Ciudad de México, 10 de Noviembre (SinEmbargo).- El historiador Guillermo Tovar y de Teresa falleció este domingo, víctima de una hemorragia interna, confirmó su hermano Rafael, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
En su cuenta de Twitter, publicó: “Con dolor fraternal comparto con toda mi familia el fallecimiento de mi hermano Guillermo, Cronista de la Ciudad de México. Descanse en paz”.
El cuerpo será velado a partir del lunes 11 de noviembre en el Panteón Francés de la ciudad de México.
El historiador nació en el Distrito Federal en 1956. Fue nombrado cronista de la ciudad de México en 1985, cargo al que renunció para proponer que la crónica fuera a través de cuerpo colegiado. Bibliófilo y férreo defensor del patrimonio cultural e histórico del país.
Apenas en septiembre se presentó el libro “Guillermo Tovar de Teresa. Bosquejo biobibliográfico”, de Xavier Guzmán Urbiola.
El texto fue producto de un minucioso estudio, en su libro Guzmán Urbiola presenta la obra y vida de Guillermo Tovar de Teresa, resaltándolo como una figura importante entre los historiadores del país. Además narra lo que vivió el autor de obras como "La Ciudad de los Palacios", “Censura y revolución” y “Crónica de una familia entre dos mundos” durante sus estudios en la biblioteca de sus padres, y cómo fue que se convirtió en una figura tan importante en el estudio de la cultura mexicana.
Considerado uno de los personajes más extraordinarios de la cultura contemporánea, Tovar y de Teresa fue además de bibliófilo, un visionario talento, que lo llevó a encontrarse y a buscar a los hombres más dotados de su época.
Según él mismo contaba, de niño asistía a las tertulias que se realizaban en casa de Ernesto de la Peña, donde se habían conocido sus padres; se leían clásicos grecolatinos y convivía con personajes como Luis Barragán, Matiz Goeritz y Chuco Reyes, lo que amplió sus campos de estudio.
"Yo decidí formarme por mi cuenta", solía decir con orgullo cuando recordaba que aún era un niño cuando empezó a ejercer puestos públicos, como asesor en materia de historia, de arte y sobre la Ciudad de México; de tal suerte que a los 15 años ya tenía una década de experiencia como historiador.
"Se alejó de los cargos públicos en 1983 se convirtió, entonces, en cronista honorario de la Ciudad de México, cargo al cual renunció al año siguiente, para hacer de la crónica, el trabajo de un cuerpo colegiado", cita un texto publicado, en agosto pasado, por la revista "Siempre!".
Su labor, añade el referido material, acaparó la atención de los más connotados intelectuales que escribieron sobre el mayor conocedor del Virreinato, escrupuloso lector de poesía y crítico de nuestra historia literaria.
Por ejemplo, el historiador Luis González y González (1925-2003), quien se refirió al autor de "México barroco" con creciente admiración "ante sus fecundidad literaria y la excelencia de su obra". Mientras que Octavio Paz (1914-1998) escribió: "La suya es una contribución esencial a la historia de las ideas que han formado a nuestra cultura y a nuestra nación", recuerda la publicación.
Por su parte, un artículo biográfico publicado en "Letras Libres", recuerda que en los últimos años publicó unos 30 libros profusamente ilustrados sobre el arte novohispano, entre los que destacan: "México barroco" (1981), "La ciudad de México y la Utopía en el siglo XVI" (1987) y "El arte de los Lagarto, iluminadores novohispanos de los siglos XVI y XVII" (1988). También, "Bibliografía novohispana de arte" (dos vols., 1988) y "Los escultores mestizos del Barroco novohispano" (1991).