Al tiempo que la sequía en Estados Unidos obliga a impulsar nuevas medidas, en México las lecciones no han sido aprendidas, dicen expertos. Este fenómeno golpea cada vez más fuerte a la producción agrícola nacional y las proyecciones al futuro revelan la urgencia de implementar medidas
Ciudad de México, 10 de octubre (SinEmbargo).- Luego de que una sequía, calificada por los científicos como la peor en los últimos 500 años, azotara California, en los Estados Unidos, varios productores agrícolas, estudios de cambio climático y científicos prevén una replica en México. Un fenómeno del que ya hay indicios, y que se irá agravando con el correr de los años, apuntan.
Las alteraciones del clima impactan directamente en la producción agrícola. Este año en Guerrero 9 mil productores de maíz han sido perjudicados por la sequía. Se estima que al menos 570 mil toneladas se perderán en comparación al 2014.
“Ha habido un exceso de sequía y de calor que afecta los cultivos y amenaza con la escasez de granos en los próximos meses, en donde de por sí hay un gran problema alimentario, llegando a hambruna en la zona de la montaña de Guerrero”, explica a SinEmbargo Víctor Suárez Carrera, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (Anec), que agrupa a 60 mil productores de granos básicos.
La Secretaría de Desarrollo Rural estatal dio a conocer que la entidad no había tenido una sequía tan severa y prolongada en los últimos 70 años. Lo que hizo que la Secretaría de Gobernación emitiera el 15 de septiembre, la primera declaratoria de zona de desastre por sequía en 32 municipios.
Pero no sólo los agricultores presencian las afectaciones a los cultivos, el investigador del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente del Colegio de la Frontera Norte, Alfonso Andrés Cortez Lara, refirió que en Mexicali, Baja California, el cambio climático ha reducido la disponibilidad de agua para la siembra y que los inviernos son cada vez más cálidos.
En el Valle de Mexicali, que comprende los municipios de Mexicali, Baja California y San Luis Río Colorado, Sonora, el 73 por ciento de la superficie es utilizada para la siembra del algodón, la alfalfa y el trigo, Cortez enlistó a estos agrocultivos que se están viendo amenazados por la sequía y su contraparte, el exceso de lluvia.
“El trigo es de invierno, se siembran 100 mil hectáreas cada año y se necesita cierto número de horas acumuladas en el invierno, al no haberlas por la sequía, la calidad y el rendimiento se vienen para abajo”, dice en entrevista.
La producción de trigo se redujo en el último ciclo otoño invierno, es decir de octubre a marzo, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Mientras este año la producción en 88 mil hectáreas de Baja California es de 510 mil toneladas de cereal, el año pasado la cantidad fue de 520 mil toneladas por 82 mil hectáreas trabajadas.
Por el otro lado, el algodón de la zona sufre con las fuertes lluvias que aparecieron de manera atípica entre julio y agosto. “Cuando el algodón ya tiene la motita esta blanca afuera cae el agua y daña la calidad de la fibra”, refiere el investigador.
Mientras que en el 2012 las hectáreas ocupadas para sembrar este cultivo en San Luis Río Colorado fueron 5 mil 386, tres años más tarde se redujeron a 4 mil 722, de acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.
Y en el caso de la alfalfa, las sequías afectan de forma especial, ya que este es el cultivo que más agua necesita, con rociados que alcancen dos metros de profundidad, dijo el experto. Este cultivo es utilizado para alimentar el ganado de la región.
AFECTACIÓN AL GANADO
La estrecha relación entre los agrocultivos y el ganado hace que los estragos de la sequía pasen de un ámbito al otro. En Guerrero al igual que se afectó el maíz, murieron entre 450 a 500 cabezas de ganado, reportó Notimex.
Pero el tema podría ser más amplio, aunque no se hable expresamente por parte de las autoridades. El 27 de junio un navío cargado de 50 mil ovejas y 3 mil ejemplares vacunos llegó a México proveniente de Nueva Zelanda.
Organizaciones civiles de ese país denunciaron este envío por haberse manejado con secrecía. La información no fue revelada sino hasta que las preguntas se hicieron insistentes a las autoridades del Gobierno neozelandés.
En medio de la polémica, el Primer Ministro John Key, dijo a una televisora local que las ovejas se enviaron para ayudar a la industria agrícola de México que sufría una “gran sequía”, razón por la cual México pidió el abastecimiento.
Además del caso de Guerrero, otras entidades del sureste están siendo amenazadas por el clima.
“En este ciclo, el sur y suerte del país está siendo afectado por sequía, y afecta la producción, en especial de maíz, en Oaxaca, Chiapas, Campeche, Yucatán, Quintana Roo”, detalla Suárez.
De acuerdo con la organización Greenpeace, el riesgo por el cambio climático se encuentra presente en el 15 por ciento del territorio nacional, y atenta contra el 68 por ciento de la población.
Durante el foro de la Sagarpa, “Hacia Democratizar la Productividad Rural Sostenible”, organizado a finales de mayo, el representante en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), Fernando Soto Baquero expuso en su disertación los enormes retos que supone una sequía.
“Al momento de tocar el límite de los recursos naturales, al momento de ver situaciones tan extremas como la ausencia o la falta de agua en el estado de California, en los Estados Unidos de Norteamérica, les ha obligado a tocar algo de una sensibilidad política enorme, como cortar los derechos de agua de las personas que llegaron con la fiebre del oro”, dijo ante una multitud.
La sequía obligó al Gobernador californiano Jerry Brown a poner en marcha por primera vez en la historia del estado una serie de medidas para reducir el gasto del agua en un 25 por ciento.
Esto afectó, incluso, un sistema establecido en base a la antigüedad, en el que los poseedores de derechos más antiguos de suministro de agua en las cuencas de Sacramento y San Joaquín tuvieron que ceder.
LECCIÓN NO APRENDIDA
En cambio, el Gobierno mexicano sería incapaz de replicar este modelo tan siquiera en el estado fronterizo al de la gran sequía estadounidense, apunta el investigador del Colef, Alfonzo Cortez, al describir las condiciones de producción agrícola en Baja California.
“Los agricultores no son tontos, tienen mucha experiencia y son líderes en producción. Si tú les dices: ‘utilizas el agua con un 40 o 45 por ciento de eficiencia, es decir, tiras seis litros de los 10’, ellos te dicen: ‘ya lo sé, pero cómo quieres que haga para no tirarla’. O sea, se requieren de incentivos institucionales, y de mecanismos de mercado eficientes”.
Mientras en ciudades de Baja California como Mexicali hay una aparente abundancia de agua, en Ensenada no hay agua todo los días, y en Tijuana el agua potable es la más cara del país ya que viaja desde la cuenca del río Colorado y se cotiza en 45 pesos el metro cúbico industrial.
De acuerdo con el investigador, imponer métodos de ahorro de agua en Baja California se dificulta cuando no existe una regulación rigurosa que evite posibles casos de incumplimiento, y que a unos se les castigue y a otros no.
“Les ha faltado diseñar políticas. Por ejemplo, aquí hay una queja grande de que en el futuro va ser importante el agua subterránea, y la falta de regulación es muy marcada. Los padrones de usuario no están actualizados. En pocas palabras, no sabemos cuánta agua se extrae. Ni cuántos usuarios de agua salada existen”, dice.
José Alberto López Chávez es un productor de maíz en El Fuerte, Sinaloa, que ha participado en el Sistema Nacional Producto Maíz, en estos tres años de la administración de Enrique Peña Nieto acusa que los programas que llegan al municipio sólo se han centrado en que no crezca la pobreza con un enfoque asistencialista, pero no hay políticas para abordar el daño que hace el cambio climático a los cultivos.
Lejos de incentivos, López Chávez es uno de los productores sinaloenses a los que la actual administración les adeuda un total de 2 mil 148 millones de pesos en subsidios para compensar el precio del maíz.
“El Gobierno no está muy solidario con los productores del maíz. Tenemos pensado llevar 50 camiones a Hacienda el 12 de octubre, porque los pagos del precio complementario no se han dado por el 2014”, dijo el productor.
Cuando SinEmbargo le preguntó a Soto Baquero por la condición de la sequía en México y los esfuerzos que hace el Gobierno para aminorar el impacto en la producción alimentaria, éste aludió a que: “Hay en todos los países, particularmente en México, zonas áridas, semiáridas, principalmente, digamos en el norte del país, y ahí si tú pregunta es si hay esfuerzos suficientes yo me atrevería a contestar que los desafíos están presentes para todos los países del mundo no creo que nadie pueda decir ‘lo tenemos solucionado’”.
MODELO AGROECOLÓGICO
“Tenemos que ir hacia un modelo de gestión y consumo que sea más capaz de resistir al cambio climático, y los sistemas de producción que pueden resistir mejor son los agroecológicos”, dice en entrevista el director de la Anec, Víctor Suárez, quien aseguro que el mayor opositor de esta propuesta es la propia industria.
Greenpeace exigió el 26 de mayo a 15 compañías de alimentos que mostraran a sus consumidores y a miles de personas que firmaron una petición en línea, cuál era el uso que hacían de agrotóxicos en sus procesos de producción. Su utilización está relacionada con el uso de transgénicos y plantación de monocultivos.
Tras enviar cartas a Bimbo, Maseca, Bachoco, Herdez, Jumex, Nestlé, La Costeña, Coca-Cola, Pepsico, Kelloggs, Pascual Boing, Verde Valle, La moderna, La huerta y Grupo de la Rosa, la organización determinó que ninguna de las grandes empresas de alimentos en México es transparente con los consumidores respecto al uso de agrotóxicos, que no sólo pueden tener impactos a la salud sino al medio ambiente.
“No dieron información, no le contestaron a sus consumidores, no le contestaron a las miles de personas que llenaron la solicitud de información, no nos contestaron como organización. Quedaron en color rojo porque no cumplen con la parte de la transparencia y por lo tanto, están más alejados de promover una cultura ecológica”, detalló en su momento Sandra Laso Jacomé, vocera de Greenpeace.
Este modelo de agricultura industrial ha permitido que proliferen los monocultivos, los cuales desestabilizan la humedad de los ecosistemas nacionales.
“Hay una relación íntima entre la forma de producir alimentos y el cambio climático. Se estima de hecho que un tercio aproximadamente de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de la producción de alimentos. Es tan importante como incluso el sector de transporte. El cambio climático tiene efectos en la sequía, tiene efectos en patrones de precipitación. Entonces, hay veces que habrá inundaciones y hay veces que habrá sequías”, dice Yatziri Zepeda Medina, fundadora del Proyecto AliMente.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), esta región, a pesar de tener bajos índices de emisión de gases contaminantes es de las más vulnerables, y los efectos se harán notorios en las principales actividades económicas, en las condiciones sociales como la pobreza y en los ecosistemas.
México aporta el 1.4 por ciento de las emisiones globales y están en el sitio duodécimo a nivel mundial entre los países contaminantes, de acuerdo con Greenpeace. Y el sector energético aporta el 67.3 por ciento del bióxido de carbono que emite el país.
“La reforma energética que se aprobó el año pasado dejó fuera a las energías renovables y amenaza con incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero que incrementan la temperatura del planeta y generan más cambio climático”, expuso la organización internacional en una misiva el mes pasado.
Este modelo industrial es el causante del 17.5 por ciento de la degradación de los suelos en México.
“Entonces, tenemos que recordar que el 73 por ciento del territorio tiene degradación en los suelos, de acuerdo también a Conafor [Comisión Nacional Forestal], y estamos viendo que la agricultura está significando retos enormes, porque, incluso si hablamos de las actividades ganaderas se tiene que deforestar para conseguir más territorio donde los animales puedan seguir pastando”, dijo Laso Jácome, vocera de Greenpeace.
Como propuesta la realidad del país, la Anec sostiene que para alcanzar un esquema agroecológico, las autoridades deben empezar por desincentivar los monocultivos y pasar hacia la producción diversificada.
Cambiar la agricultura dependiente de insumos químicos importados por una producción basada en bioinsumos locales. Y dejar de considerar al suelo como un sustrato inerte para considerarlo como un ecosistema activo y dinámico.
“También, se requiere que el Gobierno apoye a la pequeña producción sustentable que ha estado olvidada y que se maneje con atención el agua en las cuencas hidrogeológicas, para atacar los problemas derivados de la deforestación y el uso masivo de agroquímicos”, refiere Suárez.
INMINENTE SEQUÍA
En febrero un estudio de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA, hizo una estimación de la humedad que habrá sobre los suelos del mundo para el año 2095 y precisó que regiones como México y Centroamérica serán de las más afectadas por la sequía.
Expertos en Estados Unidos, el principal emisor de dióxidos de carbono del mundo, han empezado a preguntarse sobre la responsabilidad que tienen en los posibles efectos que esto tendrá para la población mexicana, que de no haber medidas internacionales que cesen el cambio climático, sería objeto de migraciones masivas.
En una escala menor, un estudio apuntó que la guerra en Siria estuvo precedida por la peor sequía en su historia. Del 2006 al 2010. Y que dejó en la pobreza a más de 800 mil personas, de acuerdo con datos de la Unión Europea.
Si bien los investigadores de la Universidad de California, Santa Bárbara, no aseguran que toda sequía deba derivar en una guerra. Si creen que este fue un factor para que se desatara la crisis en ese país del que 3.9 millones de personas han buscado refugio fuera de sus fronteras.
Siguiendo las proyecciones de la NASA, los niveles de humedad de los suelos en México serían comparables a los del Dust Bowl, una épica sequía en Estados Unidos en los años 30, que obligó a más de 3.5 millones de personas a dejar sus hogares.
El doctor Benjamin Cook de la Universidad de Columbia, es un experto en sequía que realizó un estudio sobre el Calentamiento global y las sequías en el siglo 21, y dijo recientemente al portal de la NASA que el mundo ya está cambiando hacia climas más cálidos.
Él coincide con otros estudios que alertan sobre la necesidad de empezar a reducir las emisiones de carbono desde ahora, ya que de lo contrario, para finales del siglo la sequía abarcará la mitad de los Estados Unidos y el Sureste de Europa.
Una estimación sobre la población vulnerable fue hecha por el Consejo Nacional de Población en el 2008, que determinó que alrededor de 36 millones de pobladores se encuentran en municipios costeros proclives a sufrir impactos del cambio climático.
Por su parte, el trabajo llamado Migración interna, distribución territorial de la población y desarrollo sustentable detalló que cerca de 42 millones de mexicanos habitan en zonas de sequía, y alrededor de 11 millones están en áreas de sequía extrema en regiones desérticas y semidesérticas del país.
De acuerdo con el Banco Mundial, México es uno de los países más vulnerables por el fenómeno climático: el 71 por ciento de su economía está expuesta a las consecuencias adversas relacionadas con el clima, ya sea por incremento del nivel del mar, por amenazas a la agricultura, por las ondas de calor en zonas urbanas, por sequía o por inundaciones.
Un análisis hecho para Greenpeace por miembros del Observatorio de la Conflictividad Social en México en el 2010 apuntó que gran parte de los conflictos sociales en el país estaban relacionados con las problemáticas del suelo y el clima.
Del 2007 al 2010, el 34 por ciento de los conflictos que atendió el Observatorio se debieron a la tenencia de la tierra, el 17 por ciento a la en defensa de la biodiversidad, el 14 por ciento a la defensa de bosques y selvas, y el 13 por ciento a la contaminación generada por un particular o empresa, un 10 por ciento a los movimientos en contra de actividades mineras y petroleras, y otro 10 por ciento en defensa del agua y en contra de su privatización.
“No deberíamos titubear al considerar a estos actores, estatales y privados, como la verdadera cara del cambio climático, a la que se enfrentan las comunidades, con todas sus consecuencias“, cita el informe hecho por Susana Isabel Velázquez Quesada y Miriam Martínez Ortega, miembros del Observatorio.
COSTOS ECONÓMICOS
En términos económicos, el Banco Mundial refiere que si el país no aborda pronto el tema del cambio climático, la economía nacional tendrá una reducción de entre 3.5 por ciento a 4 por ciento y los costos podrían ser equivalentes al 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Recientemente el Premio Nobel de Química mexicano, Mario Molina, señaló tras su participación en un evento de la Universidad Iberoamericana que es una ventaja que, a diferencia de Estados Unidos, en el país no exista una división dentro de los políticos para apoyar este tema.
“Ya tenemos una Ley de cambio climático, tenemos un impuesto al carbón, que es nominal, pero es para mostrar nuestra participación y tenemos participación del Congreso y del Poder Ejecutivo, todos están de acuerdo en que hay que resolver el problema”, declaró.
Sin embargo, no todos son tan optimistas con el papel de las autoridades. A propósito del Tercer Informe de Gobierno la organización del medio ambiente Greenpeace recordó a la administración de Enrique Peña Nieto que el país sigue en riesgo por el cambio climático.
“La política de Estado debe orientarse a la prevención y adaptabilidad, no es suficiente aumentar los recursos del Fonden [Fondo de Desastres Naturales], es necesario invertir en la prevención y esto implica analizar antes de depredar”, expuso la organización en un comunicado.
Los costos totales por agotamiento y degradación en México están estimados, de acuerdo con datos en el 2013 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) es de 909 mil 968 millones de pesos, el 5.7 por ciento del PIB.
En tanto, los Gastos en Protección Ambiental fueron por 148 mil 699 millones, es decir que considerando los gastos de agotamiento y degradación de recursos ambientales existe un déficit de 761 mil 269 millones de pesos, 5.1 veces menos que el daño ocasionado.
Recientemente, más de 150 dirigentes mundiales se reunieron en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible 2015, que incluyó entre sus fines limitar el avance del calentamiento global y sus consecuencias a través del establecimiento de una serie de medidas inmediatas, mismas que se establecerán en la Conferencia de París sobre el Clima, que se celebrará en diciembre de este año.
Recientemente, Francisco Alpizar Rodríguez, presidente del Comité Científico del Programa de Economía Ambiental para América Latina y el Caribe (Laceep, por sus siglas en inglés) dijo en entrevista a SinEmbargo que este país necesita una agenda de cambio climático.
“Muchas veces la adaptación no es sólo para mitigar los efectos del cambio climático, sino que también forma parte de una agenda de reducción de pobreza y para aumentar el bienestar de las personas”, dijo.
Mientras, los efectos se agravan, los consultados coincidieron en que se espera que las autoridades mexicanas tomen con mayor compromiso la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático en París, y tengan un protagonismo en la articulación de esfuerzos entre los países para aminorar el impacto de las sequías en sus territorios.