Darío Ramírez
08/12/2016 - 12:00 am
Desaparecer el dinero público para publicidad oficial
Quitarle el dinero público a los gobernantes para que dejen de gastarlo en propaganda es la única vía. Porque Duarte no fue o es el único que gasta esas millonadas, créamelo.
El dinero público destinado a comprar publicidad oficial de gobernantes debería estar prohibido. Debe de desaparecer. El tema de subsidios a medios de comunicación por razones de interés público es un tema relevante, pero se tiene que partir de quitarle la facultad a los gobernantes para que no gasten -con completa discrecionalidad- el dinero público para la compra de propaganda.
No es un tema de información pública. Es un tema de propaganda. Es un tema de recursos públicos para favorecer el interés personal o de grupo. Eso debe estar prohibido. Los gobernantes, insaciables por buscar popularidad para su siguiente trampolín político, argumentarán que es su derecho informar cuántos puentes hicieron, caminos pavimentados o desayunos escolares repartieron. Para ello deberán estar los medios públicos y tiempos de estado cuya función –entre otras- es informar temas de interés público sin tan groseros cargos al erario público.
La regulación de las partidas presupuestas para gasto en publicidad oficial es insuficiente. Aunque es necesario crear criterios para evitar la discrecionalidad en la compra de publicidad oficial a diferentes medios de comunicación, no es una herramienta los suficientemente fuerte para atajar el mal gasto en este rubro.
Ver al Gobernador de Chiapas anunciándose en la Ciudad de México. Ver al Gobernador de Morelos anunciándose en Tijuana; o al de Puebla promoviendo su imagen en Monterrey es al cinismo que hemos llegado. Con nuestro dinero pagan propaganda que enaltece su imagen. Es dinero mal gastado. Es dinero público que se podría gastar en otros rubros para el desarrollo social.
El dinero en publicidad oficial es la nueva caja chica de los gobernantes.
Javier Duarte, hoy prófugo, gastó, según Reforma: 8 mil 727 millones de pesos, más de 4 millones diarios, en pagos a medios de comunicación durante su gestión para promover su imagen y promocionar las acciones de gobierno. Continúa la información de Reforma: en 2011, 2012 y 2013, cuando la coordinadora de Comunicación Social era Gina Domínguez, el Gobierno de Veracruz gastó en medios 5 mil 96.7 millones de pesos, que representan el 58 por ciento del total del gasto.
En 2014, durante la gestión de Alberto Silva, quien actualmente es Diputado federal, se contrató propaganda por un monto de 2 mil 795.2 millones de pesos, que representan el 34 por ciento del total, y que es el mayor monto contratado en un año.
Para que el gobierno compre tiene que haber alguien a quien le compre publicidad. El otro lado del problema: los medios de comunicación y su transparencia.
Según la nota de Reforma “La mayor parte de los recursos, 2 mil 736.7 millones de pesos, se destinaron a la contratación de espacios en televisión tanto a nivel nacional como local, de los cuales se deben 307 millones.
A medios impresos se destinaron 2 mil 639.8 millones de pesos, entre ellos Prensa Heraldo-Grupo Samhe, con 309 millones; Grupo Mac-Maccise / Reporte Índigo, con 207 millones, y la OEM, con 205 millones.
En radio se contrataron espacios por mil 304 millones de pesos, en tanto que a portales web se destinaron 290.4 millones de pesos.”
Si usted alguna vez se preguntaba ¿dónde estaban algunos medios mientras Javier Duarte saqueaba al estado? Ahí tiene parte de su respuesta. Recibiendo 4 millones de pesos de dinero público diarios para insertar su imagen para consumo masivo.
Al prohibir la compra de publicidad oficial (dígase propaganda) muchos medios desaparecerán. Es cierto. Decenas de decenas de medios de comunicación dependen exclusivamente de la publicidad oficial. No importan si su periodismo responde al interés público y ético de la profesión; no importa si hacen buen o mal periodismo: sus contratos están dados. No hay ningún incentivo para la credibilidad periodística porque no depende de esta el factor financiero. A poca credibilidad, igual ingreso económico.
El dinero público se vuelve el motor censor desde el gobierno. Es a través del dinero como se negocian, modifican, inventan contenidos editoriales.
Lo que tiene moribundo el periodismo en México es el dinero público. El sistema de medios que tenemos se basa en la dádiva gubernamental e intereses de grupo. Es a través del intercambio/trueque de dinero público por contenido favorable, por línea editorial tendenciosa o por foto acordada donde se desbarranca nuestro periodismo.
El sistema de medios, los modelos de negocios tienen que cambiar. El actual –a costa del dinero público- es insostenible. La creación de medios patito para pagar o enaltecer gracias a contratos multimillonarios tiene que ser erradicado.
Crear más burocracia, como un instituto para repartir dinero para propaganda, es innecesario. No se necesita más burocracia ni más propaganda. Ahora bien, debe de quedar claro que hablo –y he hablado- de propaganda de líderes. No de información pública que tiene que dar gobiernos e instituciones como: campañas de vacunación, inscripción escolar, asuntos cívicos de toda índole. Esas son campañas de interés público que nada tiene que ver con la adoración a una imagen.
Quitarle el dinero público a los gobernantes para que dejen de gastarlo en propaganda es la única vía. Porque Duarte no fue o es el único que gasta esas millonadas, créamelo.
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