Hace un año, Donald Trump se convertía en el presidente electo de Estados Unidos, en contra de los pronósticos que daban la victoria a Hillary Clinton.
Su campaña empezó a tomar forma incluso antes de que tomar protesta el 20 de enero de este año. Cada tuit era mortífero para México, beneficiaba al dólar y las empresas extranjeras con presencia en suelo mexicano repensaban su ubicación; unas decidieron mejor ya no llegar acá.
A un año de distancia de aquella elección, sin duda han sido la migración y el TLCAN los temas más golpeados por la administración del magnate. El Gobierno de México en esos temas está en medio del odio y de la incertidumbre y desde entonces y hasta ahora, dicen especialistas, no ha sabido cómo reaccionar.
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Ciudad de México, 9 de noviembre (SinEmbargo).- Las promesas de Donald Trump en materia migratoria y económica, poco a poco, han ido materializándose a tan solo un año de que resultó electo como Presidente de Estados Unidos.
El terror que representó en campaña se volcó en México ese 8 de noviembre pasado. Aquí no dejó de llover mientras los resultados en los que él superaba a Hillary Clinton se mantenían así con el paso de las horas. Fue a las 2 de la madrugada que Trump salió a reconocer su triunfo y en sus primeras palabras parecía más sereno en comparación con el Trump de la campaña.
Pero duraría poco.
El muro, los migrantes y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) son los temas de los que el Presidente no ha quitado el dedo del renglón. El posicionamiento y acciones de Trump, de acuerdo con especialistas consultados por SinEmbargo, se han traducido en incertidumbre.
Para la doctora Leticia Calderón Chelius, doctora en Ciencias Sociales y profesora e investigadora del Instituto Mora, parece que México espera una solución mágica y, con Trump haciendo realidad sus promesas de campaña, la fórmula no funciona.
Así ha pasado un año para México con el magnate al mando del país vecino. El primer problema fue el dólar que alcanzó un precio de 22.29 pesos el 11 de enero de 2017, justo cuando no paraba de decir que México pagaría el muro en la frontera; el dólar estaba a 12.87 pesos cuando Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia de México, en diciembre de 2012.
Por esos días, empresas estadounidenses fueron amenazadas con represalias en caso de que no quisieran regresar a Estados Unidos y seguir en México: “Creo que muchas industrias regresarán a EU como la automotriz Fiat, Chrysler, que construirán una gran fábrica en este país, no en otro país”, dijo Trump. “Debemos de conseguir que la inversión regrese al país. Tenemos mucho talento”, agregó durante su primera conferencia a medios.
México y un modelo económico que por años no se enfocó en construir hacia lo interno, pareció inmóvil y a pesar de eso, no dio revés al aumento de las gasolinas de 2017. Esa medida que se desprendió de la Reforma Energética de 2013, elevó dramáticamente la inflación, cuando lo que parecía más urgente era reactivar el mercado mexicano.
Luego, vino la amenaza de las deportaciones y a la permanencia del Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés).
¿Qué les ofrecería México a los esos 618 mil jóvenes y a sus familias? Más que generar empleos –con pagos de 1 a 3 salarios mínimos–, especialistas consideraron que tenía que defender la permanencia del programa. Actualmente, ese tema también aguarda en la incertidumbre.
En lo que respecta al TLCAN, la renegociación se alargó hasta 2018; ya será tarea del Presidente que sea electo a mediados de ese año. Sin embargo, en uno de los últimos episodios, EU dio muestra de cierta intención de imponer medidas que para México resultaría complejo aceptar. No se sabe si era parte de su plan de renegociación o una presión para levantarse de la mesa.
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MIGRACIÓN: MOMENTO CRÍTICO
Para la doctora Calderón Chelius este es el punto más crítico en la historia de la migración mexicana a 150 años de iniciado el proceso migratorio, de permanente tensión, de zozobra para la gente mexicana que vive en Estados Unidos, pero también de una dimensión de mucho impacto en México, por la angustia de no saber el alcance de las medidas de Trump.
Porque a un año de distancia de la elección, comentó, es claro que él no mintió en lo más mínimo; que ha hecho lo que prometió en campaña y el problema es que en México nadie le hizo caso y no se ha trabajado en escenarios alternativos para cada una de sus medidas.
“Nosotros sabemos lo que iba a hacer desde que estaba en campaña. Luego ganó y no le hicieron caso, siempre lo han calificado de loco y, loco puede estar, pero no es idiota […] el Gobierno mexicano tiene un discurso basado en un pensamiento mágico de que 'algo' va a pasar, de que van a destituir a Trump, de que se declare loco, de que es un niño haciendo berrinche y luego entonces, nos vamos a salvar”, dijo.
Explicó que el cambio en la política migratoria es el más fuerte de los últimos 50 años, pero que no es nuevo, ya que la han promovido muchos republicanos de extrema derecha desde hace muchos años. Ahora Trump cristaliza ese discurso y México debería prepararse con varios escenarios, varias situaciones y ante incluso un retorno masivo de migrantes.
Otro problema que señaló la investigadora es que México no puede hablar de una injusticia en las leyes estadounidenses sin voltear a ver sus propias leyes y eso es lo que más lo amarra, “Este discurso ambiguo, el del papel de perro guardián de la frontera para EU, resulta que es alentado por la cancillería, pero sin ninguna cosa a cambio. Es como ser el esquirol sin siquiera conseguir el salario […]. La razón por la que México no puede criticar más, y siempre se limita a 'exhortos que tomen en cuenta lo humanitario' es porque la política migratoria y el control fronterizo del país, es 10 veces peor que el de EU”.
Cabe señalar que, a un año de distancia, ha disminuido el flujo migratorio centroamericano y el que se ha mantenido en casi 300 mil personas por año, es el de México, lo que lo coloca como uno de los más altos del planeta y tiene que ver con las condiciones económicas del país.
TLCAN, EN DUDA HASTA 2018
La administración Trump alarmó el pasado miércoles 25 de octubre a los republicanos al informales que estaba considerando una orden ejecutiva que permita a Estados Unidos salirse del TLCAN.
Antes, el 17 de octubre, Estados Unidos, México y Canadá anunciaron que sostendrán rondas “adicionales” de renegociación que se prolongarán hasta el primer trimestre de 2018, por “las significativas diferencias conceptuales”; el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, aseguró que México y Canadá no quieren aceptar cambios en la renegociación del TLCAN.
Así el futuro de "una de las piezas fundamentales del andamiaje económico mexicano", como lo definió el maestro Derzu Daniel Ramírez Ortiz, profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
A un año de distancia, consideró que en esta materia, el balance es negativo sobre todo por la incertidumbre que ha creado el futuro del TLCAN.
“La cancelación fue una de sus primeras y principales promesas de campaña […]. Una vez siendo Presidente no quitó el dedo del renglón y siguió con la cuestión de calificar al TLCAN como un pésimo tratado para EU, creó la perspectiva de que el tratado sólo había funcionado para México y no para su país, lo que fue bastante negativo para la economía mexicana porque el TLCAN es una de las piezas fundamentales del andamiaje económico mexicano, ya que arriba del 80 por ciento de las exportaciones se dirigen hacia EU y también porque mucha de la Inversión Extranjera Directa que llega a nuestro país, llega bajo las reglas o protegidas por las reglas del TLCAN”, explicó Ramírez Ortiz en entrevista con este medio digital.
Hoy, agregó, estamos en un proceso de renegociación del mismo y la incertidumbre sigue siendo el signo, “en la renegociación del TLCAN, hemos visto a un EU con exigencias muy difíciles de aceptar, tanto para México como para Canadá. Estamos viendo hasta qué punto esas exigencias que pone EU son una estrategia de negociación o hasta qué punto son su condición para seguir en las negociaciones”.
Luego de la victoria de Trump e incluso desde antes, con el aumento en el precio de las gasolinas, se habló de lo que México dejó de hacer o que su modelo económico no contempló durante décadas, porque a pesar de múltiples tratados y reformas, no había, ni lo hay ahora, un sector productivo nacional que respondiera de manera inmediata a las necesidades que traería la política trumpista.
México apostó por una política comercial y descuidó su planta interna.
De acuerdo con Jorge Barajas Martínez, coordinador del Centro de Acción y reflexión Laboral (Cereal), uno de los principales problemas provocados por esa política, es la dependencia de los empleos a la inversión extranjera, sobre todo de empresas extranjeras del ramo electrónico, automotriz, de comercio.
“Esos son los empleos que se han creado en México: los que dependen del mercado internacional y que en general son temporales, inestables, mal pagados y con altas exigencias de producción, empleos que hoy se tambalean con la negociación del TLCAN […] Si realmente EU impone una carga fiscal a estas empresas y si Canadá presiona por un alza de los salarios, habrá una fuga de capitales y una pérdida masiva de empleos, entonces es un asunto preocupante, pero es el resultado de una política que no se dedicó a fortalecer la industria nacional y que dio muchos privilegios a la inversión extranjera”, señaló Barajas.
Por su parte, Ramírez Ortiz resaltó que por una parte los tratados firmados con otros países no han sido tan dinámicos como el TLCAN, pero que además, esa no es tarea única del Estado, sino también de los empresarios que no miran hacia otros puntos geográficos y siguen exportando hacia EU.
Finalmente, queda el reto queda para quien llegue a Los Pinos en 2018. El académico de la UPAEP sostuvo que persona que tome las riendas del país debe tener en cuenta que es fundamental fortalecer el mercado interno mexicano, porque la dependencia a los Estados Unidos no sólo se soluciona diversificando las exportaciones, sino también con un mercado interno fuerte.
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