Hablar de México hoy en día es referirse a un país con problemas de gobernabilidad, que aparece incluso en la lista de las cinco naciones donde es más barato hacer negocios ilícitos. Pero también es discutir sobre un Estado en el que la gran mayoría tiene sueldos raquíticos, mientras un puñado de funcionarios y políticos perciben ingresos equiparables a los de los principales empresarios suizos, pero con un desempeño similar al de una nación subdesarrollada como Sudán.
Con estas reflexiones, el experto en temas de seguridad, Edgardo Buscaglia, trató de definir en SinEmbargo el momento en el que se encuentra México, donde la corrupción, los conflictos de interés y una sociedad civil pujante, pero aún desorganizada y que en muchas ocasiones cede ante el dinero del gobierno, impiden que el país entre en un proceso que lleve a sus habitantes a mejores condiciones de vida e ingresos.
A juicio del experto, los controles patrimoniales y políticos son también dos temas que están pendientes en la agenda, pues en México pasar de “delincuente a político” se considera un juego de niños, lo que ha hecho del país uno de los más corruptos del planeta. Para las mafias, además, se ha convertido en el sitio donde más barato les resulta operar. A diferencia de los estados fallidos, dice Buscaglia, en México hay instituciones, pero el problema es que algunas, como el Instituto Nacional Electoral (INE), están más desprestigiadas que el propio Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Ciudad de México, 11 de marzo (SinEmbargo).– La crisis de corrupción, inseguridad, violaciones a los derechos humanos y conflicto de interés no ha convertido a México en un Estado fallido, sino en un Estado “esquizofrénico” en el que funcionarios y jueces ganan salarios equiparables a los de importantes empresarios de Suiza, pero con resultados de naciones como Sudán. Así lo consideró Edgardo Buscaglia, director del International Law and Economic Development Center e investigador principal en Derecho y Economía en la Universidad de Columbia en Estados Unidos.
Entrevistado por SinEmbargo para analizar el momento en el que se encuentra el país, Buscaglia, quien de 1990 a la fecha ha trabajado como asesor de reformas judiciales, combate/prevención del delito organizado y corrupción en al menos 109 países de África, Asia, Europa, Latinoamérica y Medio Oriente, aseguró que técnicamente México es un país con un “colapso de gobernabilidad” en el que las instituciones existen, pero se han visto corrompidas y rebasadas por la penetración del crimen organizado, la debilidad para establecer controles financieros y una sociedad civil que en cierta medida también “ha sido comprada” por el gobierno.
De acuerdo con información disponible sobre los sueldos de los funcionarios públicos en México, tan sólo un magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) percibía el año pasado 316 mil 442 pesos, mientras que un magistrado del máximo tribunal estadounidense ganaba el equivalente a 280 mil 500 pesos. Mientras que para 2015, las percepciones de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la la Nación (SCJN) serán de entre 6 y 4 millones de pesos en el año.
A juicio de Buscaglia, la falta de controles también se extiende a los candidatos, pues ante la falta de mecanismos legítimos para elegirlos, para cualquier persona el pasar de criminal a político “es un juego de niños”.
LA SOCIEDAD CIVIL ADORMECIDA
–¿Qué tan grave considera que es la crisis actual en México?
–México está viviendo una crisis que desde hace varios años va empeorando. En un país promedio de América Latina, como hacen Bolivia, Argentina o Brasil, la sociedad civil ya se hubiera organizado y hubiera paralizado al país, porque no hay tanto dinero del gobierno hacia la sociedad civil para mantenerla adormecida. México tiene esa combinación de terror y flujos patrimoniales de corrupción hacia lo político y hacia la sociedad civil que son improcedentes en América Latina, lo que adormece a la sociedad civil.
–¿Esta situación agrava problemas como la corrupción y el Estado de Derecho?
–Las autoridades están tratando de resolverlo todo con detenciones gestionadas, mediáticas y están tratando de generar chispazos. Todo es mediático para esta gente. viven bajo la convicción de que la imagen que ellos venden a través de sus firmas consultoras determinan la realidad. Es una postura cínica la que tienen.
–Desde el tema “casa blanca” parece que hubo un divorcio entre los mexicanos y el gobierno, ¿esto se ha ido agravando?
–Los indicadores de gobernabilidad como el del Global Financial Integrity Report (Reporte Global de Integridad Financiera) ya colocan a México entre los países con mayores colapsos de gobernabilidad dentro de los estados medianamente funcionales y eso dice mucho. En México hay cantidades cuantiosas de dinero comprando a la sociedad civil continuamente, intentado reparar daños extrajudicialmente. Las víctimas acuden a la prensa para adquirir un alto perfil mediático y que no las puedan asesinar. En un país con tanto flujo de dinero donde tienes a los ministros de la Suprema Corte mejor pagados del planeta, ganando más de 50 mil dólares al mes, diputados y senadores ganando sueldos de empresarios poderosos europeos y sociedad civil de amigos recibiendo cifras cuantiosas, la sociedad no reacciona y no genera los cambios que queremos que se generen.
–¿Pero a quién se refiere a esa sociedad civil comprada: a las ONGs, las AC, los famosos think tanks…?
–Debo decir que hay brotes de sociedad civil en México muy valiosos que no sólo se limitan a Alejandro Solalinde: hay ciertos brotes que comparados hace 20 años dan esperanza de que se van a poder multiplicar, pero lamentablemente la corrupción y el terror mantiene a la sociedad civil fragmentada y las mafias políticas se aprovechan de esta fragmentación y se mantiene en el poder, sea cual sea la crisis. Estamos en un momento de inflexión en la historia mexicana, pero lamentablemente cuanto más dinero colocan los peñas nieto y los calderones para silenciar a la sociedad civil con contratos, con donaciones, la reparación de daños de manera extra judicial, como lo hizo Marcelo Ebrard Casaubón [el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal] y Peña Nieto a través de la Procuraduría General de la República (PGR), para callar conciencias con dinero, más tardará en aterrizar ese punto de inflexión en transformarse en un proceso de reforma, como el que todos esperamos. Las reformas que requieren los mexicanos para cubrir sus vacíos de Estado y acabar con la impunidad de las mafias políticas debía aplicarse a través de organizaciones serias.
–Esa ha sido una lucha de años ¿qué tan fuerte es ahora la presión para aplicar esta transformación?
–Las resistencias para aplicar estas medidas son fuertes. Un ejemplo concreto: es obvio para cualquier persona que trabaja en países medianamente gobernables que la penetración de dinero sucio en campañas electorales o precampañas, donde un candidato promedio tiene aproximadamente el 90 por ciento de sus recursos financiados con recurso ilícitos, la solución pasa por tener una especie de auditorías de Estado y auditorías sociales, eso es algo que Brasil y Paraguay pusieron en práctica. Cuando yo expuse esto ante senadores y sociedad civil en México, los senadores se quedaron callados y la sociedad civil se dejó comprar para hacer análisis de declaraciones patrimoniales que es toda una simulación, porque no te van a llevar a desmantelar ningún tipo de flujo ilícito de las campañas electorales.
–Le vuelvo a insistir, ¿a qué sociedad civil es a la que se está comprando?
–La sociedad civil mexicana a través de contratos cuantiosos se deja comprar, algunos de buena fe, otros no, y eso está retrasando la implementación de acciones. Los recursos presupuestales públicos y privados destinados a comprar a la sociedad civil son hasta 30 veces mayores a los que yo veo en Argentina. Es difícil que esos movimientos de cambio se puedan fortalecer.
–Dice que México está entre los países con colapsos de gobernabilidad, ¿cuáles son los síntomas de que un país que está en ese momento?
–Uno es la impunidad. Hay más de un 98 por ciento de impunidad de todos los delitos que se generan anualmente. Las encuestas de victimología te dan una cantidad de los que llegan a una sentencia final condenatoria del menos del 2 por ciento. Es un país con un sistema judicial de Estado fallido, a pesar de que sus jueces están ganando salarios superiores a los de Suiza. Hay una esquizofrenia institucional, por un lado tienes a jueces que ganan más que los ministros suizos y por otro lado tienes un desempeño judicial igual al de Sudán. Es una situación clara de colapso.
Por otro lado están los controles patrimoniales, en donde los cabecillas del crimen de México se ubican en la oficina de control de activos extranjeros de la Oficina del Tesoro en Estados Unidos vinculados a redes criminales y en México están pagando impuestos y operando normalmente. Tienen un problema obsceno de controles patrimoniales qué sólo se explica a través de un pacto político de impunidad. Tienes un vacío de controles patrimoniales ilícitos que hace de México uno de las cinco economías más ilícitas del planeta.
–¿Qué otras características hacen de México un país con colapso de gobernabilidad?
–En un país donde existe la combinación venenosa de un vacío judicial y vacíos de control patrimonial y lo transforma un paraíso fiscal para la delincuencia organizada patrimonial. Se instala a través de inversiones y dinero sucio con más impunidad que en las Islas Caimán. México es un país de bajo costo para al delincuencia organizada.
El día que empiecen a combatir en serio a la delincuencia organizada se van a dar cuenta de que hay grupos de Brasil, Japón, de la India… operando en México, que mantienen un perfil más silencioso que “Los Zetas” y “Los Caballeros Templarios”, porque actúan de manera muy discreta y sólo se dedican a hacer sus negocios. Por otro lado está la corrupción político electoral donde existe un control de quien entra o no a las listas, elaboradas por los caciques de cada partido. Es un juego de niños para un delincuente transformarse en político de la noche a la mañana; este es un sistema de la listas cerradas que están elaboradas por chuchos, peñas nietos y con tres o cuatro personas que no están sujetos a ningún tipo de proceso y ahí tienes un vacío de controles electorales y no tengo nada que decir del INE [Instituto Nacional Electoral] que está más desprestigiado que “El Chapo” Guzmán.
–El tema de la sociedad civil fragmentada, ¿también hace de México un país con problemas de gobernabilidad?
–México tiene asignaciones presupuestarias hacia la sociedad civil y es muy fácil entender por qué está fragmentada. Hay una vasta cantidad de sociedad civil que está comprada a través de contratos o proyectos, y si vas y les preguntas te van a decir que están haciendo algo, pero la cuestión es cómo acceden a esos recursos del gobierno. Por eso llama la atención que la sociedad civil esté tan adormecida. Hay organizaciones se ven muy bonitas desde papel pero hay mucha compra de voluntades. A veces se acercan a mí a pedirme consejos fuera de grabadoras porque saben que si se acercan a mí les quitan los contratos. Les pagan cifras que son de ciencia ficción. Cuando le cuento a sociedades civiles de Argentina, como las madres de la Plaza de Mayo, que en México se pagan 5 mil euros para dar conferencia, se quedan callados y piensan que es un chiste. Los movimientos de víctimas los fragmentan con dinero, eso que pasó en el News Divine –caso en el que fallecieron 12 personas durante un operativo policial en la capital del país en 2008– yo vi de cerca cómo a través de manera extrajudicial compraban a la gente, es un modus operandi de los gobiernos que de alguna manera neutralizan los controles de prevención social que es el cuarto punto de un país con problemas de gobernabilidad al que yo me quería referir.
–¿Cómo era esta entrega de recursos del News Divine?
–Hay un decreto de Marcelo Ebrard –el Jefe de Gobierno en aquella época– que le asigna a un funcionario que implementó el arreglo extrajudicial. Yo no quiero atacar ni al PRI [Partido Revolucionario Institucional] ni al PRD [Partido de la Revolución Democrática] porque sucede igualmente en la PGR con casos como los estudiantes de Iguala que han intentado comprar a los familias a través de una funcionaria de apellido Limón [Lía Limón, ex subsecretaria de Gobernación] que hacía eso. En el caso del News Divine yo estaba muy cercana a las familias. Lo que quiero decir es que cuando las víctimas no se pueden integrar a un movimiento eso te retasa el gran movimiento de prevención social que tuvimos en Italia, Colombia… que explica por qué esos países implementaron las mejores prácticas. En México hay controles judiciales retrasados y de prevención social retrasados.
–¿Cuál las diferencia entre un país con problemas de gobernabilidad y un estado fallido?
–Un país con problemas de gobernabilidad tiene instituciones funcionales. Tienes problemas de transparencia, de rendición de cuentas, pero tienes una policía operando; entonces hay gravísimos problemas, pero la institución mal o bien funciona. En temas de seguridad, el Estado mexicano es un Estado débil, con instituciones judiciales colapsadas o casi colapsadas, pero existen. Los jueces están cobrando sus salarios. México tienen un estado débil pero con presupuesto de países súper desarrollados. Un Estado fallido es cuando se producen vacíos de Estado. La institución desaparece, ya sea que se fragmenta como sucedió en Yugoslavia en los 90. México no es Estado fallido, pero tiene bolsones territoriales de Estado fallido como Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, porque el Estado ya fue coptado por los grupos criminales. En el caso de Michoacán, el mismo Presidente Peña Nieto reconoció que era Estado fallido. Es un Estado esquizofrénico con pedazos de Suiza, Somalia y Sudán. En el tema de seguridad, que es donde hay más corrupción, desafíos a los estados ilícitos mexicanos. La delincuencia organizada se dedica a traficar bienes legales, como los productos farmacéuticos; se dedican a cientos de negocios que no han sido identificados y han sido una enorme caricatura.
–¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para recomponer el Estado mexicano?
–México salió después de más 70 años de un partido único de Estado y lo sociedad civil desarrolló los instintos. Había embajadores como [Jesús] Silva Herzog que el comprar voluntades lo llamaba “la diplomacia a la mexicana”. La sociedad mexicana no se deprendió de ese virus que sigue estando. Aunque no se consideren priistas, la sociedad civil mexicana sigue siendo priista en muchos sentidos porque siguen esperando que el Estado financie sus actividades, lo ve como una obligación. Eso retrasa el acabar con la cultura de impunidad.