MÉXICO: UN SISTEMA DE SALUD DESMANTELADO

07/04/2014 - 12:00 am

Entre 1982 y 1995, el gobierno federal decidió descentralizar los servicios médicos. Las entidades federativas se convirtieron en administradoras de los centros sanitarios en sus demarcaciones y, en los hechos, el dinero se quedó en el gobierno federal. Hoy se pagan esas políticas públicas y las que vinieron a continuación. Hay 83 mil 37 camas para 112 millones de habitantes; hay tres médicos por cada dos mil ciudadanos, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es de entre dos o tres por cada mil. Esa es la realidad. Ahora se entiende por qué 931 mexicanas han dado a luz en la banqueta de los hospitales públicos....

Captura de pantalla 2014-04-06 a la(s) 12.48.55
Nancy Salgado dio a luz a su hija en la banqueta del hospital Pilar Sánchez Villavicencio, en Huajuapan de León, Oaxaca. Foto: Youtube

Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).– En el amanecer del 2 de octubre de 2013, Irma López, mujer mazateca, da a luz en el patio de un hospital en San Felipe Jalpa, Oaxaca, a un niño de dos kilos 400 gramos. Había llegado con dolores de parto, de noche, acompañada por su esposo. La clínica está en paro laboral. Los pocos médicos ahí dicen que no le entienden…

El 27 de enero de 2014, en Huajuapan de León, Oaxaca, Nancy Salgado López, de 21 años, da a luz a su hija en la banqueta de urgencias del hospital Pilar Sánchez Villavicencio…

El 20 de marzo de 2014, Juana García Jiménez alumbra en la calle, frente a la clínica de Ejutla de Crespo, en el Valle Central, porque ahí una situación llevó a la otra: no había médicos y el centro estaba cerrado. Habían pasado seis días desde que el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, había anunciado la firma del Convenio para la Atención Integral en los Servicios Obstétricos con Cero Rechazo a las Mujeres Embarazadas…

El 19 de febrero de 2014, Silvia Francisco pierde a su hijo. Durante cinco horas le niegan la atención en un centro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el municipio de Matías Romero, en el Istmo de Tehuantepec…

Y así, hasta completar 11 historias en Oaxaca, dos en Tabasco, una en Guerrero, otra en Chiapas, una más en Puebla y la otra en Yucatán en menos de un semestre.

Y así, hasta completar 931 al año en México, según la Secretaría de Salud (SSA).

Y así, hasta conformar un largo catálogo de escenarios del parto en México: la calle, la banqueta, los automóviles, los baños, las salas de espera o los patios de los hospitales.

***

Son las mujeres parturientas quienes están pagando la crisis del sector salud en México. Tanto, que por primera vez, el 27 de marzo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aceptó abordar el problema en una audiencia a instancias de las Organizaciones No Gubernamentales, GIRE, Parto Libre y Sakil Nichim Anzetik.

Parir en México tiene obstáculos. Y de ello, cada día se reúnen más pruebas. La principal se encuentra en el déficit del sector. Por cada dos mil habitantes en el territorio nacional hay tres médicos, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de entre dos o tres por cada mil habitantes. El desequilibrio es más crítico en cuanto al personal paramédico (enfermeras y auxiliares): hay 302 mil enfermeras para los más de 112 millones de habitantes de la República y una proyección de Axa Seguros indica que México requerirá otras 200 mil para 2020 y aún no existen condiciones para su formación. La carencia de enfermeras alcanzó su tope mínimo en la administración de Vicente Fox Quesada (2000-2006).

El número de profesionales en los hospitales es el más bajo de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en comparación con un promedio de los países miembros del organismo de casi cuatro, según el documento “Estudios de la OCDE sobre los sistemas de salud”.

Si el microcosmos es Oaxaca, de los 20 mil médicos ahí censados por el Sindicato Independiente de la Salud, siete mil tienen un tipo de contrato a través del cual reciben la mitad de su ingreso. El sueldo base es de seis mil pesos. Casi todos realizan dobles jornadas.

Con apoyo en la estadística oficial del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, los informes de gobierno, estudios universitarios y especialistas, Sin Embargo revisó la política pública sexenal para encontrar la trama detrás de este crítico presente. El meollo del caos está ubicado para los especialistas del sector entre 1982 y 1995 cuando  el gobierno federal realizó un proceso de descentralización de los servicios de salud.

Gustavo Leal Fernández, investigador del área de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), expresa: “Se descentralizó la basura. Los carros viejos. El material inservible. El Estado se quedó con las plazas y con los recursos financieros. Con el paso del tiempo, las entidades federativas tuvieron que encarar el deterioro como pudieron. Además, cada administración tomaba decisiones sin diagnóstico sobre las ruinas del sector”.

En el documento “Propuesta para la Mesa de Gasto de la Convención Nacional Hacendaria”, el equipo de Fundar expuso en 2004: “… Los resultados han sido inversos… [Se observa] una profundización de la desigualdad, más ineficiencia en la prestación de los servicios, confusión con respecto a las atribuciones de los distintos niveles de gobierno, no se ha logrado combatir la dependencia de los estados hacia la federación y (la descentralización) ha creado mayores vacíos en términos de rendición de cuentas”.

Con excepción de la muerte de José Sánchez Carrasco a las puertas del Hospital General de Guaymas, Sonora, el deterioro de la salud pública se ha visto a través del prisma de las mujeres. Regina Tamés, directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) expone que hay un eje que atraviesa a esta circunstancia: la discriminación que redunda en violencia gineco-obstetricia.

De este pedazo de realidad nadie se quiere hacer cargo. Los médicos en las entidades federativas alegan lo evidente: no hay infraestructura, no hay buenos sueldos, no hay material quirúrgico y  los centros de salud se caen de viejos.

El gobierno federal –con la cartera a cargo de Mercedes Juan López– ha respondido con la propuesta de conformar una Procuraduría para evitar el rechazo de las mujeres a las puertas de los nosocomios.

El Partido Acción Nacional (PAN) pide incluso la penalización para los médicos que nieguen acceso a una mujer a punto de dar a luz. En el Senado de la República se encuentran dos iniciativas de ese partido, una es para modificar el artículo 469 de la Ley General de Salud y la otra para cambiar el artículo 230 del Código Penal Federal con las que se propone considerar como delito la negación de la atención médica.

Como un compás activo, el dibujo del círculo no para. Pasa por cada uno de los involucrados pero se detiene en la frase exclamada con desesperación por la directora del Hospital Regional de Especialidades de la Mujer de Tabasco donde una adolescente sufrió un aborto en un baño: “No tenemos capacidad”.

LOS SEXENIOS

1982-1988

Guillermo Soberón Acevedo.  Foto: Cuartoscuro
Guillermo Soberón Acevedo. Foto: Cuartoscuro

Han pasado cuatro años desde que Guillermo Soberón Acevedo se enfrentó a los trabajadores en huelga del naciente Sindicato de Trabajadores Universitarios de la UNAM (STUNAM). Los ha acusado de despojo de la máxima casa de estudios. Y por ello, el 7 de julio de 1977, la policía invadió los campus universitarios. Cientos de trabajadores fueron detenidos. Su liberación ocurrió en forma paulatina porque no hubo acusación válida para ninguno. Las columnas políticas en la hemeroteca coinciden en que a Guillermo Soberón le toca la Secretaría de Educación Pública (SEP) porque el Presidente desea darle “un premio” por “una exitosa gestión” en la Universidad Nacional Autónoma de México. No ocurre. Jesús Reyes Heroles es nombrado para el despacho de la calle de Brasil y ahí se mantendrá hasta el final de sus días. Es Guillermo Soberón quien ocupa la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA). Logrará cambios fundamentales: será reformado el artículo 2 constitucional para consagrar el derecho a la salud, surgirá el Sistema Nacional de Salud (SNS) y la dependencia cambiará de nombre a Secretaría de Salud (SSA). Con este esquema, empezará la descentralización de los servicios en 14 estados de la República Mexicana.

Es 1985 y tiembla en la Ciudad de México. Se cae una parte del Centro Médico Siglo XXI. El gobierno federal no invierte en la reconstrucción de los hospitales dañados, pese a la petición de un grupo de médicos (petición documentada por el investigador de la UAM, Gustavo Leal). Ese año se constituye como asociación civil la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) y a partir de este momento, será actor dominante en la escena de decisiones de la salud pública mexicana (Abrantes 2010, Salubristas y neosalubristas en la reforma de Estado, Colmex). A partir de ahora y sólo con excepción del sexenio salinista, se dirá que no hay política pública ni decisión que no pase por el consejo rector de la organización. El modelo propuesto desde esta fundación es el avalado por el Banco Mundial: “Competencia administrada o regulada”. Firman el acta constitutiva, entre otros, Lorenzo Servitje, Carlos Abedrop y Rubén Aguilar Monteverde. En 1982, hay 10 mil 166 unidades médicas y 59 mil 66 camas disponibles en todos los servicios de salud pública. El sexenio concluirá con 11 mil 964 unidades médicas y 59 mil 552 camas. Si al arrancar esta administración había 65 mil 220 médicos, el sexenio concluye con 89 mil 130. La población alcanzará los 82 millones (Censo Inegi, 1990).

1988-1994

Jesús Kumate Rodríguez. Foto: Cuartoscuro
Jesús Kumate Rodríguez. Foto: Cuartoscuro

Hay un pendiente. El de completar la descentralización en el resto de estados. Pero Jesús Kumate Rodríguez, nacido en 1924 en Mazatlán, Sinaloa, y egresado de la Escuela Médico Militar en 1946, se comporta como Quijote frente los Molinos de Viento. Extiende la Cartilla Nacional de Vacunación y distribuye en forma masiva a nivel nacional los sobres Vida Suero Oral para prevenir la deshidratación por enfermedades diarréicas. ¿Qué le hace falta al Doctor Kumate? Dinero. ¿Dónde están los recursos? En el Programa Nacional de Solidaridad, estrella del Presidente Carlos Salinas de Gortari. El gasto en desarrollo social a través del programa pasa de 6.3 por ciento del PIB en 1988 a 10.2 por ciento en 1994 (Datos de la Secretaría de Hacienda). El de Salud es de 2.5 por ciento en 1992 y así se mantiene hasta 1994 (Boletín del Conapo del 3 de abril de 2007). De modo que la descentralización se suspende en 1989 y no será retomada hasta 1995. Además del dinero, la otra ausencia es la visión de género. En 1993 es iniciada la recomendación de tomar ácido fólico para las mujeres fértiles con el fin de prevenir los defectos del nacimiento relacionados con el cierre del tubo neural, pero la política no es acompañada con campañas informativas. A la píldora pocas mujeres la conocen. Empezará a difundirse en 2006. En ese impasse surgirá un panorama de desastre: un promedio anual de 40 mil nacidos con discapacidades, de los cuales fallece la mitad, según calcula la propia Secretaría de Salud. Kumate, afecto a pronunciar frases memorables, dirá al final: “Me tocó resolver los asuntos fáciles y aún quedan los difíciles”. Al principio, había dicho: “Es preciso pagar la deuda sanitaria acumulada en los últimos cinco siglos”. Cuando concluye el sexenio, hay 14 mil 947 unidades médicas y 74 mil 642 camas disponibles. Los médicos son 114 mil 329. La población rondará los 90 millones (Conteo de Población y Vivienda, 1995).

1994-2000

Juan Ramón de la Fuente. Foto: Cuartoscuro
Juan Ramón de la Fuente. Foto: Cuartoscuro

Juan Ramón de la Fuente se ha colocado en un sitio prestigiado en la esfera de la Psiquiatría. Apenas en 1989 ganó el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias. Es hijo del connotado neuropsiquiatra y miembro del Colegio Nacional, Ramón de la Fuente y de la historiadora miembro de número de la Academia Mexicana de Historia, Beatriz Ramírez. Él egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y se especializó en Psiquiatría en la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, Estados Unidos. Cuando Ernesto Zedillo Ponce de León lo nombra Secretario de Salud tiene 43 años y está  frente al reto de concluir la descentralización del sector. El escenario parece ad hoc: Luis Téllez se ha convertido en jefe de asesores del Presidente Ernesto Zedillo y se mantiene cercano a la Funsalud, donde ahora es director Guillermo Soberón. Tanto De la Fuente como Téllez y Soberón impulsan la reforma. Hay un alfil: Mercedes Juan López, quien funge como secretaria del Consejo Nacional de Salud, el órgano a través del cual el proceso será concluido.

En el ambiente coyuntural, el Banco Mundial ha dejado sentada una nota de Estrategia sobre las conveniencias para la seguridad social en México. De modo que en 1995 se reforma el sistema de pensiones con la ley del IMSS, se emplean los fondos que le facilita ese organismo internacional para implantar el Paquete Básico de Servicios de Salud y por fin, la descentralización, que había sido suspendida en 1989, es concluida. El siglo se inicia en México con 19 mil 99 unidades médicas y 75 mil 303 camas disponibles. En los hospitales locales se empieza a emitir la queja de que no hay dinero. Y, al parecer, la Medicina ha dejado de ser una carrera con demanda: hay 140 mil  629 médicos, personal que se incrementó apenas con 26 mil 300 profesionales en seis años. La población alcanzará 91 millones (Conteo de Población y Vivienda, 1995).

A un año de concluir el sexenio, es nombrado como Secretario de Salud, José Antonio González Fernández, el primer abogado en la historia de la SSA. Apenas con un mes en la dependencia, reconoce: “El paquete Básico de Servicios Esenciales no ha sido suficiente. Se requieren mayores recursos económicos para mantenimiento y ampliación de la infraestructura hospitalaria, así como el compromiso de las entidades federativas para el buen funcionamiento del sistema sanitario”.

2000-2006

Julio Frenk Mora. Foto: Cuartoscuro
Julio Frenk Mora. Foto: Cuartoscuro

Es 2003 y el sector salud está en crisis: el desabasto de medicamentos ha alcanzado el 30 por ciento en las unidades del IMSS, el ISSSTE y la SSA. El de personal médico es de 45 por ciento. Faltan atiretrovirales para los portadores de VIH. Y no hay anticonceptivos ni ácido fólico para el total de mujeres en edad reproductiva (Glosa del tercer informe de gobierno de Vicente Fox). 16.5 millones de mujeres no tienen acceso a anticonceptivos tomados. Ocurren 35 mil 200 partos cada año, mil 500 abortos, cinco mil muertes intrauterinas y 17 muertes maternas. “El sistema de salud no se privatizará. La propuesta es, más bien, democratizar y mejorar los servicios, lo cual implica la participación de la sociedad; dar voz a la gente en la toma de decisiones'', dice Julio Frenk Mora al asumir la Secretaría de Salud el 1 de diciembre de 2000. Graduado en Medicina, con especializaciones en la UNAM en 1979 y la Universidad de Michigan en 1981, así como doctorado en 1983 en Organización del cuidado México y Sociología por esa universidad estadounidense, sus palabras van a diferir de sus acciones políticas. El 1 de enero de 2004 entra en vigor la reforma a la Ley General de Salud que permite el Sistema de Protección Social en Salud (SPSS), cuyo nombre popular es Seguro Popular. Julio Frenk escribe el libro “Economía y Salud” donde justifica el programa. Lo edita la Funsalud. El programa pretende brindar servicios médicos gratuitos a 52 millones de mexicanos sin seguridad social a través de financiamiento estatal y federal. Las reglas implican que los estados presenten ciertos requisitos para recibir dinero. El recurso llegará a los secretarios de finanzas y a los gobernadores de los estados, pero no al secretario de salud. No hay diagnóstico. Críticos como Gustavo Leal, desde la UAM, verán que una vez descentralizados los servicios de salud, el Seguro Popular correrá el riesgo de mancharse con corrupción. Y ocurre: medicamento no surtido, proveedurías vendidas a médicos, cobros dobles de las consultas y en general desvío de recursos serán detectados en todas las entidades de la la República en mayor o menor grado.

Casi al final del sexenio, una decisión política de Frenk, topa con pared. En mayo de 2004, México firma el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud. El instrumento exige a los gobiernos adherentes un duro control de la industria y los fumadores. Pero el gobierno –la mano de Frenk Mora– firma en Los Pinos un acuerdo llamado Peso por Cajetilla, el cual beneficia a las tabacaleras y retrasa los mandatos de la OMS. Los empresarios del cigarro aceptan cobrar a los consumidores un importe por cajetilla y depositarlo en un fondo especial de la SSA. Quieren recabar 350 millones de dólares para atender las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. A cambio, no se aumentarán impuestos. El gobierno presenta una campaña contra el tabaquismo (boletín número 256 de mayo de 2006) llamada “El Paraíso de los fumadores”. El despliegue rompe con el esquema de abordar los temas de salud con mensajes directos de los daños físicos que ocasiona el cigarro y en cambio, muestra el disfrute. Al final indica: “Fumar mata”. Las acciones de Julio Frenk han llamado tanto la atención que lograron descarrilar su candidatura a la OMS en 2006. Al final, el sector no crece en capacidad instalada: concluye en 20 mil 560 unidades médicas y 75 mil 364 camas. La población es de 100 millones (Conteo de Población y Vivienda, 2005).

2006-2012

José Ángel Córdova Villalobos. Foto: Cuartoscuro
José Ángel Córdova Villalobos. Foto: Cuartoscuro

“A la gente la salud ya no le preocupa”. Son las palabras de Felipe Calderón Hinojosa en Los Pinos en la conmemoración del Día del Médico en 2011. Frente al espejo de la realidad, están a punto de sumarse 500 mil fallecimientos por Diabetes en el país (Organización El Poder del Consumidor). Y es que durante el sexenio, un problema amenaza: la obesidad. En estos seis años el número de diabéticos diagnosticados pasó de 4.3 millones a 6.4; otros 6.4 la padecen aunque todavía no están enterados. Del gobierno no hay nada. Ni campañas mediáticas ni política pública. En el sexenio hay dos secretarios: José Ángel Córdova Villalobos (2006-2011) y Salomón Chertorivski Woldenberg (2011-2012). Ninguno proviene de Funsalud, pero coinciden con las políticas, según su firma en un artículo en la revista británica The Lancet. El Seguro Popular se orienta a la protección materno-infantil. Surge el Seguro para una nueva Generación y Embarazo Saludable que no implica derechos. Córdova Villalobos, un médico egresado de la Universidad de Guanajuato, director de la misma de 1990 a 1997 y diputado federal por el PAN de 2003 a 2006, le toca encarar el brote de gripe AH1N1 lo que le vale en 2009 la condecoración de Caballero de Honor de Francia. En cambio, su antecesor, Julio Frenk Mora, es acusado ante la PGR por la compra de una reserva de vacunas para la Influenza y que en 2009 no fue ocupada. De acuerdo con la denuncia presentada por el Colegio Mexicano de Instituciones de Salud, el funcionario gastó 133 millones de pesos en el lote. La adquisición a granel fue presuntamente avalada por Mercedes Juan, quien entonces fungía como secretaria del Consejo de Salubridad. En 2011, el Inegi brinda el último dato sobre la capacidad instalada: 21 mil 973 unidades médicas y 83 mil 37 camas. La población ha llegado a los 112 millones.

2012

 Mercedes Juan López. Foto: Cuartoscuro
Mercedes Juan López. Foto: Cuartoscuro

La salud de los mexicanos fue un tema ausente en la campaña presidencial de 2012. Una vez en el gobierno, Enrique Peña Nieto, a través del Pacto por México, acuerda la seguridad social universal en salud, un esquema para proteger a quienes están en la informalidad. Implica recortar las prestaciones integrales en los catálogos en el Seguro de Enfermedad y Maternidad del IMSS y en el Seguro del ISSSTE a un conjunto de derechos exigibles. Lo que hará Mercedes Juan López, quien en esta trama se encuentra desde 1985 al lado de Guillermo Soberón en Funsalud, aún no está claro. El 13 de marzo anunció la creación de una Procuraduría de la Salud para que se encargue de vigilar y evaluar el cumplimiento de este derecho constitucional. Pese a ser una de las únicas tres mujeres en el gobierno federal, no ha presentado una política de género.

De cómo están los hospitales en el territorio nacional no hay ningún diagnóstico disponible en ninguna instancia.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video