Ciudad de México, 10 mar (SinEmbargo).- “Ser presidenta implica el inicio de un nuevo reto…quiero visitar todos los Estados del país y buscar soluciones en materia de asistencia social”, dijo la actriz Angélica Rivera al asumir la titularidad del DIF, el organismo diseñado para ayudar a los más necesitados.
Se trata de otra opción por los pobres que asume una figura del espectáculo, fruto de la circunstancia de estar casada con un hombre del poder, en este caso el mismísimo primer mandatario de México.
¿Será, en consecuencia, “La Gaviota” una nueva Eva Perón (1919-1952)? Como la Ex Primera Dama argentina, fallecida a edad temprana a causa de un cáncer fulminante, cuando apenas tenía 36 años, Rivera es un producto de la televisión, aunque en este caso se trata de una de las figuras más populares del show business vernáculo.
Eva, en cambio, era una figurante de segunda línea y nuestra Angélica está metida a fuego en el corazón del pueblo, gracias entre otras cosas a las telenovelas de Televisa que acendraron su carrera.
La figura pública de la protagonista de la telenovela Destilando amor ya está construida y así lo demuestra en cada una de las presentaciones que realiza donde, queriéndolo o no (¿cómo estar adentro de su cabeza?), le roba protagonismo a Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, si para la esposa del general Juan Domingo Perón la bandera de los pobres fue el traje que llevaba puesto y escondido debajo de sus ropajes de lujo, adornados con impresionantes joyas, que marcaron el estilo de la época, lo de Rivera parece ser más bien una consecuencia mecánica proveniente de cómo está distribuido el poder en México.
Vale decir, es de rigor que la Primera Dama de nuestro país asuma la presidencia del DIF y antes más bien la estrella televisiva se tardó en tomar el cargo que mostrar verdadero interés en adoptar para sí la causa de los más necesitados.
Por otro lado, si bien es cierto que se trata de una figura popular lo es porque su rostro ha encandilado durante mucho tiempo desde la pantalla chica a un pueblo aficionado a las telenovelas como a los tacos y el guacamole.
En ese sentido, no es mucho lo que se espera de ella. No hay una población esperanzada que en este momento piense que todas sus carencias serán resueltas por una mujer que se hizo famosa haciendo mohínes y dando largos besos a sus galanes de turno.
Por el contrario, Angélica, nacida en 1969 en ciudad de México, aunque conserva a sus 42 primaveras todo el atractivo físico que la hizo florecer en el mundo del espectáculo, se muestra distante y poco convincente en sus apariciones al lado del primer mandatario nacional.
Hay que decir en su descargo que Peña Nieto no es el campeón del carisma y ambos comparten cierto clima espurio que se cuece a su alrededor. Por un lado, ella pidió la nulidad matrimonial para poder casarse con el político a su ex marido, el productor televisivo José Alberto “El Güero” Castro, con el que contrajo matrimonio en 2004 y con el procreó a sus hijas Sofía, Regina y Fernanda.
El hecho encendió la furia de Verónica Castro, su ex cuñada, quien dijo en una oportunidad que cuando su hermano se casó con la actriz había pensado que la boda era de verdad y no de teatro.
En julio del 2012, cuando Verónica visitó Lima, dejó ver lo dolida que aún sigue con la que fue durante cuatro años su pariente.
“No tengo problemas con nadie, que le vaya bien a quien tenga que irle bien. Mientras no se meta con mi familia, que le vaya perfecto. Ella fue muy agresiva conmigo, habló mal de mi hermano, pero a mi familia nadie la toca. Me amedrentó por teléfono y eso no se lo permito”, dijo.
En el caso de Peña Nieto, su elección siempre estuvo rodeada de sospechas, al ser visto como un candidato puesto por los poderes fácticos que a lo largo de la historia se han negado en forma contumaz a dejar que en nuestro país asuma un gobierno progresista, cuya primera opción sean las clases medias y bajas que son mayoría en México.
Como diría una canción de Joan Manuel Serrat, Angélica Rivera asumió la presidencia del DIF “sin saber el oficio y sin vocación” y como dijera con su inteligente ironía nuestra columnista Marisol Gasé, la que “de veras va a chambear” va a ser la directora Laura Vargas Carrillo “porque yo no tengo ni idea y además me da hueva”.
POLÍTICA Y ESPECTÁCULO: UN CÓCTEL EXPLOSIVO
Desde la portada de la reciente edición de la revista Caras, una escuálida y muy producida Anahí posa desde sus nuevos reinos en Chiapas, donde vive un tórrido romance con Manuel Velasco, el gobernador más joven (tiene 32 años) en la historia política de México.
“Desde que nos conocimos, los dos nos gustamos y poco nos fuimos ganando el cariño y la confianza del otro”, dice la ex integrante de RBD a propósito de su relación con el político, al tiempo que se deshace en elogios al Estado al que se mudará próximamente.
“Chiapas es un Estado colorido, alegre, con mucha naturaleza, con una historia y cultura milenaria, con tradiciones y, sobre todo, es un Estado con mucha vida”, informa Anahí.
No se trata del primer ni único caso, como vimos, de una estrella del espectáculo ligada a algún miembro del gobierno.
Para muestras, sobran en la política nacional.
Desde la actriz Edith González, quien procreó una hija con el panista Santiago Creel, hasta su colega Erika Buenfil, madre de Nicolás, cuyo padre es Ernesto Zedillo Junior, hijo del ex presidente del mismo nombre.
Irma Serrano, la inefable “Tigresa”, fue amante de Gustavo Díaz Ordaz, primer mandatario mexicano entre 1964 y 1970.
Sasha Montenegro es madre de dos hijos procreados por José López Portillo, con quien se casó en 2000, del que se separó en medio de un escándalo público.
Silvia Pinal fue esposa del gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández, entre 1982 y 1995.
En marzo del 2001, la ex de Eugenio Derbez, la también actriz Victoria Ruffo, contrajo matrimonio con quien todavía es su marido, el alcalde de Pachuca, Omar Fayad.
Un paso inolvidable por la política nacional es el que transitó la actriz Mariagna Pratts, ex esposa del ex alcalde capitalino Marcelo Ebrard. Ambos estuvieron casados entre 2006 y 2011 y todavía se recuerda cuando la mujer apareció en estado de ebriedad en 2007, durante un acto público en Tláhuac.
No hay que olvidar el sonado casamiento en nuestros días del político panista César Nava con la cantante PatyLu.
Anunciaron su compromiso en 2010 y en ese mismo año, en octubre, se casaron en la Torre Mayor. Tuvieron a su primera hija en diciembre pasado.