Ciudad de México, 9 de abril (SinEmbargo).– Guillermo Haro Bélchez, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), aseguró que esa dependencia está a favor de mantener a los animales en los circos, pero con reglas más estrictas para evitar "terminar con una tradición milenaria".
“La Profepa está por mantener los animales en los circos con reglas más estrictas, más claras, con un trato digno y respetuoso, no podemos terminar con una tradición milenaria”, explicó este día Haro Bélchez en una gira realizada por Culiacán, Sinaloa.
Luego de realizar un recorrido por el Zoológico de esa ciudad, el funcionario federal dijo que los animales que se encuentran en los circos no pueden ser devueltos a su hábitat porque sería condenarlos a la muerte.
"La totalidad de los animales de los circos, nacieron en los circos y es imposible regresarlos a su hábitat, es condenarlos a la muerte", indicó.
No es la primera vez que el Procurador Federal de Protección al Ambiente ha manifestado su apoyo a los circos con animales. La semana pasada en una gira por Veracruz aseguró que la Profepa está a favor de la vida silvestre en los circos y zoológicos, pero bajo reglamentos que permitan una vida digna a los ejemplares de la naturaleza.
Guillermo Haro Bélchez dijo que el tema se pondrá a debate en la mesa política, pero indicó que la dependencia bajo su cargo tiene la intención de incorporar su postura y datos.
Reconoció en esa ocasión que en los circos y zoológicos se registran irregularidades en el trato animal, porque el dato nunca ha sido oculto, sin embargo dijo que cuenta con un padrón nacional de lo que ocurre en estos centros de diversión.
"Estaremos pronto tomando medidas es para fortalecer las acciones, para un trato digno y respetuoso en los circos", comentó.
El año pasado, el 72% de los circos mexicanos inspeccionados por la Profepa presentó irregularidades que van desde maltrato animal, no acreditar la legal procedencia de los ejemplares, falta de plan de manejo y hasta carencia de registro ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). El organismo aseguró unos 80 animales silvestres en 49 de los 68 circos presentados.
Como consecuencia de este abuso recurrente contra los animales en los circos mexicanos, municipios como Culiacán, Naucalpan, en el Edomex, y el estado de Querétaro han prohibido el uso de animales en espectáculos circenses en el país.
Esto forma parte de las campañas que grupos de activistas han realizado a nivel mundial para que los circos ofrezcan espectáculos de diversión sin incluir animales, toda vez que se ha comprobado el maltrato que reciben en la mayoría de las carpas, como los mismos datos de la Profepa lo indican.
Los circos contravienen dos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Animal (1978): el artículo 4, que expresa: “Todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho.”
También contravienen el artículo 10: “Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre. Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal”.
En el mundo, según la página circos.org existen ya unos 22 circos que no utilizan animales para sus espectáculos, lo cual muestra que puede existir diversión sin explotación de las especies. En nuestro país destaca el Circo Internacional de México.
Los animales que actúan en los circos son generalmente hijos de otros que también viven en el mismo ambiente, comprados a programas legales de cría en cautiverio o animales secuestrados de su hábitat original por redes ilegales de tráfico de especies.
Pero la manera más común de obtener estos especímenes es el tráfico ilegal, un negocio que mueve aproximadamente 6 mil millones de dólares anualmente, según laWildlife Conservation Society (WCS).
Cuando los animales provienen del comercio ilegal, son capturados por cazadores furtivos, que secuestran a las crías tras matar a parte de su grupo familiar. Estos indefensos animales deben soportar el maltrato desde su captura, hasta las condiciones de transporte en que viajan cientos y miles de kilómetros hasta llegar a su destino final, que si no es la muerte en la ruta, es el confinamiento de por vida en el circo.
Existen circos en todo el mundo que, tras revisiones policiales, han visto confiscados sus animales por no cumplir con los documentos oficiales reglamentarios. El tráfico de animales es uno de los enemigos de la biodiversidad, y promueve un negocio sucio que hace presa de los animales silvestres, especialmente en países pobres o en vías de desarrollo.
Cuando los animales se ven obligados a pasar mucho tiempo atados o enjaulados, estos desarrollan comportamientos anormales que indican que están sufriendo por causa de las malas condiciones de vida.
Los animales de circo suelen vivir en jaulas pequeñas que les dan poca capacidad de movimiento, o permanecen la mayor parte del día atados al suelo. Esto les impide desarrollar sus comportamientos naturales y, en consecuencia, les provoca frustración.
Según los estudios de Animal Defenders International (ADI) sobre las prácticas de los circos a nivel internacional: los caballos y ponis pasan hasta el 96% del tiempo atados a cuerdas de poca longitud; los tigres y leones pasan entre el 75 y el 99% del tiempo en jaulas situadas en los camiones y los elefantes pasan desde el 58 al 98% del tiempo encadenados al menos de una pierna.