó en el Estado de México hace nueve años. Ella, licenciada en Administración de Empresas, trabajaba para el gobierno local cuando el joven funcionario llegó a la administración de Arturo Montiel Rojas.

Él estaba casado con Monica Petrelini y ella tenía novio. Era funcionaria de la Secretaría de Finanzas. Cuenta que, durante meses, se resistió al cortejo que inició Peña Nieto, pero finalmente cedió. La relación duró nueve años. El político mexiquense cambió de esposa, pero no a su compañera sentimental.

Maritza está sentada en el salón de su casa cuando recuerda que nunca pensó que sería la esposa: “Nunca. ¿Para qué? Yo lo tenía a él, no necesitaba ser la esposa. Ni decir: ‘ese lugar es para mi’. No. Es algo que nunca me planteé, ni él”. Tampoco pensó que la vida le llevaría a esa posición, pero se enamoró.

Pucca, la perra de Diego, el hijo de ambos que acaba de cumplir nueve años, corretea por la casa sin parar. El niño tiene fotos de su padre en un corcho colgado en la pared. Dice que lo extraña. La última vez que lo vio fue en la pasada Navidad.

Diego no convive con sus tres medios hermanos. Con el matrimonio del ex Gobernador del Estado de México con Angélica Rivera las cosas cambiaron. De hecho, Peña Nieto dijo hace poco que tenía seis hijos, sin contar a su niño más pequeño.

“Diego ha estado esperando durante mucho tiempo el encuentro con sus hermanos. Son hermanos, llevan la misma sangre”, dice Maritza.

LOS HERMANOS

–¿Que sentiste cuando Peña Nieto dijo que tenía seis hijos y no siete?

–Es un tema muy delicado. Es una discriminación. Suena fuerte que un Presidente discrimine a su propio hijo. Él lleva programas de gobierno para promover la igualdad y la equidad. Mi hijo no lo supo; yo trato de controlar los medios, pero llegara el día que lo sepa y le va a doler mucho. Yo se lo dije a Enrique: “Piensa lo que tu hijo va a sentir al ver eso”.

–Asumió la paternidad de tres hijas que no son de él. ¿Por qué crees que se ha alejado de tu hijo?

–Es algo que no alcanzo a asimilar. Que él acepte a tres niñas como sus hijas, habla bien de él… si no fuera porque está abandonando a un niño que lleva su sangre.

–¿Diego sabe que tiene hermanos?

–Sí sabe. Es un tema que el propio Enrique tocó con él. El propio Enrique le abrió ese tema. Mi hijo, todas las noches, en sus oraciones, pide por su padre y por sus hermanos.

–¿Sería ideal que todos convivieran?

–Obviamente, pero no lo sé. Tendríamos que manejarlo muy bien para ambos, para mi hijo y sus hijos.

–¿Para ti es importante que diga que tiene siete hijos?

–O que no de un número. Que diga: “mis hijos” o en el mejor de los casos, que lo tome en cuenta. Es su hijo, hay una acta de nacimiento con sus apellidos.

Peña Nieto reconoció legalmente a su hijo en 2010, en México, pero no solucionó los documentos de su identidad en Estados Unidos, donde el niño nació. Diego Peña Díaz tiene dos identidades: en el vecino país conserva los apellidos de su madre, aunque aparece el nombre del padre en el acta de nacimiento. Es una irregularidad que preocupa a Maritza.

“Efectivamente, cuando vi un sello de la Corte de Estados Unidos, entendí que ya estaba haciendo todos los trámites necesarios para darle su apellido a Diego. En agosto me manda un abogado y me dice ya está el acta de nacimiento. Yo pedí que me la entregaran, pero se negó. Fue cuando yo la solicité porque soy la madre. La pedí vía Internet para que me la mandaran por mensajería. Y cuál fue mi sorpresa, que efectivamente en el acta aparece él como padre, pero olvidó, o con intención, no cambió el apellido, lo sigue dejando como Díaz. Ese trámite está a medias. Sí se registró como padre, pero no solicitó el cambio de apellido.

–¿Y qué va a pasar?

–Yo llamé a Estados Unidos, les decía: “ya está el papá, solo cámbienle el apellido”. Pero me dijeron que es necesario abrir otra vez [un juicio en la] Corte y firmar documentos.

–Entonces, ¿Diego tiene una identidad en sus documentos mexicanos con el apellido Peña, pero en Estados Unidos tiene otra identidad con el apellido tuyo?

–Ese es el gran motivo de pedirle arreglar los papeles. Precisamente que estuviera el mismo apellido. Que su acta de Estados Unidos coincidiera con su acta en México.

–¿Y tú le has dicho a Peña Nieto que es importante?

–Lo he platicado varias veces con él, le supliqué que lo arreglara. Pero su respuesta simplemente ha sido “no”, sin ninguna justificación ni explicación del por qué.

–¿Estás consciente de que te enfrentas a un hombre poderoso? ¿Al Presidente de México?

–Estoy defendiendo a mi hijo y lo defenderé de quien sea. Incluso de él. Que tocó que el padre de mi hijo ahora sea el hombre más poderoso, híjole, pues ni modo. Si lo tengo que defender de él, lo he hecho y lo voy a seguir haciéndolo. Yo demandé al padre de mi hijo, que es el Presidente de México. Esa circunstancia me ha tocado vivir.

–Una de las criticas que he escuchado contra ti, es que tu salgas ahora a exigir la no discriminación cuando él es el Presidente. Como queriendo obtener los beneficios del poder o que lo incluyan en la foto oficial.

–No, no… créeme que estar en esto no es fácil. La relación de mi hijo con su padre no tiene que ser pública. Seguro que mi hijo sólo quiere ver a su papi, no que haya fotógrafos. Tal vez, mucha gente se está enterando ahorita de la existencia de Diego. Antes no hice nada porque él lo reconoció hasta 2010. En marzo de 2011 abrí mi tema; que la gente ahorita se entere, pues es su asunto. Pero esto no fue de campaña, ni de ahora. No tiene que ver con Los Pinos. Ese es un tema que ni a mí ni a mi hijo nos interesa.

Durante la entrevista. Foto: Sanjuana Martínez, SinEmbargo
Durante la entrevista. Foto: Sanjuana Martínez, SinEmbargo

PROCESOS IRREGULARES

En agosto del año pasado, Enrique Peña Nieto demandó a Maritza Díaz Hernández para bajar el monto de la pensión. Exigió que fuera considerado su sueldo antes de ser Presidente. Y el juez aceptó. Con base en datos públicos, consta el expediente 614/12 ante el juez tercero de lo familiar de Toluca, en Metepec, Estado de México.

Dos meses después, ella lo demandó para exigir protección para su hijo del Estado Mayor Presidencial, tal y como plantea la Constitución de México. Desde marzo pasado se dio una sentencia a su favor, pero no se ha cumplido debidamente: “Es un proceso con bastantes irregularidades como la competencia del juez. Yo vivo en la Ciudad de México desde enero de 2012 y él me demanda en el Estado de México. Y el juez se asume competente. Es irregular, porque tanto como él, el niño y yo vivimos en la Ciudad de México”, comenta Maritza.

–¿Él te demando primero?

–Sí, y al ver que él sólo quería bajar la pensión y había muchos temas pendientes, yo interpuse una demanda en el Distrito Federal, donde solicito cuestiones mínimas e indispensables como su seguridad, igualdad, equidad y la no discriminación. También su identidad, sus documentos.

–¿Qué otras irregularidades hay? ¿Se puede decir que está infringiendo la ley?

–Existe una irregularidad muy fuerte. Su abogado pide que se junten los dos procesos. Y el juez del Distrito Federal acepta la conexidad de causas. Es ilegal. Por lo que el juez del Estado de México está llevando los dos expedientes.

–¿Qué quiere Enrique Peña Nieto?

–Hay una cláusula en el Estado de México que me prohíbe hablar o publicar de los procesos. Según ellos es una cláusula por “el bienestar del niño”, pero lo dudo; es más bien, “no hables para que cometan irregularidades”.

–¿Consideras que hay parcialidad judicial a favor de Peña Nieto?

–Sí, totalmente. De todo, lo único que he ganado es una sentencia interlocutoria a favor de mi hijo, dictada el 8 de marzo del presente año, y no se ha cumplido.

–¿Por qué si es un padre, como tú has dicho, que aparentemente quiere a su hijo Diego, está haciendo esto contra él?

–No lo sé, estoy desconcertada. Me preocupa porque no es la persona que yo conocí. Lo digo porque tuve una relación de nueve años. Me sorprende mucho su actitud. No alcanzo a ver qué es lo que hay detrás de todo.

–¿Peña Nieto ha sido un padre presente o ausente?

–Estuvo conmigo desde que el niño nació y hasta que cumplió seis años. No fue un padre de todos los días, fue un padre ocupado con el cargo de Gobernador. Pero sí estaba presente con su hijo: le hablaba, lo iba a ver, convivían, salían juntos a comer. En Navidad siempre estaba allí, le llevaba regalos… también en su cumpleaños. En todas las fechas especiales siempre estaba con su hijo.

–Los hijos tarde o temprano reclaman a los padres sus malas decisiones. ¿Diego le ha reclamado algo a su padre?

–Sí, Diego es muy sensible. Le ha cuestionado cosas fuertes a su papá. Enrique se sorprende con lo que le pregunta su hijo. Diego tiene muy claro que en el futuro habrá un encuentro con su papá o por lo menos lo espera.

–¿Cómo ha vivido la ausencia de su padre en estos meses?

–Son muy pocas ocasiones las que Diego me ha pedido buscar a su papá. Son tres en estos nueve años. Y una de esas fue en enero pasado. Me pidió hablar con él. Lo buscamos, con mi hijo a un lado hice la llamada y le dejé el mensaje de que su hijo Diego quería hablar con él. Se quedó esperando tres días muy al pendiente, después del cuarto día Diego entendió que no iba a haber respuesta. Y hasta la fecha no ha habido respuesta.

–¿Le marcaron al celular o a su oficina?

–A su oficina. No tenemos su celular. No tenemos contacto directo con él.

–¿Esto tiene relación con su nueva esposa, Angélica Rivera?

–Un hijo es un hijo. El padre de mi hijo es Enrique, es él quien tiene la responsabilidad, el sentimiento; los que llevan la misma sangre son Enrique y Diego. La situación que él viva con su relación no es inherente a mí, ni a Diego.

Los tres. Foto: Facebook
Los tres. Foto: Facebook

–¿Qué te deja tu relación con Peña Nieto?

–Híjole, yo nunca me imaginé que iba a estar en algo así. Conocí a Enrique cuando él no tenía poder. Ni él sabía que iba a estar donde está ahorita. Ni yo lo sabía. Eso me consta. Lo conocí en 2004 cuando él ni siquiera era Gobernador. ¿Qué me ha dejado esta relación? Un aprendizaje, una fortaleza. Yo misma me sorprendo de lo fuerte que tengo que ser. Ante todo está mi hijo. Luchar por él es mi responsabilidad y mi instinto protegerlo. Reaccionar a favor de mi hijo. Lo tengo que hacer ante quien sea. A Diego le tocó que su padre sea Presidente, pero lo voy a defender de quien sea.

–¿Qué tan difícil fue vivir en la clandestinidad con una figura pública como Peña Nieto?

–Pues sí y no. Mi relación con Enrique era de amor, no importaba lo de afuera. Éramos él y yo, y después nuestro hijo cuando nació. Sin importar lo que públicamente pasaba.

–Y de ese amor que hubo, ¿se puede rescatar algo?

–Diego vio esa relación, le consta que había amor. Veía a mamá y a papá juntos. No como cualquier otra pareja, por otras razones.

–Luego de la muerte de Mónica Pretelini, ¿en algún momento pensaste que ibas a ser su esposa?

–No, nunca.

–¿Y qué piensas de la fidelidad o la lealtad?

–Son dos definiciones que muchas veces las queremos alinear. Y no. Son cosas distintas.

–¿Él fue leal a ti, a pesar de todo?

–Sí, era una relación de nueve años. El tiempo dice que no fue algo pasajero. Fue una relación muy linda, desgraciadamente terminó.

–¿Cuándo terminó y por qué?

–Terminó en procesos legales. Es una situación muy triste.

–¿Cómo es Peña Nieto como pareja? ¿Es un hombre sensible?

–Sí... yo abrí las redes sociales para expresar situaciones y responsabilidades que hay. Muchas veces la gente ha tratado de querer llegar al lado sentimental. Yo sí me he querido mantener al margen de eso. Mi lucha no es política ni de sentimientos.

–¿Por qué?

–Lo que vivimos él y yo, lo sabemos él y yo. Y eso nunca lo va a revelar él, ni yo tampoco. Los temas sentimentales, lo lindo, lo hermoso y desagradable, lo conocemos él y yo. Es un tema que siempre he dejado de lado.

DOS IDENTIDADES

Maritza expone su caso en video. Foto: Youtube
Maritza expone su caso en video. Foto: Youtube

–Sobre la situación legal de Diego en cuanto a su identidad, ¿qué es lo que más te preocupa?

–En campaña le pedí que arreglara sus documentos y me dijo que sí. “Sólo te pido que no me demandes”, me dijo. Lo cuál yo no tenía pensado hacerlo, aunque después él me demandó a mí [risas]. Fue un “no me demandes, para yo demandarte”.

–¿Cómo te sentiste después de grabar el último video para las redes sociales?

–Me costó muchísimo. Ese día me sentía muy rara, muy mal. Todo esto que he tenido que hacer ha sido en contra de mi voluntad. Todo este no sería necesario, porque nos lo evitaríamos si se asumieran responsabilidades. No es necesario que mi hijo estuviera en un juzgado, que yo tuviera que recurrir a hablar y simplemente se hubiera cumplido con lo que se tenía que cumplir. No era necesario todo esto.

–¿Para ti, fue una sorpresa que Peña Nieto te demandara?

–Increíble. Me sorprendió. No me lo esperaba. El día que recibí la demanda lo busqué de inmediato. Le dejé recados. Me he pasado casi un año buscándolo por varios medios. Ya en Twitter le pedí una audiencia. Increíble que la madre de su hijo tenga que pedir audiencia. No es un asunto oficial. Quiero llegar un acuerdo, conciliar, terminar los procesos en beneficio de nuestro hijo.

–¿Ha sido muy difícil este periodo de procesos?

–Yo tengo que estar con Diego presente y ahorita con esto tengo que salir, tengo que hablar con abogados, me ve llorar, me ve triste. Es un desajuste muy fuerte.

–Y tampoco tiene a su papá...

–No lo tiene, es algo que le está afectando mucho. Su papá es un hombre muy público, si fuera un hombre sin esa notoriedad… pero no está, nunca lo ve y no pasa nada... el problema es que su papá está en todas partes, en la tele, en conversaciones de niños. Increíblemente los niños están en todo, saben nombres, conocen los candidatos y mi hijo hasta sabía las encuestas.

–¿En la escuela saben de quién es hijo?

–Sí, los niños lo cuestionan, le preguntan y los niños de secundaria se le acercan para decirle: “¿Tu eres hijo del Presidente?” Y luego le dicen: “Mientes, porque tu no estás en las fotos”. Es muy cruel. Mi hijo lo ve injusto, me dice: “Mamá yo no miento”.

–¿Cuándo fue la última vez que Peña Nieto vio a Diego?

–En diciembre 2012. Siempre las veces que Diego ve a su padre lo ve con gusto, con amor. No le reclama. Ojalá Enrique reflexione, porque Diego es muy noble. A la fecha, se refiere a él como su papi.

–¿Tu le has explicado esta situación?

–Sí, yo hablé con él, le enseñé el video un día antes. Le comenté que lo iba a publicar. He tratado que mi hijo sepa todo, no quiero que crezca en una burbuja de mentiras, que después alguien le truene la burbuja. He tratado que a su edad y a su debido tiempo, en base a sus preguntas, sepa todo.

–¿Cómo ha reaccionado la opinión pública contigo?

–Al principio cuando empezó todo esto eran muchas críticas. Twitter es muy fuerte. Me tocó llorar durante tres días después de leer las cosas que me decían. Pero con el paso del tiempo la gente se ha dado cuenta, ahora es un cambio total de 180 grados. Estoy recibiendo un apoyo total, no falta algún comentario feo, pero veo las cuentas y las acaban de abrir y tienen cinco tuits y los cinco son para mi.

–Hay solidaridad...

–Sí, porque no soy el único caso. Hay miles y miles de mujeres como yo. Muchas me cuentan que son divorciadas y están en mi misma situación. Me cuentan sobre madres solteras y me encuentro que es más común de lo que imaginamos. Hay cierta solidaridad en ese aspecto.

–¿Los procesos legales te han afectado?

–Hay un desgaste.

–¿Has tenido problemas para conseguir un abogado?

–Muchos. Ha sido un viacrucis conseguir abogados. No me ha sido nada fácil. El primer abogado, 15 días antes de una audiencia, me abandonó los asuntos. Y de allí buscar otro. Hablé con 15 abogados y todos me dijeron que no.

–¿Qué te decían?

–Uno me dijo: “Señora, no hay tribunal para su asunto”. Otro: “La ley no se aplica a los poderosos”. Imagínate qué fuerte que te digan: “No hay ningún juzgado para usted. Olvídese que usted pueda hacer algo”. No ha sido nada fácil tener un abogado que defienda la causa y el bienestar del niño.

–El cacareado “bien superior del menor”... ¿es una frase un poco hueca?

–Bastante hueca. Frase bonita, pero es lo que menos se da, lo que menos se privilegia a los niños. No debería de importar quien es el padre, lo importante es el niño.

–¿El sistema judicial civil en México en torno a mujeres y niños es una simulación, una mentira?

–Sí, la división de poderes es una ilusión. No existe.

–¿La impartición de justicia para ti, ha sido nula?

–Totalmente, lo único que he ganado es una sentencia y no se ha cumplido. La relativa a la seguridad de Diego del Estado Mayor Presidencial. Enrique no la ha cumplido debidamente desde hace seis meses.

–¿Eso es lo que estás reivindicando?

–Es uno de los temas fundamentales, delicado, que además a Enrique no le cuesta nada. Es un tema relativamente sencillo. Y no lo hace.

–¿Peña Nieto ha mostrado alguna preocupación por la seguridad de su hijo?

–Ha asumido unas responsabilidades y otras no. Nunca he dicho que no de manutención, pidió rebajarla. Pero un niño no solamente con manutención es feliz. Hay muchas otras cosas alrededor del bienestar del hijo.

EL MIEDO

–¿Hasta dónde piensas llegar?

–Esta es una primera etapa. Lo estoy llamando al acuerdo, a conciliar. Quiero cinco minutos para que me de cinco minutos. Es muy difícil tratar con un apoderado que no tiene ni el más mínimo sentimiento hacia mi hijo. Él sólo conoce el uno por ciento de los hechos y con eso se dedica a hablar y a decir cosas. Es inaceptable. Un hijo es un ser propio. Yo estoy segura que lo podemos arreglar y evitar todo esto. No creo que esto le agrade a Enrique, ni le dé paz. Lo más fácil es arreglarlo en beneficio de nuestro hijo. Debemos tener madurez como padres. Esto no debería estar pasando. No era necesario.

–¿Y por qué no lo arregla?

–Es raro. No sé, cuáles son las razones.

–¿Has tenido alguna respuesta?

–No, pero espero que se de una platica y en esa platica, arreglemos todo.

–¿Tienes miedo?

–Sí. Tengo miedo. Temo por mi seguridad y la de mi hijo. Sí sé que Enrique tiene un grupo de asesores que ve mi asunto. No sé qué se les pueda ocurrir.

–¿Cómo sabes que hay un grupo de asesores?

–El apoderado me dijo. Que mi asunto pasa por un grupo especial que revisa mi caso. Un grupo de asesores. Sin embargo, quiero decir que, Enrique conmigo ha sido un hombre bueno y apelo a esa bondad que yo conocí y viví. No creo que me quiera a hacer daño.

–¿Nunca has pensado que esto que está haciendo Peña Nieto es una venganza porque ya no estás con él?

–No lo sé. Si hay una respuesta a eso, lo tiene que decir Enrique.

–¿Él sigue enamorado de ti?

–No lo sé. Qué raro. Si fuese verdad, qué raro… lastimar a quién quieres.

–¿Qué ha sido lo más difícil para ti?

–Muchas cosas; enfrentar la demanda, buscar abogados que estén conmigo y no se vendan. Aunque lo más fuerte es mi hijo, que me dice: “Por qué lloras, por qué ya no sonríes como antes, por qué te vas tanto...”. Ese daño se puede reparar. Estamos a tiempo de arreglarlo.

–Diego crecerá, ¿qué imagen tendrá de su padre?

–Una vez se lo dije a Enrique. No me gustaría que Diego creciera con un rencor hacia su padre. Ahorita es un niño de nueve años. Cuando sea un hombre, ojalá no sea un reclamo, un enfrentamiento. Esto se puede recuperar todavía. Enrique tiene a su hijo. Sería tan fácil salvar esa relación. Es un niño muy cariñoso. La Presidencia dura seis años, los hijos son para siempre.

–¿Peña Nieto es un padre desobligado?

–No sé las circunstancias por las que está actuando así con Diego. No fue desobligado antes, estuvo presente. No entiendo por qué. Diego es un niño inocente, pequeño, indefenso, que además lo quiere. Me tiene a mí para defenderse. Yo soy su voz de mi hijo.

–Mucha gente dice que si hace eso con su hijo, qué no hará con el país...

–Claro, increíblemente no puedes tener un doble discurso. Y Enrique lo tiene. Yo entiendo que hay frases que tienen que decir. El día de la Madre, del Padre o el Día del Niño. Pero en la realidad no lo lleva a la práctica.

–La prensa, ¿qué tal se ha portado contigo, han ignorado tu asunto?

–Es obvio. Están alineados. Los medios volvieron a estar a las órdenes del Presidente. Todos formalitos. Hablan de todo, menos de mí. El mensaje es: “pregúntenme de todo, menos de Maritza Díaz”. Es un tema que no van a tocar en seis años, quien sabe después. La mayor parte de la prensa está muy sometida.

–¿Tu lucha puede durar seis años?

–Ojalá y no. Ojalá esto termine pronto. Por eso he llegado a estos extremos, porque no quiero seguir viviendo así, no es sano.

Sanjuana Martínez
Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.
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